lo que yo revisaría sí o sí antes de comprar una autocaravana o una camper de segunda mano

El mercado de autocaravanas y furgonetas camper usadas no deja de crecer. Hay más oferta que nunca y también más variedad de precios y configuraciones. Pero junto a las buenas oportunidades, abundan los vehículos con vicios ocultos, filtraciones o instalaciones mal ejecutadas que pueden convertir un sueño de libertad en un quebradero de cabeza.
Por eso conviene tomarse la inspección antes de comprar con calma y método. Las autocaravanas o una camper no son sólo vehículos… también son viviendas, y eso implica más puntos críticos que revisar. Repasamos lo esencial: desde el techo hasta los bajos, pasando por el agua, la electricidad, el mobiliario y la documentación.
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Empieza por el techo: sellantes, accesorios y posibles filtraciones
El techo es lo primero que hay que mirar y lo que más suele pasarse por alto. Sube con una escalera o linterna y examina el estado de los sellantes alrededor de claraboyas, placas solares, antenas o aires acondicionados. Cualquier grieta, sellado reseco o tornillo mal puesto puede ser el inicio de una filtración.
En el interior, revisa esquinas y altillos: manchas, abombamientos o madera blanda son señal de humedad acumulada. Pregunta siempre si se han hecho reparaciones recientes o si la autocaravana o camper duerme bajo techo. Un techo cuidado es casi sinónimo de una célula en buen estado, y lo contrario puede implicar reparaciones de miles de euros.
Paredes y suelo: tu nariz y tus manos son las mejores herramientas
Una inspección visual no basta. Al entrar, ventila y presta atención al olor: el moho o la humedad suelen delatarse al instante. Pasa la mano por las paredes y pisa firme el suelo, especialmente en baño y cocina. Si notas que cede o cruje, hay riesgo de podredumbre bajo el pavimento.
Fíjate en burbujas o pequeñas deformaciones en los paneles: son típicas de filtraciones antiguas. Si quieres asegurarte, un medidor de humedad portátil (cuestan menos de 30 euros) puede sacarte de dudas. En este punto, más vale descartar una unidad dudosa que enfrentarse a un problema escondido.


Ventanas, claraboyas y juntas: la estanqueidad también se comprueba por los laterales
Las filtraciones no siempre vienen del techo. En muchas furgonetas camperizadas, los puntos débiles están en las ventanas y en las puertas traseras. Revisa los marcos y burletes de las ventanas: deben estar blandos, sin grietas ni señales de deformación. Comprueba que las claraboyas cierren bien y que el plástico no esté cuarteado por el sol.
En furgones tipo Ducato, Crafter o Transit, las puertas traseras pueden coger holgura y dejar pasar agua al lavar, por ejemplo: se nota observando los cierres y el marco interior tras una lluvia o con una prueba de manguera.


Electricidad, gas y climatización: todo debe funcionar sin excusas
Pide al vendedor que conecte la autocaravana a una toma de 230 V. Comprueba que las luces, el cargador, las tomas de corriente, la bomba de agua y los electrodomésticos funcionen con normalidad. Si lleva inversor, asegúrate de que arranca correctamente.
La nevera (sobre todo si es trivalente) debe enfriar de verdad, no solo encender. Lo mismo con la calefacción estacionaria o el aire acondicionado de techo: déjalos funcionar al menos 10–15 minutos y verifica que alcanzan temperatura sin ruidos extraños ni olores a gas o quemado.
Por último, revisa la instalación de gas: las mangueras deben estar dentro de fecha, con abrazaderas homologadas y detectores de gas y CO activos. Si algo no convence, exige revisión o rebaja. Un mal funcionamiento aquí no es un detalle menor: puede suponer un riesgo serio en ruta.


Baterías y sistema solar: el corazón eléctrico del vehículo
Cada vez más autocaravanas y campers dependen de una segunda batería o incluso de un sistema solar para ser realmente autónomas. Comprueba el tipo de batería (AGM, gel o litio), su fecha de instalación y su estado de carga real con un voltímetro.
Si hay panel solar, revisa el regulador y las conexiones: cables sulfatados, empalmes sin protección o fusibles improvisados son señales de instalación casera. Una batería agotada o mal cuidada puede costar entre 200 y 1.200 euros, según su tecnología, así que no la pases por alto: es lo que te permitirá tener luz, agua y nevera cuando no estás conectado a la red.
Agua, depósitos y calentador: presión, fugas y olores


