29 abril, 2024

EL CAMPEÓN OLÍMPICO QUE SUPO SUPERAR DOS MOMENTOS CRÍTICOS EN SU VIDA – Historias de los Juegos

Daniel-André Tande no está en estas páginas por haberse proclamado campeón olímpico y mundial de saltos de esquí, sino por haber superado dos momentos críticos de su vida y es ese espíritu el que nos atrae de su personalidad y su carrera.

Foto de Getty Images

Este noruego ya se había proclamado campeón olímpico por equipos en los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchang cuando dos inusuales y lamentables hechos le acaecieron. El primero de ellos, cronológicamente hablando, le dio ya un gran susto, porque hablamos del siempre delicado tema de la salud. Se estaba preparando para una nueva temporada de saltos de esquí cuando, pocos meses después de ganar el oro olímpico, una mañana encontró que tenía severas dificultades para respirar tras despertarse. Le dio incluso un ataque de pánico y pensó en llamar a una ambulancia pero finalmente acudió a urgencias en un taxi. Acabó quedándose hospitalizado una semana y media. Los médicos habían descubierto que tenía una de esas raras enfermedades que parecen no tocar a nadie que conozcamos, en su caso el llamado síndrome de Stevens-Johnson, que provoca que el sistema inmunitario ataque a sus propias células. Afecta a la piel, cuya capa superior afectada muere y se desprende. En el caso de Daniel-André también le afectó a las membranas mucosas, ojos y nariz. En la boca tenía una gran herida que le impedía comer, lo que además provocó que perdiera mucho peso -algo que indudablemente afecta a un deportista-. Afortunadamente acudió pronto al médico porque de haber esperado y haberse extendido al 10% de su piel las posibilidades de morir eran de un 30%. Eso le ocurrió un mes de junio, para septiembre ya estaba entrenando tras superar todos sus temas de salud.

Su caída. Foto de Reuters

Bueno, ya tenemos a Tande recuperado y de vuelta en la élite, formando parte de un equipo noruego (siempre potente en este deporte) con el que seguía ganando medallas. Pero la mala suerte se volvió a cebar en él. Nos trasladamos en el tiempo hasta llegar a marzo de 2021. El noruego está entrenando en Planica, Eslovenia, de cara a una nueva prueba de la Copa del Mundo y entonces choca contra el duro suelo en uno de sus saltos. Este resultado, nunca deseado, sucedió a consecuencia de lo ocurrido durante la fase de vuelo: estando en el aire corrigió mal su forma. Un ligero ajuste le desequilibró. Había alejado su esquí izquierdo demasiado del cuerpo y el tortazo con la nieve al caer fue tremendo. Enseguida fue atendido por los servicios médicos. Su entrenador -que estaba presente- se temió lo peor, porque el saltador estaba inconsciente tras una fea caída. Durante treinta minutos fue atendido hasta que un helicóptero se lo llevó a un hospital, donde fue inducido al coma. El saltador había sufrido cuatro hemorragias cerebrales, dos huesos rotos de su clavícula y un pinchazo en un pulmón.

Dentro de la gravedad, aún tuvo suerte, porque de haber ocurrido las hemorragias cerebrales en la parte izquierda de su cerebro le habrían afectado a la personalidad y se habría despertado como una persona distinta. Afortunadamente todo acabó saliendo bien, trámite operaciones, colocación de diez tornillos de titanio, etc. Y sí, Tande tuvo una nueva ocasión para levantarse, sobreponerse, superarse y volver no ya a una vida normal, sino a los entrenamientos, las competiciones…y las medallas, que siguió consiguiendo. Seguramente hubiera preferido no tener esta segunda oportunidad de demostrarse a sí mismo y a todos su capacidad de superación…o sí, tal vez pasar por estos traumáticos trámites le han dado una mayor fuerza en todos los sentidos y habrán aumentado ese gen competitivo que sin duda posee.

Foto de Berkutschi



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