5 mayo, 2024

No existe un programa que desarrolle campeones de Grand Slam

Aunque lleva 40 años viviendo en Estados Unidos, el corazón de José Higueras sigue estando en España. Su visita a Barcelona esta semana hizo posible una de esas entrevistas soñadas por cualquier redactor.

Si hicieran un documental de José Higueras (Granada, 1953), el relato estaría claramente partido en dos bloques. España y Estados Unidos. Jugador y entrenador. El elemento común que siempre encontraríamos sería el tenis, una pasión que le ha acompañado toda la vida y le ha llevado a vivir momentos inolvidables. ¿Cuántos hay que puedan presumir de haber sido #6 del mundo y dos veces semifinalista de Roland Garros? ¿Cuántos hay que hayan entrenado a Federer, Chang, Courier, Sampras o Moyá? ¿Y que hayan liderado el programa de desarrollo del tenis estadounidense?

No era la primera vez que entrevistaba a Higueras en Punto de Break, pero sí es la primera que pude llamarle ‘Pepe’ en persona, con la confianza que solo te ofrecen las distancias cortas. Aprovechando la clásica reunión de ex jugadores españoles de Copa Davis en el Conde de Godó, la sonrisa del granadino tiene un brillo diferente a las demás, es lo que tiene no haber pisado este torneo en los últimos 35 años. Su amabilidad y su fluidez para saltar de tema en tema hacen que la charla sea exquisita, aunque con un invitado de tal calibre es imposible que las cosas salgan mal.

Qué felicidad encontrarse con antiguos compañeros.

¡Totalmente! En mi caso, al no vivir aquí, más todavía. Hay jugadores que no veía desde hacía 35 años, así que me ha hecho mucha ilusión. La principal razón por la que he venido ha sido por esta reunión y por el 125 aniversario del club. Aquí empecé a trabajar a los 9 años de recogepelotas, esta es mi casa.

¿Te quedó la espina de no ganar aquí?

Por el motivo que sea, nunca pude jugar bien aquí, ni siquiera en mis mejores años. En Madrid jugué bien el año que gané el torneo, pero aquí, en mi club, nunca fui capaz. Aún así tengo buenos recuerdos, dormía en mi cama y comía en casa con mi madre, así que siempre era una buena semana.

¿Quizá por la presión que te ponías?

Puede ser, mirando un poco más atrás, posiblemente fuera la expectativa que tenía, siempre era superior a la que debía ponerme. No jugaba con esa tranquilidad, aunque también perdí con gente muy buena, aquí perdí dos años con Björn Borg en esa época donde no le ganaba nadie.

Mirando tu palmarés, siempre pienso que se habla poco de ti en los debates del tenis español.

Por mi manera de ser, realmente no me preocupa mucho todos esos temas, pero lo considero como algo normal. Hace 40 años que vivo en Estados Unidos, aunque venga mucho a Barcelona no vivo el día a día, no estoy conectado como antes, no es lo mismo. Digamos que allí he hecho otra carrera que también me ha ido muy bien, así que contento con los dos lados, cero reproches.

Reunión jugadores Copa Davis en el Conde de Godó 2024.

 

¿Te sientes más de aquí o de allí?

Yo soy español y me moriré español […] Las raíces son las raíces: cuando yo pienso en casa, pienso en España. Obviamente, estoy muy feliz en Estados Unidos con mi familia, amo el lugar donde vivo, pero no se puede cambiar el lugar donde naciste. Y yo he nacido aquí.

De esa mezcla hispano-americana, ¿con qué te quedas?

Es muy interesante el carácter americano, aunque allí la comida es muy diferente, en esto no hay debate (risas). Con los años que he ido viajando, una cosa que he aprendido es que, al principio, tenía la mente bastante cerrada, todo lo que no era español no era bueno para mí. Luego aprendes que hay cosas buenas y no tan buenas en todos lados. En Estados Unidos, por ejemplo, hay cosas que me gustan mucho y otras que me gustan menos, igual que aquí en España.

¿Qué aspecto americano traerías a España?

Son un poco más independientes, la mentalidad americana es diferente. A mí esto me ayudó mucho, cuando fui a Estados Unidos tuve algunos problemas importantes en España con la prensa, en aquella época era todo diferente, las críticas eran bastante despiadadas. Sufrí de hepatitis, estuve enfermo durante dos años, apenas pude jugar, así que me fui para allá, donde no me conocía nadie. Lo que me encontré fue una sociedad muy positiva, eso me ayudó muchísimo. Allí las personas son un poco más independientes, no están tan pendientes de lo que hacen los demás, cada uno está a sus cosas. Pero bueno, reconozco que a mí también me gusta el corrillo que se forma aquí, por eso digo que me gustan cosas de los dos países, intento quedarme con lo mejor de cada sitio.

