La curiosa historia que nos deja la final del Masters 1000 de Shanghái


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La final del Masters 1000 de Shanghái solo nos podía deparar sorpresas. Con las inesperadas lesiones de Alcaraz (se bajó antes de empezar el torneo) y de Sinner (en tercera ronda ante Griekspoor), el escenario invitaba a pensar en un ganador menos habitual, si es que Djokovic, Medvedev, Zverev y compañía no lograban ganarlo. Y así ha sucedido.
Un habitual en el circuito Challenger, como es Valentin Vacherot, que solo había ganado un partido en el ATP Tour, ha llegado a una final de Masters 1000 de una forma épica por muchos motivos. Más allá de derrotar a grandes nombres como el del 24 veces ganador de Grand Slam, Novak Djokovic, se ha convertido en el tenista con el ránking más bajo de la historia (nº204) en alcanzar una final de esta envergadura.
Por su parte, Arthur Rinderknech, ya sabe lo que es competir al máximo nivel en la ATP y comenzó el torneo en el número 54 del mundo. Pese a ello, su mejor ránking nunca le ha llegado para colarse en los cabezas de serie, pero al menos acumula cierto bagaje en este tipo de competiciones. La única final que ha disputado fue en 2022, en el ATP 250 de Adelaida, en la que cayó ante el australiano Kokkinakis. En 2025, el francés había logrado 20 victorias ATP hasta Shanghái.
Contenido
– Dos perfiles diferentes, pero unidos por la misma sangre
Los dos primos más famosos del circuito ATP no tienen un estilo muy similar, pero a la final les ha llevado la misma garra, persistencia y resiliencia ante las adversidades. Vacherot posee un saque muy potente y una derecha muy incisiva desde fondo de pista. Por su gran envergadura, se antoja complicado sorprenderle por alto.
Sin embargo, Rinderknech es un jugador algo menos potente pero que también es agresivo. Viene metiendo muchos primeros saques y jugando con un amplio repertorio: en ocasiones juega al saque-red, tiene una volea certera y hace gala de grandes golpes cortados. A todo ello se le añade una gran seguridad con su revés.
– Las claves
Como se suele decir, el que menos errores cometa se llevará el partido y el trofeo a casa. El porcentaje de primer servicio será un factor muy importante a determinar, en el que Vacherot parte con cierta ventaja por su explosividad, aunque el francés no está sirviendo nada mal. Valentin tratará de buscar ganadores aprovechando su potencia de fondo.
Mientras tanto, los intercambios largos de bola pueden beneficiar al galo. Gracias a la técnica y la experiencia que le aventaja sobre el monegasco, puede tratar de ponerle bolas cortadas y dejadas que le hagan correr de más. El juego en la red puede ser una opción, pero siempre es más arriesgado.
Este épico acontecimiento, en el que dos tenistas no cabezas de serie han llegado a una final de Masters, solo ha ocurrido dos veces más en la historia. Una primera entre los españoles Carretero y Corretja, en Hamburgo 1996 y la otra entre Henman y Pavel, en París 2003. Es un partido histórico en el que, como dijo Rinderknech: “Habrá dos ganadores de todos modos”. Una hazaña difícil de repetir pero que también enriquece y le aporta emoción a un deporte en el que suele haber un dominio de titanes, donde casi nunca aparecen actores secundarios. En este caso son dos.