le cobraban 11.000 euros por arreglar un botón. Y al final le costó una cerveza

Tener un Bugatti Veyron en el garaje no es sólo cuestión de poder pagarlo: es cuestión de poder mantenerlo. Porque cualquier fallo, por mínimo que sea, puede costar miles de euros. Pero ¿hasta qué punto los servicios oficiales de estas marcas exprimen el bolsillo de sus clientes?
Una anécdota surrealista de Carl Hartley, copropietario (e hijo del propietario) de uno de los concesionarios de coches de lujo más conocidos del Reino Unido, lo ilustra a la perfección: Bugatti le quiso cobrar más de 10.000 euros por arreglar el botón que regula el retrovisor de la puerta del conductor. Spoiler: le acabó costando mucho menos.
«Esto va a ser caro, pero… ¿tanto?»
El propio protagonista de esta anécdota surrealista se la cuenta a Rob Moore el año pasado en su podcast. Hartley relataba cómo en uno de esos mantenimientos rutinarios de superdeportivo en el servicio oficial de Bugatti aprovechó para pedir presupuesto por un pequeño fallo: el mando que regulaba el retrovisor izquierdo no funcionaba bien.
Nada urgente, ni especialmente grave, en principio. Pero la respuesta de Bugatti fue tan precisa como desorbitada: 9.500 libras más IVA, es decir, casi 11.000 euros al cambio. Y es que según la marca, no bastaba con cambiar el botón: había que sustituir también el motor del espejo… y prácticamente toda la puerta. Y eso que el coche no tenía más de cuatro años en ese momento (un coche de más de un millón de euros).
Hartley, sintiéndose un poco estafado, decidió buscar una segunda opinión y llevó su Bugatti Veyron a uno de los talleres independientes con los que suele trabajar, especializado en fibra de carbono y piezas para Fórmula 1.
Lo dejó allí para un diagnóstico y al volver a por él dos días después el botón funcionaba como nuevo. Al preguntar por cuánto le iba a costar la broma, el mecánico le dijo: «Me debes una cerveza». La pieza venía en pack de cinco… y costaba menos que un café, le explicó (unos 1,15 euros).
El botón en cuestión resultó ser el mismo que monta una Volkswagen Transporter. Bugatti, al fin y al cabo, pertenece al grupo Volkswagen, y las sinergias entre marcas a veces dan estas sorpresas. Y la mano de obra… 25 minuto.
El contraste con el presupuesto oficial no podía ser mayor. Desde entonces, Hartley no volvió a pisar un taller oficial de Bugatti. “Ni con ese coche, ni con ningún otro”, decía en el podcast. Pero el caso de Hartley no es, ni mucho menos, un caso aislado.


Hay otros ejemplos de facturas desorbitadas relacionadas con superdepotivos de lujo, como el del propietario de un Bugatti Chiron que reveló que su factura anual en mantenimientos rondaba los 11.000 euros. Por no hablar de los precios de los recambios: perder la llave cuesta unos 13.000 euros, mientras que reemplazar las luces traseras, puede costar la friolera de casi 50.000. Cada rueda, unos 9.000.
Y cambiar el motor… más que comprar cuatro Lamborghini Urus. La conclusión está clara: el superlujo no tiene por qué justificarlo todo. Una cosa es pagar por la exclusividad que ofrece una marca de coches de lujo como es Bugatti, y otra es que te quieran cobrar una fortuna por un botón que vale poco más de un euro.
Imágenes | Bugatti, Moore Money Secrets