hay 30.000 empleos en la cuerda floja

Jaguar Land Rover no fabrica un solo coche desde finales de agosto. Lo que empezó como un parón puntual por culpa de un ciberataque ha acabado convirtiéndose en una de las peores crisis industriales que ha vivido la marca propiedad de Tata Motors.
De momento, más de 30.000 empleados directos, 100.000 de proveedores y otros 60.000 que dependen de ellos están en vilo, mientras las plantas de Solihull, Halewood y Wolverhampton (las tres en Gran Bretaña) siguen sin actividad. Y lo peor: nadie sabe con certeza cuándo volverán a arrancar las líneas de producción.
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Un silencio caro: 1.000 coches menos al día y pérdidas millonarias
Cada día, unas 1.000 unidades de Jaguar y Land Rover deberían salir de las fábricas británicas. Pero desde que el 31 de agosto un grupo de hackers adolescentes tumbó los sistemas internos de la compañía, no ha salido ni un solo coche. Según Reuters y BBC, la interrupción estaría costando a JLR entre 50 y 72 millones de libras al día (más de 80 millones de euros).
El problema no es solo económico: en los concesionarios han tenido que volver al papel para poder hacer trámites como las matriculaciones de vehículos, mientras que la falta de producción amenaza con romper los delicados equilibrios de la cadena de suministro.
Además, el impacto ya golpea con fuerza también a las pymes que nutren a JLR de componentes. Algunas ya han admitido a la BBC que no cuentan con liquidez para soportar un parón tan largo. Una preocupación compartida por voces autorizadas del sector, como Andy Palmer, ex CEO de Aston Martin, que tras ser consultado por su visión sobre este asunto advertía que “algunos quebrarán si esto se prolonga”.


El sindicato Unite, la mayor organización sindical del Reino Unido con más de un millón de afiliados en sectores clave como la automoción, también ha encendido las alarmas. Denuncian empleados despedidos, salarios reducidos o nulos y trabajadores obligados a pedir subsidios estatales. Jason Richards, representante sindical local, lo resumió sin rodeos: “cuando Jaguar Land Rover quiera reanudar la producción, puede que la cadena de suministro ya no exista”.
Un problema que ya es político y nacional: la tormenta perfecta para Jaguar
La crisis ya ha llegado a Westminster: el ministro de Industria, Chris McDonald, y el secretario de Estado de Empresa, Peter Kyle, se han reunido en los West Midlands con proveedores y directivos de JLR. Según McDonald, el Gobierno está apoyando a la compañía a través del Centro Nacional de Ciberseguridad y la Agencia Nacional contra el Crimen. Pero el economista David Bailey (Universidad de Birmingham) advirtió en BBC WM que, “de un modo u otro, el Gobierno tendrá que asumir un coste, porque si partes de la cadena desaparecen, reactivar la producción será mucho más difícil”.
Lo cierto es que este ciberataque llega en el peor momento para la marca. Jaguar atraviesa una reestructuración radical: dejó de fabricar los XE, XF, F-Type, I-Pace y E-Pace en 2024 y espera relanzarse con un nuevo eléctrico. Mientras tanto, Land Rover se apoya en los Range Rover y Defender, pero sin inventario, cada día perdido es un golpe directo a su posición en el mercado premium global.
Nadie sabe cuándo volverán las fábricas


Además, JLR ya venía lastrada por la caída de beneficios y la presión de los aranceles estadounidenses. El ataque cibernético ha sido la gota que colma un vaso ya demasiado lleno. Oficialmente, JLR asegura que “su prioridad sigue siendo apoyar a clientes, proveedores y concesionarios” y que el reinicio de operaciones será progresivo y seguro.
Pero internamente, algunos directivos reconocen que podría no llegar hasta noviembre, según adelantaba la BBC. La compañía califica esos plazos de “especulación”. Por ahora, lo único cierto es que Jaguar Land Rover lleva más de un mes sin fabricar un solo coche. Y que el coste de cada día parado no sólo amenaza a una empresa, sino a todo el ecosistema industrial británico que depende de ella.
Imágenes | JLR, Unsplash
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