Los aranceles de Trump desequilibran al fabricante de esquís Stöckli

Todo eran alegrías este invierno en las oficinas de Stöckli en Malters (Suiza). Las ventas iban bien, Marco Odermatt seguía pasando la marca por todos los podios de la Copa del Mundo de esquí alpino, y Estados Unidos no solo se había convertido en su segundo gran mercado, sino que se esperaba un nuevo crecimiento de dos dígitos a ese lado del Atlántico. Hasta que llegó Trump y sus aranceles. Lo que parecía una amenaza se convirtió en realidad el pasado 27 de julio.
Suiza no está en la Unión Europea, así que debe pagar un 39% de aranceles para vender en Estados Unidos. Eso significa que ahora Stöckli está en clara desventaja frente a las marcas de esquí austriacas que se quedan en un 15% (la tasa impuesta a todos los países de la UE). Si el material sale de Ucrania, ese porcentaje baja aún más, al 10%.
Así que si hace unos meses el crecimiento de las ventas de Stöckli en Estados Unidos era una celebración, ahora podría ser un quebradero de cabeza por la exposición a este país después de haber duplicado las ventas en los últimos cuatro años hasta significar el 20% del total de su mercado.
Y eso que esta marca de esquís suele ser un 20% más cara que las de Austria o Francia, pero ahora con los nuevos aranceles, un esquiador estadounidense se puede encontrar con que deberá pagar un 50% más por unos Stöckli que por los Atomic o Rossignol.

Marc Glaseer CEO de Stockli
De todas maneras el CEO de Stöckli, Marc Gläser, aseguraba hace unos días al diario Blick que en previsión de los aranceles de Trump, hicieron un gran envío a Estados Unidos antes del 1 de agosto con el que cubren el 85% de las ventas previstas para este próximo invierno. De todas maneras el directivo lamenta que
«La mayoría de nuestros competidores producen en países de Europa del Este pertenecientes a la Unión Europea, donde se aplican aranceles del 15%. Si lo hacen en Ucrania entonces baja al 10%. Esto, sumado a la caída del dólar, supone una desventaja adicional.
«Pero estamos bien preparados para la próxima temporada de esquí. Alrededor del 85 % de nuestra mercancía se envió a EE. UU. antes de que entraran en vigor los nuevos aranceles aduaneros el 1 de agosto».»
Para el 15% restante, Marc Gläser y su equipo están explorando diversas soluciones, incluyendo el uso de un depósito aduanero. Este tipo de mecanismo administrativo permite almacenar las mercancías importadas sin tener que pagar inmediatamente aranceles e impuestos. De este modo, las empresas pueden aplazar, o incluso evitar el pago de estas tasas si las mercancías vuelven al origen si no se han distribuido.
Aún así, desde Stöckli reconocen que estos son parches a corto plazo. Si Trump mantiene su postura y no da su brazo a torcer, para la siguiente temporada tendrán que subir significativamente los precios. La fortaleza del Franco Suizo y la caída del Dólar, tampoco ayudan mucho. Se une a la presión de las empresas del país, que en un comunicado enviado esta semana, explican que
«Estamos presionando conjuntamente al Consejo Federal (Gobierno) para lograr avances en las negociaciones con Estados Unidos y aguardamos un mejor acuerdo. Es escandaloso ver que la Unión Europea es gravada con un arancel de solo 15%, mientras nosotros padecemos un 39%. Así que pedimos más negociaciones»
Algunos sectores esperan que el Gobierno consiga que los aranceles suizos se homologuen con los que gravan a sus vecinos europeos: 15% para la UE y 10% para el Reino Unido. Pero hay quienes depositan más bien su confianza en la justicia estadounidense: un tribunal federal de apelación ya declaró ilegales esos aranceles, pero los mantiene provisionalmente hasta al 14 de octubre, en espera que la Corte Suprema se pronuncie al respecto.
En general el sector manufacturero del esquí europeo no debería tener muchos problemas con los aranceles de Estados Unidos. Tanto fabricantes de remontes como de maquinaria pisapistas e incluso producción de nieve se fabrica en su totalidad en Europa. Así que simplemente deberán subir los precios un 15% y las estaciones pagarlo porque no hay más alternativas en el propio país.
Entre las marcas de esquís la situación es similar. Aunque hay un buen número de marcas estadounidenses, todas tiene una capacidad de fabricación pequeña, y cuando han crecido han deslocalizado la producción a Europa, o a Canadá, donde Utopie MFG se ha convertido en uno de los mayores fabricantes de esquís del mundo pese a no tener marca propia: solo trabajan para terceros. Por tanto las marcas europeas también tienen una situación de poder. Excepto Stöckli, que ya se veía que era la única totalmente expuesta a esos aranceles.

Marco Odermatt se ha convertido en el gran embajador de Stöckli gracias a sus éxitos en la Copa del Mundo de esquí alpino