«Los faros son como ojos porque los coches necesitan una cara». El jefe de diseño de Lamborghini explica por qué se están equivocando los que hacen coches con faros cada vez más pequeños

Humanizar el aspecto de un coche no debería tener sentido porque se trata de máquinas con un diseño industrial, pero lo hacemos, con unos modelos más que con otros. Con el objetivo de dar una personalidad a sus trabajos, muchos diseñadores de automóviles consiguen que sus creaciones tengan “cara”.
No es una técnica nueva, de hecho, se lleva utilizando décadas a la hora de dar forma a ciertos modelos, utilizando los faros a modo de ojos y la parrilla delantera a modo de boca e incluso nariz. Un buen ejemplo es el Lamborghini Miura, que tenía hasta pestañas.
«Nuestros coches tienen 800 CV 920 CV, 1.080 CV. Un coche así no puede sonreírte»
Con el tiempo, algunos fabricantes han optado por reducir o eliminar los rasgos faciales de sus coches, dividiendo los faros, haciéndolos ridículamente pequeños, creando parrillas sobredimensionadas o llegando a quitar por completo las parrillas, sobre todo, en el caso de los modelos completamente eléctricos. El Director de Diseño del Centro Stile Lamborghini, Mitja Borkert, piensa que es un error.
Recientemente, el alemán ha hablado de esta cuestión con The Drive, señalando que “En este momento, hay una tendencia en todo el mundo donde todas las luces delanteras se hacen más finas y más delgadas. Pero hay un punto en el que te quedas sin faros. Los faros son como los ojos de una cara y, al final del día, es algo que necesitas tener en el coche, lo que queremos encontrar es un personaje”.


Lo que Borkert quiere decir es que los faros humanizan a los coches porque parecen ojos y les dotan de cierta personalidad. Eso sí, la personalidad debe ser acorde a cada tipo de coche y, evidentemente, un Lamborghini no puede tener una cara muy simpática ni una mirada amistosa porque es una bestia.
“Para mí, esto es primordial cuando diseño un Lamborghini. Así que nunca crearé un Lamborghini sonriente. No es apropiado para la marca”, señala Borkert. “No me gusta la palabra agresivo. Nunca diseño algo agresivo a propósito, pero diseño algo seguro de sí mismo porque, mira, nuestros coches tienen 800 CV 920 CV, 1.080 CV. Un coche así no puede sonreírte. Necesita tener una mirada segura y fresca. Debe parecer un poco más arrogante, un poco más seguro de sí mismo”.


Haciendo una analogía con el mundo animal, hay ciertas especies con cara de pocos amigos a los que nadie querría cabrear, como una serpiente o un guepardo, mientras que otros más inofensivos tienen rasgos más simpáticos, como un perro Westie o un delfín.
Ese es el motivo por el que los Lamborghini actuales, incluido el recién presentado Fenomeno, mantienen los rasgos faciales y tienen “ojos”, en lugar de faros divididos o minúsculos que no se parecen nada a unos ojos humanos o, en general, animales. Ni siquiera el Lamborghini Urus, que es un SUV, ha sucumbido a esta moda.
Imágenes | Lamborghini