Mercedes, BMW o Stellantis ya pierden miles de millones por culpa de sus aranceles

A base de insistencia, presiones y amenazas, Donald Trump ha conseguido que la Unión Europea acepte un arancel del 15 % para la mayoría de sus productos exportados a EEUU, incluidos los coches. Y aunque se evitó el 30 % que asustaba a Bruselas, el daño ya está hecho. La industria del motor europeo es una de las más afectadas por esta guerra comercial, y las cifras ya empiezan a reflejarlo.
Según el análisis de la aseguradora de crédito Coface, este acuerdo “desequilibrado” ha puesto en desventaja a sectores clave como la automoción, ahora que estaban luchando por mantenerse competitivos frente a la embestida china y a los elevados costes de la transición al coche eléctrico.
Contenido
Un 15 % que puede salir carísimo a Europa
El nuevo arancel, en vigor desde el 1 de agosto, afecta al 70 % de las exportaciones europeas a EEUU y sustituye el tipo del 1,2 % que se aplicaba en 2024. Un salto brutal, especialmente para el automóvil, que ya sufría un 10 % genérico más el 4,8 % previo. Marcas como Stellantis, con fuertes raíces en Europa pero una posición destacada en EEUU gracias a firmas como Jeep o RAM, han confirmado un impacto de 1.500 millones de euros solo en la primera mitad del año. Su margen operativo en Norteamérica se ha desplomado hasta el 0,7 %.
Otras marcas como Mercedes-Benz y Aston Martin también han registrado caídas de beneficios superiores al 30 % y han rebajado sus previsiones anuales. La causa principal: el encarecimiento de las operaciones transatlánticas por culpa de los aranceles, sumado a una demanda menor y a los problemas de suministro global y dependencia que todavía arrastra el sector.
Hay marcas europeas que fabrican en Estados Unidos buena parte de los coches que luego exportan al resto del mundo. Es el caso de BMW, que ha convertido su planta de Spartanburg, en Carolina del Norte, en la más grande del grupo. Más del 57 % de los coches producidos allí se destinan a unos 120 mercados. Y aun así, la compañía no está exenta del impacto: los costes se disparan también por los aranceles a componentes como el acero o el aluminio, gravados al 50 %.
La Federación de Industrias Alemanas ha calificado el acuerdo como “un compromiso insuficiente”, y ha advertido de que supone “una señal perjudicial para las economías profundamente integradas de ambos lados del Atlántico”.
La factura ya supera los 10.000 millones de euros


Según datos recogidos por El País en base a los resultados financieros del primer semestre de 2025, el golpe de los aranceles de Trump a la industria ya ha costado más de 10.000 millones de euros, y subiendo. General Motors, por ejemplo, ya ha asumido 950 millones de euros, mientras que Apple cifra el impacto en 1.600 millones, aunque el sector tecnológico sufre menos al depender menos de productos físicos.
Más allá del coste económico, el acuerdo comercial deja un regusto amargo en Bruselas. A cambio de evitar aranceles aún más altos, la UE ha aceptado compras masivas de energía, semiconductores y armamento estadounidense, por un valor que ronda los 750.000 millones de dólares.
Ursula von der Leyen dice que se trata de “reducir el desequilibrio comercial”, aunque no hay concesiones equivalentes desde Washington. Mientras tanto, países como Indonesia o Vietnam enfrentan aranceles del 19 % y 20 %, Japón el mismo 15 % que Europa, y socios como Canadá, México o Corea del Sur podrían acabar pagando un 25-50 %. Todo bajo el enfoque de presión que caracteriza la estrategia de Trump.


España no escapa del impacto, aunque su exposición directa es menor: solo un 5 % de sus exportaciones tienen como destino EEUU. Sin embargo, muchas plantas españolas fabrican para grupos como Stellantis, Volkswagen o Renault, lo que significa que los efectos indirectos por reducción de pedidos, relocalización de producción o caída de márgenes, entre otros, también se dejarán notar.
Imágenes | Stellantis, Motorpasión, BMW