Incluso quemando carbón para recargar sus baterías, los coches eléctricos contaminan menos que los de gasolina. Lo dicen estos investigadores de la Universidad de Michigan

La cuestión de la contaminación de un coche eléctrico es bastante espinosa. Este tipo de motorización puede ser más o menos “limpia” ya que, como cualquier objeto industrial, su producción no es irreprochable. En todo caso, siempre será menos contaminante que un coche con motor de combustión interna.
Esto es precisamente lo que explica un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Michigan. El objetivo de este estudio es verificar si los coches eléctricos son realmente más limpios que los modelos de gasolina o diésel. Y, como era de esperar, la respuesta es sí. Incluso si la electricidad con la que se alimenta su batería proviene de la quema de carbón.
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La electrificación siempre es menos contaminante
Un nuevo estudio, realizado por la Universidad de Michigan, confirma una vez más, con cálculos y datos, lo que ya se sabía: un coche eléctrico siempre contamina menos que un gasolina o diésel a lo largo de todo su ciclo de vida. Y eso a pesar de la fabricación de su batería e incluso si la energía que alimenta la batería del coche proviene de la quema de combustibles fósiles, como el carbón.
Es cierto que la fabricación de la batería es el puesto de contaminación más alto del coche eléctrico, un proceso que emite mucho más CO2 que la fabricación de un coche gasolina, diésel o híbrido. Los científicos han calculado que la producción del típico SUV eléctrico medio (o grande, según el estándar europeo) emite cerca de 12 toneladas de CO2, frente a las 8 toneladas de un modelo gasolina similar.


Esta diferencia se debe en gran parte a la batería, cuya producción dista mucho de ser limpia, es cierto. Sin embargo, esta diferencia en la producción se compensa rápidamente con el uso, como también confirma este estudio y que otros estudios anteriores ya han demostrado.
Según el estudio, un SUV gasolina que haya circulado durante 15 años unos 337.000 kilómetros habrá emitido unas 84 toneladas de CO2 en total. Frente a solo 18 toneladas para un modelo eléctrico equivalente, en las mismas condiciones.
Ciertamente, podríamos pensar que la diferencia entre los coches de cero emisiones y los modelos térmicos depende del lugar y, sobre todo, del origen de la electricidad. Sin embargo, el estudio desmiente esta idea preconcebida. Toma como ejemplo el condado de Apache, en Arizona, “que tiene la red eléctrica que más carbón usa del país”. Allí, “un SUV eléctrico emitirá un 40 % menos de gases de efecto invernadero a lo largo de su ciclo de vida que su equivalente térmico”.


Una de las razones que explican ese hecho es que, sencillamente, un motor eléctrico es mucho más eficiente que uno de combustión interna. En el mejor de los casos, un motor de combustión interna disponible en un coche de serie, como en los Toyota Prius o Corolla, sólo consigue convertir algo más del 40% de la energía que utiliza en movimiento.
Un motor eléctrico, en cambio, logra convertir en movimiento entre el 85% y el 95% de la energía que consume. Así, aunque se haya quemado carbón para generar su electricidad, el eléctrico lo aprovechará más, haciendo que se emita menos CO2 que en un gasolina.
En general, el estudio destaca que, de media, un coche eléctrico con una autonomía teórica en el muy estricto ciclo de homologación EPA (ciclo estadounidense) de 482 kilómetros emitirá un 70% menos de CO2 que un modelo gasolina. La diferencia es del 60% con respecto a los híbridos no recargables y del 30% con respecto a los híbridos recargables PHEV.
Hay que tener en cuenta que este estudio se ha realizado únicamente en Estados Unidos, un país todavía muy dependiente del gas y el carbón para producir su electricidad. Esta última es mucho más contaminante que en Europa, por ejemplo. Cada kWh producido allí genera 424 gramos de CO2 equivalente. Por lo tanto, si un coche eléctrico ya es más limpio en Estados Unidos, lo será aún más en nuestro país, con emisiones medias de 130 grCO2 por kWh generado (dato de 2023).
Al final, la conclusión es clara y evidente: cualquier coche con motor de combustión interna, independientemente de su tamaño o forma, es más perjudicial para el medio ambiente que cualquier coche eléctrico.
Y aunque la idea de buscar el coche gasolina que menos consume es buena, tanto para nuestra cartera como el medio ambiente, los autores del estudio dejan otra conclusión importante para quien no quiera o pueda dar el salto a un coche eléctrico: “Estimamos que la electrificación del sistema de propulsión tiene un mayor potencial de reducción de las emisiones durante el ciclo de vida en comparación con los beneficios de la reducción del tamaño [del coche y de la cilindrada] por sí sola”. Es decir, aunque sea ligera, siempre es mejor una hibridación que ninguna.
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