Iga Swiatek destruye a Bencic y hace final en Wimbledon
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No sabemos si este Wimbledon 2025 compensará todas las decepciones de Iga Swiatek durante el último año, lo que sí podemos asegurar es que hacía tiempo que no veíamos a la polaca tan alegre, tan fresca y tan confiada en su tenis. Incluso en una superficie tan anárquica como la hierba ha sido capaz de encontrar la paz mental para avanzar hasta la última ronda: la final del tercer Grand Slam de la temporada. Este jueves, ante Belinda Bencic, la actual Nº4 mundial volvió a mostrar ese ritmo imperial que muy poquitas jugadoras pueden seguir. La suiza no fue una excepción (6-2, 6-0), por lo que Iga será la parea de baile de Amanda Anisimova dentro de 48 horas.
Veníamos de una primera semifinal súper apretada, con una resolución en el tercer set a favor de la jugadora que no era favorita, por lo que el público celebraba la fiesta del tenis, de la emoción y, por qué no, de las sorpresas. Sin embargo –aunque igual aquí no todo el mundo está conmigo– la sensación que se respiraba con el segundo encuentro de la tarde era que podía ser muy diferente al anterior. Era solo una sensación, una posibilidad, una creencia después de ver el ritmo propuesto por Iga Swiatek durante toda la competición. ¿Pero no se suponía que la polaca en hierba no era peligrosa? Ese era el relato construido en las últimas temporadas, hasta que llegó 2025 para darle la vuelta.
Con esto no me quiero olvidar de Bencic y del excelentísimo nivel que también ha ido sembrando desde la primera ronda, pero no es lo mismo. Lo que sucede en la pista cuando aparece la mejor Iga es algo casi supersónico, una velocidad inalcanzable, que le pregunten a Clara Tauson. ¿Sería capaz la suiza de asimilar ese ritmo de juego sin caer en el error? ¿Le pesaría la presión por estar de nuevo en una semifinal de Grand Slam? ¿Y qué pasaba con Iga? ¿Acaso ella no podía sufrir de la misma expectativa después de estar catorce meses sin levantar un título? Vale que en Wimbledon puede caminar sin la mochila de piedras que supone París, pero una vez profundizas tanto en el cuadro… os aseguro que solo piensas en ganar.
Lo dicho, resuelto queda el debate sobre si Swiatek es capaz o no de dominar en césped, para muestra su torneo previo en Bad Homburg y todo el camino aquí en Londres. Todas esas victorias te dan confianza, mientras que es la confianza la que te ayuda a arrancar los partidos dos marchas por encima de tu rival. En este caso, ante una Bencic un poco desorientada, lo aprovechó la polaca para colocar el 3-0 de salida sin apenas despicarse, sin preguntar, sin dar opción a réplica. Ya sabía Belinda lo que le esperaba hoy, la pesadilla de medirse ante una mujer que por fin ha encontrado la fórmula para restar en pasto como si se tratara de tierra batida. Y del 3-0 al 6-2, por la vía rápida, confirmando esos pensamientos que apuntan a que podíamos estar a un duelo sin mucha historia.
SEXTA FINAL DE GRAND SLAM
Dos pelotas de break a favor de Bencic asomaron nada más empezar el segundo set, un oasis al que agarrarse para pensar que este partido todavía podía darnos más, un pequeño giro de guión que regalara al público una dosis de emoción momentánea. Pero nada, Iga no lo permitió, a estas alturas ya no hay regalos que valgan. No solamente abordó su turno de saque con grandeza, sino que luego le rompió el servicio a su rival para acabar confirmándolo con un nuevo turno propio. O lo que es lo mismo, para de nuevo dibujar un 3-0 de salida que terminó por despejar las pocas dudas que quedaban en la Centre Court.
Aunque no ha jugado muchos partidos en hierba en su carrera, ninguno memorable hasta el momento, el día podemos decir que, teniendo en cuenta el torneo, la rival y la ronda, quizá estemos ante la mejor actuación de Swiatek sobre superficie verde. Contundencia, esa es la palabra. Han tenido que pasar muchos meses para volver a verla en una final de Grand Slam y, quién nos lo iba a decir, ha tenido que ser en Wimbledon donde se quite esa espina. El sábado ante Amanda Anisimova, inmersa en el partido más importante de su carrera, todos sabemos quién partirá como favorita. Eso sí, no demos nada por sentado, no sería la primera ni la última vez que el circuito WTA nos demuestra que la realidad siempre supera a la ficción.
