Las ciudades están obligadas a prohibir circular a los coches más contaminantes con las ZBE, pero no lo están haciendo. Ahora habrá multas para ellas

Un total de 153 ciudades españolas deberían que tener implantada su Zona de Bajas Emisiones (ZBE) desde el 1 de enero de 2023. Casi tres años después menos de la mitad han aplicado esta medida de restricción a los coches más contaminantes. El Gobierno quiere atar en corto estos incumplimientos: la Fiscalía está pidiendo información a las comunidades autónomas sobre el grado de ejecución de las urbes obligadas a tenerla.
La normativa llegó sobre la bocina, pocos días antes de esta fecha límite. Recogía la obligación y unas normas básicas que debían tener estas ZBE, pero no un mecanismo para multar a los ayuntamientos que no la cumplan. Es justo lo que quiere solucionar la Fiscalía. También acabar con lo que denominan «ZBEs fake».
Solo 53 ciudades obligadas a tener una ZBE la han implantado
Se acabó la manga ancha: todas las ciudades obligadas a tener una ZBE tendrán que tenerla más pronto que tarde. De no hacerlo, serán sancionadas. La Fiscalía analizará la información que le faciliten los gobiernos autonómicos, que deben cumplir los requisitos exigidos en la norma. Una vez valorado, pasarán a estudiar medidas para castigar a los incumplidores.
No valdrá cualquier ZBE: deben ser zonas acotadas suficientemente extensas para que reduzcan eficazmente las emisiones. Además tienen que estar claramente delimitadas y restringir el acceso a los coches y vehículos más contaminantes. Si bien es cierto que la regulación se publicó a cuatro días del 1 de enero de 2023, consideran ya ha pasado suficiente tiempo para que los ayuntamientos den el paso.


¿Cómo debe ser una ZBE? La regulación de las ZBE denomina como tal un área permanente delimitada por los ayuntamientos, en la que deben aplicarse «restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero» conforme a «la clasificación de los vehículos por su nivel de emisiones». Es decir, las etiquetas de la DGT: sin distintivo, B, C, ECO o CERO.
También recogía que uno de sus fines principales debía ser la reducción del uso del transporte privado, potenciando la utilización del transporte público o vehículos de movilidad alternativa (bicicleta, patinetes eléctricos etc.) así como los trayectos a pie (con la consiguiente peatonalización).
Pero a día de hoy, según los últimos datos de Transición Ecológica recogidos por El País, solo 53 cuentan ciudades españolas disponen de una ZBE en activo. Y de las aplicadas, no todas cumplen los preceptos exigidos por la regulación, ya de por sí bastante amplia en sus directrices.
A por las ZBE que no son ZBE. El Gobierno también se va a poner serio con las ZBE que no cumplen estos preceptos mínimos, o «ZBEs fake». Los Ministerios de Interior y Transición Ecológica están ultimando un decreto que precisamente busca luchar contra las ZBE con meras medidas cosméticas que no reducen el tráfico ni la contaminación.
«Durante el tiempo de vigencia del Real Decreto, se ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer unos criterios que garanticen la implantación efectiva de la norma, de forma que la implantación de una ZBE se acompañe de la aplicación de medidas normativas y medidas adicionales que garanticen la efectividad de la ZBE y el cumplimiento del objetivo de estas», detallan.
Este nuevo texto exigirá algunas pautas esenciales. Como recoger en una normativa u ordenanza las prohibiciones y accesos restringidos a los más contaminantes de forma clara y expresa. Además de especificar como se controlan dichas restricciones y disponer de un régimen sancionador definido y activo, «quedando excluido para esta consideración cualquier sistema transitorio de avisos que pudiera haberse contemplado previamente».


Una medida antipática que cuesta aplicar. Imponer una ZBE es impopular: normalmente los más contaminantes son los coches sin etiqueta, que son los modelos más viejos. Muchos ciudadanos no pueden asumir la compra de un nuevo coche para poder circular. Cuando los votos dependen del descontento de los contribuyentes, hay ayuntamientos que se resisten a dar el paso. Incluso los hay que se niegan expresamente a hacerlo.
Encontramos casos como el de Ciudad Real, cuya ZBE no impone restricciones para ningún tipo de vehículo. Solo limita la circulación de los coches sin etiqueta cuando los niveles de contaminación son elevados. «No es una zona para ricos en la que solamente puedan pasar a determinadas zonas de la ciudad», señaló el alcalde. Vigo no multa los accesos indebidos en sus cuatro ZBE.
También es cierto que jueces han tumbado las ZBE, como ocurrió en Barcelona. Y multas recurridas por vía judicial han acabado anuladas: en Madrid, en casi 600 recursos gestionados por Dvuelta, los jueces han fallado en contra del ayuntamiento en un 97 % de los casos.
Recibiendo fondos, pero sin ZBE. Por último, el Ejecutivo también va a perseguir a las localidades que solicitaron fondos para implantar una ZBE, pero que aún no lo han puesto en marcha. Se les dará de margen hasta el 31 de diciembre de este 2025: entrado 2026, podrán ser sancionados y además tendrán que devolver el montante íntegro de la ayuda percibida. Se determinará si su infracción es grave y muy grave, y la multa podrían ser de dos o hasta tres veces sobre el incentivo recibido.
Actualmente, además de las más de 50 ciudades españolas que ya disponen de una ZBE, tres de ellas sin estar obligadas a ello ( las catalanas Gavà, Sant Joan Despí y Sant Adrià de Besòs), hay 94 ciudades que las tienen en trámite. Se prevé que muchas estén listas a final de año, pero también que otras no lleguen a tiempo.
Imágenes | Pexels, Motorpasión, Ayuntamiento de Vigo
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