¿Qué te pasó con la prensa?

Era una época complicada, si puedes sacar algún recorte verás que era un momento difícil, Franco vivía todavía, fue bastante duro. Me sabe mal decirlo, pero a mí me ayudó muchísimo irme a Estados Unidos. Más allá de la cuestión anímica, también me ayudó en mi tenis, porque yo era un jugador estrictamente de tierra batida, pero cuando llegué a EE.UU. no había una sola pista de tierra, así que no me quedó otra que aprender a jugar en pista rápida. Me empujó a otra dimensión con mi tenis, por eso mi mejor tenis lo saqué a partir de los 30 años. También me ayudó en mi faceta de entrenador a la hora de enseñar en más de una superficie, aunque ahora todo se ha estandarizado bastante, se juega prácticamente igual en París que en Wimbledon.

No tuvo que ser fácil dejar tu país.

No me fui porque sí, allí me casé con una mujer americana, así que cuando pasaba tiempo allí, notaba que mi cabeza funcionaba mejor, sin esas voces martilleándome todo el tiempo, así que fue una transición natural. Me empecé a sentir cada día más cómodo, luego llegaron mis hijos y así hasta ahora.

José Higueras en su etapa como jugador.

 

Si comparamos tu carrera de jugador con la de entrenador, ¿dónde fuiste mejor?

Como jugador nunca gané un Grand Slam, es verdad que como entrenador tampoco, pero he trabajado con jugadores que sí los han ganado. Estoy muy satisfecho con ambas carreras, pero el jugar no lo puede suplir nada. No importa a cuántos buenos jugadores entrenes o cuántos Grand Slams puedan ganar: estar dentro de la pista ante 15.000 personas es imposible de replicar. Para mí fue un reemplazo muy importante que me ayudó a seguir disfrutando del tenis.

¿A cuántos top10 has entrenado?

A un montón, no sé la cifra, pero también entrené a mucha gente que no ha llegado tan arriba. He conocido muchos entrenadores, algunos más famosos y otros menos, pero para mí el buen entrenador es aquel que saca el mayor provecho del jugador. A veces el mayor provecho es ser #150 del mundo: si el jugador tiene ese techo, pues ahí te quedas. También tuve la suerte de cruzarme con jugadores jóvenes de mucho talento, a partir de ahí todo es mucho más fácil porque la gente con talento quiere trabajar contigo.

¿Quién fue el primero de la lista?

El primer jugador con el que trabajé fue Mary Joe Fernández, que su padre era asturiano, pasé dos años magníficos con ella. Luego ya empecé con Michael Chang y Pete Sampras. ¿Qué pasa? Chang gana en París ese año, dos años después trabajo con Courier y también gana París. Se te hace más fácil cuando tienes éxito con un jugador, pero también tienes que tener algo de suerte para localizar el talento.

¿A quién pondrías como ejemplo de buen entrenador?

Aquí en España hay muy buenos entrenadores, tampoco quiero decir nombres porque seguro que me olvido alguno […] Te diría José Perlas, Gabriel Urpí, tenemos un montón de gente así que son buenísimos. Pero una vez más, si no te llega el jugador…

De tus 16 títulos individuales, 15 fueron en tierra batida. Está claro que te llamaron para enseñar a los americanos cómo jugar en esta superficie.

Es una misión que lleva su tiempo, allí hay una cultura diferente y muchas menos pistas de tierra batida. Cuando Chang ganó Roland Garros, hacía 54 años desde la última vez que un americano había quedado campeón. Luego Courier ganaría dos veces más, después Agassi, fue poco a poco. En los últimos 12 años, cuando me puse al cargo del programa de desarrollo, fueron llegaron varios juniors que ganaban Roland Garros. En realidad yo siempre he tratado que el jugador alcance su mejor versión posible, no que solo juegue bien de fondo, luego también hay que saber jugar en la red y a media pista. El objetivo final es perfeccionar todo eso.

José Higueras en su etapa como entrenador.

 

¿Qué jugador reúne todos esos elementos?

Para mí, Federer siempre tendrá el tenis más completo. Luego tenemos a Rafa, que nunca ha parado de mejorar en su carrera, pero la gente no entiende que Rafa sea uno de los mejores voleadores del circuito. Rafa no te falla ninguna volea fácil, sus porcentajes son brutales. Con Djokovic pasa un poco lo mismo, más con revés cortado o con dejadas. Ahora mismo me resulta muy refrescante tener un chico como Alcaraz, veníamos de una época en la que ya casi no se utilizaba la dejada, pero este chico empieza a hacer dejadas y, de repente, todos le copian. En el tenis puedes poner presión en diferentes partes de la pista, eso nunca va a cambiar.

