Oscar se va a China… ¡por 61 millones!
Imagen: Shanghai SIPG
Este viernes acaba de producirse el primer gran anuncio en cuanto al mercado de fichajes de invierno se refiere (y, para sorpresa de nadie, proviene de China): Oscar, mediocampista brasilero de 25 años de edad, ha sido traspasado del Chelsea FC al Shanghai SIPG por una mareante y escalofriante cifra de 61 millones de euros.
La información fue dada a conocer por ambos conjuntos en sus respectivos portales web y redes sociales. Primero lo hizo el conjunto inglés, que aprovechó para agradecerle al jugador todo el compromiso mostrado durante su estadía de cuatro años y medio en Londres, y para desearle el mejor de los futuros en su próxima aventura asiática. Luego lo hizo el equipo chino, que le dio la bienvenida al futbolista, y de paso le anunció sus expectativas de que se convierta en figura y pieza clave de la plantilla a la hora de conseguir títulos.
Y es que el Shanghai SIPG, dirigido técnicamente por el portugués André Vilas-Boas (quien durante su estadía en el Tottenham inglés ya había intentado hacerse con los servicios de Oscar), ha hecho grandes esfuerzos e inversiones para revertir unos últimos años que solo se podrían definir como ‘querer y no poder’. Por ejemplo: Este año lucharon y lucharon, pero solo pudieron terminar terceros del campeonato (y en 2015 estuvieron más cerca todavía pues culminaron como subcampeones).
Entonces les falta dar ese paso extra, ese salto de calidad, y esperan que con Oscar se produzca. El brasilero, obvio, no estará solo, pues ya en cuadro de Shanghai figuran sus compatriotas Elkeson y Hulk. Este último, por cierto, era hasta hoy el fichaje más caro de la historia de la Liga China, pues por él pagaron a mediados de año la bicoca de 55,8 millones de euros.
El fichaje de Oscar por el Shanghai SIPG es el primero de gran calibre de esta ventana invernal del mercado en la creciente liga asiática, sí, pero todo apunta a que en el transcurso de los días venideros se van a producir nuevos movimientos, y que éstos involucrarán, cómo no, una verdadera danzas de millones.
