25 octubre, 2025

Quien cuenta chistes es médico del alma

Quien cuenta chistes es médico del alma


Cantina de la esquina

Aquel elegante caballero llegaba todas las tardes a la cantina de cierta esquina, en Culiacán, y ordenaba:

“Por favor, dos tequilas reposados”. Y se los tomaba.

El cantinero extrañado, al fin decidió preguntarle:

“¿Por qué no ordena un tequila doble y ya está”.

“No puede ser, señor, porque uno de estos tequilas es para mi amigo que vive en Boston y el otro es el mío”. La historia siguió igual, hasta que un día, el hombre ordenó un solo tequila reposado.

El cantinero, intrigado, le preguntó entonces:

“¿Y su amigo qué, ha muerto?”.“No. Sigue de lo más bien en Boston… Lo que ocurre es que yo ya dejé de tomar licor”.

Cuestión de gustos

“Doctor, no me gustan las mujeres”.

“Pues, mire (responde el médico, que era caníbal), coma cualquier otra cosa”.

Aquel joven estudiaba derecho… Y terminó preso por izquierdista.

Mundo de delincuencia

El jefe de la banda de asaltantes, se dirigió a su gente así: “¡Muchachos!… Es hora de progresar… Ya no asaltaremos más Bancos, vamos a abrir uno nuestro.

Entre choferes

“Estoy muy borracho… Así que maneja tranquilo, y cuando lleguemos me despiertas”.

“¡¡Pero oye, loco, si el que está manejando eres tú!!”.

Familia organizada

Una señora le dio la noticia a su hija de 15 años, de que estaba embarazada.

La muchacha, indignada, exclamó:

“¡¿Cómo es posible que te hayas atrevido, mamá, y a mí no me permites ni siquiera fumar?!”.

Entre vuelo y vuelo

Le conté a mi amiga que iba volar por primera vez a la velocidad del sonido. Y me preguntó cuánto duraba el vuelo.

“Una hora y diez minutos”, le informé.

“¿Y cuánto pagaste por eso?”.

“Doscientos dólares”.

“¡Que barbaridad!… Ya que cobran tanto, deberían dejarte volar un poco más”.

La diferencia entre un borracho y un alcohólico, es que el borracho no tiene que asistir a ninguna reunión.

Fumador empedernido

Un caballero borracho, va donde el médico y le pide:

“Por favor, doctor, póngame el pene donde debe estar”.

“¿Y dónde lo tiene?”.

“Aquí en el bolsillo”, de donde saca y le muestra al médico unos tabacos.

“Amigo mío, esos son puros tabacos”.

“¡Ay, Dios, me he fumado mi pene!”.

Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un (a) lector(a) tan reilón (a) como tú.



Fuente: Meridiano