Ahora lo de subir a la red ya se acabó.

Pero uno puede seguir yendo a la red, siempre y cuando sepas lo que estás haciendo.

Te pasan.

Tienes que ir con más ventaja, no puedes ir con un approach de revés cortado como iba Edberg. El porcentaje de presión sigue estando ahí, cuando estás 5-5 en el tercer set con bola de break y subes a la red con ventaja… a mí eso me apasiona.

¿Cómo empezaste a trabajar para la USTA?

Cuando estuve trabajando con Federer en 2008, me llamó Patrick McEnroe y me explicó que le habían dado el cargo de director, ahí me propuso hacerme cargo del programa de desarrollo. De entrada le dije que no, sabía perfectamente cómo funciona la USTA, llevaba cooperando con ellos desde 1989, pero siempre de manera independiente. Trabajaba 20-25 semanas con ellos, ayudando a jugadores, pero nunca full time porque sabía que no me darían el tiempo que necesitaba. Seis meses después, cuando Federer gana el US Open, la USTA me garantiza un período de 8-10 años para desarrollar el plan que yo quería, así que dejé de trabajar con Federer.

Perdona que te corte, Pepe. ¿Puede que seas el único entrenador de la historia que decidió dejar a Federer?

Hasta ese punto me gusta el tenis (risas). Pensé que con esa función podría impactar en mucha más gente, sobre todo en niños y entrenadores, lo hice por eso. Esto duró unos 6-7 años, que fue cuando salió toda la camada de nuevos jugadores. Hace dos años terminé con ellos.

Hace poco escribiste una carta denunciando el nuevo plan impuesto por la USTA, con muchísimos recortes en la base de la pirámide.

Cada presidente que llega quiere inventar la rueda y el de ahora se ha propuesto hacer unos recortes muy severos. Nosotros llevábamos más de 2.000 entrenadores por todo el país, hicimos una familia enorme con el programa, cooperábamos con ellos de manera personal. De repente, esta gente entra y nos cambia todos los presupuestos, están destrozando el sistema, perjudicando a muchísimos niños. No me quedó más remedio que escribir una carta bastante dura, de hecho, ya he recibido un par de llamadas diciéndome que quizá den marcha atrás, porque esto es hacerle un flaco favor al tenis.

¿Por qué retiran esa inversión?

La quitan porque sí, no es que necesiten dinero, porque si necesitas dinero lo sacas de donde sea. El US Open ganó el año pasado 820 millones de dólares, vendieron Cincinnati por 280 millones. No es cuestión de dinero, es solo que cambia el presidente, cambia la directiva, necesitan cambiar las cosas por cambiar. Conmigo el tenis se ha portado muy bien, la pregunta que me hago cada noche antes de ir a dormir es la misma: ¿El tenis estará orgulloso de mí o no? Esa respuesta me la tomo muy en serio, por eso siempre he tratado de hacer aquello que mayor bien le hiciera al tenis.

Patrick McEnroe junto a José Higueras.

 

A estos niveles existe muchísimas responsabilidad, no cualquiera vale.

En mi caso, este trabajo fue el más difícil que tuve en mi vida, en 5-6 años llegué a viajar un millón de millas por todo el país, por eso me duele tanto ver lo que está pasando, porque conozco a muchas personas que están ahí dentro y sé perfectamente la pasión que le ponen. Hasta mi mujer llegó a preguntarme por qué seguía dedicándome a esto, era algo que me consumía, hasta que lo dejé hace dos años.

¿Y qué haces ahora?

Nada, con mi familia, con mis nietos, mis caballos, pero sigo el tenis, lo voy a seguir siempre. Me cuesta salir de casa ahora mismo, lo reconozco. Puede que surja alguna cosa en el futuro, pero para hacer cualquier cosa primero tengo que sentir la energía para ello.

¿Te queda algo por hacer a nivel profesional?

Lo único que me gustaría seguir haciendo, en la medida que pueda, es luchar para que el tenis siga siendo cada día viable para más gente, sobre todo para los niños, que existan más oportunidades para aquellos que sueñan con este deporte. Esta es la razón por la que escribí la carta. Nosotros llegamos a tener más de 45.000 niños durante mi etapa al frente del programa. Tommy Paul, Frances Tiafoe, Taylor Fritz… todos estos salieron de ahí con 12 años. Íbamos a California, veíamos un chico que jugaba bastante bien, nos poníamos en contacto con su entrenador y empezábamos a trabajar juntos. Esta es la parte que más me gusta del tenis.

