2 mayo, 2024

EL JINETE Y LA YEGUA MÁS EXITOSOS EN SALTO ECUESTRE EN JUEGOS OLÍMPICOS – Historias de los Juegos

Tocaba hablar de Hans Günter Winkler, el más brillante jinete olímpico en la competición de salto ecuestre. Pero antes de adentrarnos en su inigualable palmarés y el momento épico que protagonizó en los Juegos Olímpicos de Melbourne 56 contemos sus duros inicios. Nació en Alemania en 1926, así que como pueden deducir fácilmente la II Guerra Mundial le pilló en plena infancia/adolescencia. Su padre era un profesor de equitación al que le tocó luchar como soldado en la mencionada guerra. Falleció en la última semana de la misma. Hans Günter llegó a ser prisionero de guerra durante un breve periodo. Las desgracias familiares no acabaron ahí, puesto que la casa de su madre fue destruida durante un bombardeo. El joven Hans Günter tuvo que aportar dinero a la familia, una vez que su padre había muerto, trabajando en un establo, así como dando clases de montar a los americanos que ocuparon su zona. También trabajó como aprendiz en una tienda textil en Frankfurt al poco de acabar la guerra.

Con Halla en los Juegos Olímpicos de 1956. Foto de DPA

Como se le daban bien los caballos empezó a participar en competiciones de saltos, siendo su primera ocasión en 1948. Esa labor se completó con trabajar entrenando caballos e incluso haciendo labores de carpintero por las tardes. Eran tiempos duros. Y entonces se topó con Halla, una yegua que bien podría protagonizar este artículo y a la que Winkler llegó a describir como “mezcla de genio y cabra loca”. En un principio estaba previsto que Halla fuera destinada a las pruebas de concurso completo, pero finalmente se consideró que no era adecuada para tan dura tarea. Winkler pasó a ocuparse de ella y juntos dominarían el panorama olímpico.

El binomio tendría que haber debutado en sus primeros Juegos Olímpicos en los de Helsinki 52 pero eso no ocurrió ya que consideraron a Winkler como un profesional al ganarse la vida dando clases de hípica y por entonces estaba absolutamente prohibido el profesionalismo entre los participantes olímpicos. Pocos meses más tarde se le recalificó como amateur, pero ya había pasado los Juegos de ese año. Quedaban por delante los de Melbourne del 56, aunque las pruebas hípicas se tuvieron que celebrar en Estocolmo por restricciones de cuarentena a los caballos, los cuales no podían entrar en Australia. Y fue en esos Juegos donde Winkler realizó un esfuerzo épico que aún se recuerda: en el penúltimo obstáculo del primer recorrido de la prueba por equipos el jinete alemán sufrió un desgarro muscular en la ingle al ser lanzado al aire y caer violentamente sobre la silla de montar. Pese al gran dolor que sufría en esos momentos Winkler continuó hasta finalizar el recorrido sabedor de que, de retirarse, el equipo alemán quedaría eliminado. Hans Günter llegó a marearse, literalmente gritaba de dolor en cada obstáculo, pero acabó sin cometer ninguna falta. Quedaban pruebas por realizar pero se negó a tomar ningún medicamento para aminorar los dolores que sentía y otros efectos secundarios (como visión doble) porque pensaba que, de tomarlos, reducirían su capacidad mental. Se limitó a tomar café solo. Finalmente su esfuerzo se vio recompensado ganando el oro por equipos y también el individual en esa cita olímpica.

En Múnich 72. Foto de S. Simon/DPA

No acabaron ahí las gestas de Winkler y de Halla, pues en los siguientes Juegos, los de Roma 60, juntos ganaría una nueva medalla de oro, en la competición por equipos. Halla se convertiría así en el único equino en ganar tres medallas de oro olímpicas. La popularidad de la yegua era tal, que recibía toneladas de cartas…y de terrones de azúcar. Halla se retiró, pero Winkler continuó participando en Juegos Olímpicos, hasta cuatro más y ganando con Fidelitas oro en Tokio 64 por equipos, con Torphy oro en Múnich 72 y plata en Montreal 76 (donde además tuvo el honor de ser el abanderado de Alemania Federal), en ambos casos por equipos y bronce por equipos en México 68 con Enigk. Así, si Halla hizo historia no fue menor el caso de Winkler, ya que hablamos del único jinete en haber ganado cinco medallas de oro olímpicas en la modalidad de saltos, el único en ganar siete medallas totales (siempre en la modalidad de saltos) y el único jinete en cualquier disciplina hípica en ganar medallas en seis ediciones olímpicas diferentes.

Una vez retirado siguió vinculado al mundo ecuestre, organizando torneos y trabajando en el desarrollo de jóvenes jinetes, además de publicar numerosos libros sobre su materia. Legendario, como legendario fue lo realizado durante esa final de los Juegos Olímpicos del 56, era obligado que apareciera en estas páginas.

Con Halla. Foto de imago/ZumaPress



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