3 mayo, 2024

LA GIMNASTA QUE NOS LLEGÓ AL CORAZÓN – Historias de los Juegos

La gimnasta búlgara de rítmica Katrin Taseva ha tenido mala suerte en su vida. A nivel competitivo, por luchar en la primera parte de su carrera con su compatriota Neviana Vladinova por el único puesto disponible para su país para participar en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Como se pueden ir imaginando, Vladinova la superó y fue ella la que se convirtió en olímpica, dejando a Katrin sin poder cumplir su sueño de serlo, ella que se había tatuado los aros olímpicos antes incluso de acudir a unos Juegos. Siguió teniendo mala suerte Taseva, pues una vez retirada su mayor rival en “casa”, apareció Boryana Kaleyn y de nuevo Katrin fue superada por una compatriota.

Pese a ello Katrin Taseva consiguió su sueño de ser olímpica, debutando en los Juegos de Tokio 2020. Para entonces ya tenía 23 años, casi la edad de retirada de muchas de sus colegas. En efecto, Katrin decidió retirarse tras los Juegos pero antes realizó un gesto durante la cita olímpica nipona que la hicieron ser protagonista de artículos en la prensa mundial. Katrin no llamó la atención de los periodistas precisamente por su puesto -14º- en Tokio 2020. Lo fue porque en su ejercicio de pelota realizó un homenaje a su novio (y aquí de nuevo entra la mala suerte de esta gimnasta), muerto meses antes debido al Covid contando escasos 33 años de edad. Katrin utilizó la canción favorita de él, “Fallin” de Alicia Keys. Él se llamaba Nikolai Shterev y era campeón nacional de lucha libre de Bulgaria. Su padre -también campeón de ese mismo deporte- y su madre dieron positivo también, pero superaron esa terrible enfermedad que atacó severamente a todo el planeta. Katrin no dudó en poner publicaciones en sus redes sociales advirtiendo del peligro del coronavirus y los riesgos que se corren para contagiarse, a la par que mostrando fotos de su novio como recuerdo y dedicatoria hacia él.

Pero no ha sido éste el único gran gesto de la gimnasta búlgara. Antes de profundizar el tema diremos que Katrin empezó a practicar su deporte cuando, estando aún en jardín de infancia y contando cuatro años, un entrenador entró en su guardería y dejó unos folletos que ella llevó a casa y enseñó a sus padres, los cuales al principio dudaron de dedicar a su pequeña hija a un deporte tan duro, pero Katrin insistió, se entusiasmó con la gimnasia rítmica y logró convencer a sus padres. No olvidemos que proviene de un país con gran tradición en la rítmica y grandes campeonas en la historia, como Maria Petrova, el mayor ídolo de Katrin. Por cierto, que antes de retirarse Katrin recibió sustanciosas ofertas de otros países para cambiar de nacionalidad y competir por ellos, ofreciéndole contratos de larga duración, pero la búlgara los rechazó todos “por razones personales”. Tras retirarse, su objetivo era crear su propio club y enseñar a las niñas de su país.

Y vayamos a ese otro gran gesto humanitario que ha mostrado Taseva. En 2018 sacó a subasta la medalla de oro que había ganado en la Copa del Mundo celebrada en Sofía, así como las mazas usadas en esa ocasión y que fueron las que le llevaron a alzarse con el triunfo. El dinero que quería alcanzar (que fue finalmente 5.000 euros) estaría destinado al exfutbolista Ivan Todorov, el cual necesitaba una cara intervención quirúrgica para salvar su pierna. El comprador de lo subastado tuvo otro generoso gesto al devolver a Katrin pocos meses más tarde tanto la medalla como las mazas. Avancemos que Todorov salió bien parado de la operación, que resultó todo un éxito.

Katrin Taseva, una habitual de los podios europeos durante los años de su carrera, se ha ganado nuestro respeto gracias a esos gestos humanitarios que ha realizado que nos pesan más que las medallas que haya podido conseguir.

Foto de Instagram de Katrin Taseva

 



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