Y sin embargo, todavía no llegó el relevo de Andy Roddick.

Tres años después de empezar con este programa, la gente venía a decirme: ‘José, ¿dónde están los campeones de Grand Slam?’ La respuesta es bien sencilla: no hay un programa que desarrolle campeones de Grand Slam. Hay programas que desarrollan buenos jugadores, pero para ser ganador de Grand Slam tienes que tener unas aptitudes que muy pocas personas poseen. Si te llega el jugador, lo único que puedes hacer es trabajar y facilitarle el camino, pero no hay ningún programa que los pueda crear.

En la actualidad… ¿ves alguno que lo pueda conseguir?

Creo que Ben Shelton puede ganar un Grand Slam. Antes le tuve mucha fe a los Paul, Tiafoe y esta gente, eran los mejores juniors del mundo, pero después se perdieron durante tres años. Les llegó un poco de dinero y ya sabemos lo que pasa. Una vez se les acabaron todos esos contratos, empezaron a remar otra vez. Como tienen la habilidad, pues saben cómo hacerlo. ¿Pero ganar un Grand Slam? Shelton es un candidato: tiene el juego, el carácter y le gusta jugar.

La mirada de José Higueras al tenis actual.

 

Además de un buen entorno.

Totalmente, Bryan es buen amigo mío, hablamos a menudo. Son muy buena familia, muy buena gente, eso lo tiene cubierto.

¿Y trabajar para la RFET?

Es un poco tarde para mí (risas). Si me llaman o me preguntan algo estaré encantado de asesorar con lo que pueda, pero a nivel de estar 100% metido… complicado. Mis prioridades han cambiado por completo, ahora estoy centrado en la familia, algo que no pude cultivar durante todos estos años.

La gente habla de crisis del tenis español, ¿cómo lo ves?

Si miras la historia del tenis español en los últimos 30 años, después de nosotros llegaron los Ferrero, Costa, Moyà… hay infinidad de grandes jugadores. Muchos de ellos ganaron Grand Slams, pero es que los que no lo ganaron eran buenísimos igualmente. Antes, ganar un título de Grand Slam aquí en España suponía tener un carrerón increíble; ahora has ganado dos y todavía parece que no convences a todo el mundo. Somos muy afortunados de tener un chaval como Carlos Alcaraz, para mí es el mejor del mundo, pero ahora deberían centrarse en darle oportunidades a los niños que quieran jugar. El carácter español, en cualquier deporte, llama la atención por lo competitivos que somos, eso es algo innato.

¿Cantidad o calidad? ¿Tener un Nº1 o varios top30?

Sería bueno tener ambas, de hecho, creo que se puede tener los dos. Lo que no puedes es poner fecha para los dos. Tú puedes tener fecha con un buen programa para conseguir buenos jugadores, lo que no puedes es poner fecha para ganar un Grand Slam. Hay que intentar que el número de niños que estén jugando y quieran jugar sea el mayor posible, a partir de ahí solo puedes esperar a que te salga ese niño que tenga las capacidades para ganar un Grand Slam, porque no hay programa para crearlo.

Habrá que tener paciencia.

A mí no me preocupa la situación, lo que me preocupa es que no haya oportunidades para que los niños puedan desarrollarse. El mundo se ha vuelto muy materialista, cada vez hay menos sentimiento por la esencia de lo que significa el tenis, así que todo se complica un poco más.

José Higueras en su entrevista con Fernando Murciego.

 

Si el tenis requiere de sacrificio y disciplina, quizá se convierta en un deporte impracticable para esta sociedad.

Yo tengo una teoría: la necesidad es una gran motivación. No quiere decir que tengas que pasar por la pobreza o una guerra, pero tengo muy presente nuestra época con Santana, Orantes, Gimeno… todos éramos recogepelotas. Esa era la única vía que teníamos para llegar al tenis. Aparta de esto, creo que también ha cambiado mucho la relación que tienen los niños con el tenis cuando empiezan a jugar, cada vez hay menos entrenadores de vocación, es más un trabajo. Así es la sociedad de hoy en día, pasa en todo.

Es que el tenis es muy duro, Pepe.

Es durísimo, pero hay una diferencia importante. Puedes levantarme por la mañana y estar contento de ir a trabajar, estar feliz, excitado por lo que te espera… o puedes levantarme cabreado, sin ganas de ir a trabajar y pensando en el suelo que te llegará a fin de mes. Yo no lo critico, pero hay que vivir, la primera opción es mucho más divertida.

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