Tengo un 4×4 y no sabía el estropicio que podía hacer al coche al cambiar los neumáticos. Me he librado de una avería carísima
A lo largo de los últimos años, cada vez que tocaba hacer una prueba a un todoterreno o a un SUV con ciertas capacidades offroad, siempre pensaba que me tenía que comprar un 4×4 para hacer excursiones por el campo cuando me diera la gana. Hace poco más de un año se me presentó una buena oportunidad y no lo dudé. Así llegó a mi garaje un Volkswagen Touareg de primera generación.
Lo único que tenía que hacer cuando lo compré era ponerle neumáticos nuevos. El dueño anterior, un conocido, me avisó de que había cambiado las ruedas delanteras unas semanas atrás (apenas había recorrido 500 kilómetros desde entonces), pero había dejado sin tocar las traseras y convenía sustituirlas porque ya estaban viejas y desgastadas.
Muchos talleres se niegan a cambiar únicamente dos neumáticos en los coches con tracción total permanente
Cuando se lo conté a mi mecánico, me dijo que tenía que cambiar las cuatro ruedas. Sí o sí. Me sorprendió porque los neumáticos que estaban montados en el eje delantero apenas habían rodado, por lo que estaban nuevos y no entendía por qué había que cambiarlos.
Mi mecánico fue claro: tu coche tiene tracción total permanente y, si no cambias los cuatro neumáticos a la vez y pones el mismo modelo de rueda, te arriesgas a tener una avería muy cara. ¿El motivo? La caja de transferencia.


Los coches con este tipo de configuración utilizan una transfer para distribuir constantemente el par entre los dos ejes de forma equilibrada y cuando una rueda tiene diferente diámetro, la transfer cree que hay un deslizamiento, por lo que trabaja constantemente para compensarlo. Para que me entiendas, una diferencia de diámetro entre las ruedas implica que unas ruedas tardan más que las otras en completar una vuelta.
Como una caja transfer no está preparada para trabajar continuamente, sino únicamente cuando hay deslizamientos reales, ese esfuerzo extra constante provocado por la diferencia de diámetro de las ruedas puede provocar una sobrecarga de los componentes de la transfer y, por lo tanto, un desgaste prematuro que puede derivar en una avería de la transfer.
Si se montan ruedas nuevas en un eje y se dejan las viejas en el otro, ya hay una diferencia de diámetro entre ellas porque las viejas están más gastadas y tienen un diámetro más pequeño que las nuevas. Puede que sea una diferencia mínima, pero es suficiente para que la transfer tenga que trabajar más de la cuenta y se averíe.


Por desgracia, es una avería muy cara, normalmente, de un par de miles de euros para arriba. Ojo, puede que tengas suerte y tu coche no se averíe, a pesar de tener neumáticos diferentes en los dos ejes, pero debes tener en cuenta que el riesgo de avería existe si no pones los cuatro neumáticos iguales y al mismo tiempo.
Muchos talleres lo tienen en cuenta y se niegan a poner únicamente dos neumáticos nuevos en un coche con tracción total permanente. Hay quien se lo toma como una maniobra para hacer caja, pero realmente es lo que hay que hacer: ese taller no te está intentando sacar más dinero, sino que te está librando de una más que posible avería.


Puedes pensar que, aunque los cuatro neumáticos se cambien al mismo tiempo, el desgaste será diferente en ambos ejes. Es correcto, por eso es recomendable rotar los neumáticos entre los dos ejes cada 15.000 km aproximadamente y, cuando toque cambio, poner los cuatro nuevos. Es más caro que cambiar únicamente los de un eje, pero sale más a cuenta que arreglar una caja transfer averiada.
En el caso concreto de mi coche, como los neumáticos que se habían cambiado poco antes de comprarlo casi no habían rodado, podía haber aprovechado para poner ese mismo modelo de gomas en el otro eje. No habría diferencia de diámetro con tan poco rodaje, sin embargo, esos neumáticos no servían para el uso que hago del coche porque eran de verano, por lo que me vino cambiar los cuatro para poner unos All Season M+S.
Imágenes | Jeep, Motorpasión, Subaru y Porsche