Los sistemas de agua también requieren su prueba. Abre todos los grifos, tira de la cisterna si hay y mira bajo fregaderos y el baño para detectar fugas. El caudal debe ser constante, sin “martilleos” de bomba. Si el agua sale a trompicones, puede haber aire en las líneas o una bomba desgastada.
Comprueba también los desagües: deben vaciar rápido, sin burbujas ni malos olores. Verifica que el calentador produce agua caliente de forma estable y sin pérdidas. Por último, inspecciona los depósitos (de limpias, grises y negras): que llenen y vacíen correctamente, sin deformaciones. Los sensores que fallan o los olores fuertes suelen indicar un mantenimiento deficiente.
Mobiliario, cierres y herrajes: lo que se mueve parado, crujirá en marcha
Abre y cierra cada armario, puerta y cajón. Las bisagras, cierres de pulsador y guías deben funcionar suaves y sin holguras. Las camas basculantes o abatibles deben subir y bajar sin golpes, y las mosquiteras y oscurecedores tienen que quedar fijos arriba y abajo.
Parece un detalle menor, pero un mobiliario que vibra o se suelta en carretera puede convertir cada kilómetro en un concierto. Reponer cierres o guías no es barato, y es un síntoma claro del trato que ha recibido el vehículo.
Accesorios y equipamiento añadido: toldos, portabicis y electrónica


Muchos vehículos incluyen antenas, toldos, portabicis o convertidores instalados a posteriori. Despliega el toldo y revisa que abra y cierre sin esfuerzo, que la lona no esté rasgada y que el anclaje al lateral esté sólido.
Si hay portabicis o baca, comprueba que los puntos de anclaje sean estructurales, no simples remaches. Si lleva antena, TV o sistema multimedia, enciéndelos para confirmar que funcionan y no interfieren con otros equipos.
Neumáticos, frenos y suspensión: seguridad antes que pintura
Un neumático puede parecer nuevo y estar para el cambio. Localiza el código DOT: a los cinco o seis años conviene sustituirlos, aunque el dibujo parezca aceptable. Busca microgrietas en flancos, deformaciones o desgaste irregular.
Durante la prueba en marcha, el vehículo debe frenar recto y sin vibraciones, sin ruidos en dirección ni balanceos excesivos. Comprueba amortiguadores, guardapolvos y posibles fugas en transmisión o frenos. Si hay que sustituir un juego completo, discos o silentblocks, úsalo para ajustar el precio: la seguridad pesa más que el aspecto exterior.


Motor, bajos y transmisión: lo básico que muchos olvidan revisar
Agáchate o usa una linterna para mirar los bajos. Fíjate en fugas de aceite, gasóleo o refrigerante, óxido en puntos estructurales y escapes en mal estado. En el arranque, el motor debe encender sin titubeos ni humo anormal; al ralentí, mantenerse estable.
Durante la conducción, la caja de cambios (manual o automática) debe funcionar con suavidad y sin ruidos. Cualquier tirón, zumbido o vibración sostenida es motivo para pedir revisión mecánica o descartar directamente la unidad.
Papeles, reformas y peso: que todo lo que ves esté legalizado
Antes de enamorarte del interior, revisa la ficha técnica y el permiso de circulación. Comprueba que la ITV esté al día, que las reformas estén homologadas (claraboyas, ventanas abiertas en chapa, placas solares, calefacción estacionaria, asientos giratorios, portamotos…) y que el vehículo figure correctamente como autocaravana o furgón vivienda.
Pide las facturas de mantenimiento, manuales y certificados de las instalaciones. Pregunta por la masa máxima autorizada (MMA) y el peso real: muchas campers circulan sobrecargadas sin saberlo, lo que puede suponer una multa o incluso un problema de seguro.
Prueba “de camping”: enchufe, agua, gas y carretera el mismo día


El test final debe parecerse a una jornada real: conecta el vehículo a la red eléctrica, llena los depósitos y enciende los sistemas de gas. Circula unos kilómetros y comprueba que no haya goteos, olores ni vibraciones anómalas. Es la única forma de descubrir si todo funciona en conjunto.
Si es tu primera compra o el modelo te resulta complejo, valora una inspección profesional de precompra: hay técnicos especializados en vehículos recreativos que revisan puntos que ni el mejor comprador detectaría a simple vista. Si tienes dudas, mejor seguir buscando: en el mercado de segunda mano, el “no” a tiempo sigue siendo la mejor inversión.
Imágenes | Unsplash
En Motorpasión | Después de viajar muchos años con mi perro en camper, por fin sé qué tengo que llevarme para disfrutar de verdad