Un Renault 4 que vigila las carreteras desde lo alto de una roca se convirtió en el gran misterio de Colombia. Ahora sabemos la verdad
Cualquiera que viaje por la carretera que une Bucaramanga con Zapatoca, en el norte de Colombia, inevitablemente se topará con una imagen curiosa: un Renault 4 amarillo encaramado a una roca, vigilando el paisaje montañoso. No es una escultura ni nada por el estilo: es un coche real que lleva ahí más de 30 años y, con el tiempo, se ha convertido en una parada obligada para quienes visitan “la ciudad del clima de seda”.
Durante mucho tiempo, la historia detrás de este peculiar ‘monumento’ fue un misterio, alimentado por publicaciones en redes sociales y la curiosidad de quienes pasaban frente a él. Hoy se sabe que su origen mezcla casualidad, picaresca y el cariño a uno de los coches más queridos en Colombia.
Contenido
De un viejo Desoto a un Renault con placas venezolanas
Según ‘El Carro Colombiano’, el primero en ocupar esa roca no fue un Renault, sino un viejo Desoto azul que el empresario local Jorge Ardila, quien harto de verlo siempre averiado, decidió colocarlo allí como protesta. Aquella imagen se convirtió en atracción improvisada hasta que, a mediados de los años 90, el coche fue empujado por visitantes imprudentes a la carretera, y quedó hecho chatarra.
Poco después, pasaron por la zona tres hombres que viajaban desde Zapatoca al centro del país en un Renault 4 con placas venezolanas, pero el coche se averió en un descenso cercano. Pidieron ayuda a un mecánico local, pero no consiguió devolverlo a la vida. Entre tanto, las matrículas extranjeras despertaron preguntas de las autoridades, pero antes de que se resolvieran, sus ocupantes desaparecieron. El coche fue incautado… y olvidado.
Con la roca huérfana tras la caída del Desoto, el mecánico Néstor Gómez propuso al alcalde de entonces, Efraín Durán, colocar allí el Renault 4 incautado. Dicho y hecho: junto a tres amigos, lo subió a la roca, donde ha permanecido desde entonces como uno de los dos únicos monumentos automovilísticos reconocidos en Colombia, junto al Jeep Willys del Eje Cafetero.
El “Amigo Fiel” que marcó a toda una generación


El Renault 4 no es un coche cualquiera en Colombia. Llegó a ser tan popular que, a finales del siglo XX, estaba presente en ciudades y pueblos de todo el país, ganándose el apodo de “Amigo Fiel”. Fabricado en 28 países y vendido en más de 100, el modelo original debutó en 1961 como el primer turismo de Renault con tracción delantera, cuatro puertas y portón trasero, un concepto que revolucionó la movilidad familiar.
Durante 31 años se produjeron más de 8,1 millones de unidades, con una versatilidad que le permitió ser taxi, vehículo de reparto, compañero de viajes y hasta participante en el París-Dakar en versión 4×4. En Colombia, como en tantos otros países del mundo, su robustez y facilidad de mantenimiento lo convirtieron en un icono que, todavía hoy, protagoniza concentraciones y rutas organizadas por clubes de entusiastas.


El Renault 4 amarillo de Zapatoca ha sobrevivido al paso del tiempo y hasta a una caída reciente, cuando cedieron los cables de acero que lo sujetaban. Fue devuelto a su pedestal gracias a bomberos, policía y vecinos, reforzando su condición de símbolo de la zona. Hoy, este coche no solo es un reclamo turístico, sino un recordatorio de cómo un vehículo puede trascender su función para convertirse en parte de la memoria colectiva.
Imágenes | El Carro Colombiano, Google Maps

