General Motors lo mató antes de nacer
En plena fiebre de los superdeportivos de los años 80, Lotus estuvo a punto de revolucionarlo todo con el Etna, un prototipo con motor central V8, estética en forma de cuña firmada por Giorgetto Giugiaro y tecnología heredada de la Fórmula 1. Tenía todo para plantar cara al Ferrari Testarossa y al Lamborghini Countach, y hacerlo a la manera de Lotus: más ligero, más rápido y más avanzado.
Pero la historia no siempre favorece a los proyectos más brillantes. Presentado en 1984 con gran expectación, el Etna quedó relegado al olvido por una mezcla de crisis económica, problemas internos y un cambio de rumbo estratégico. Hoy, casi 40 años después, la única unidad existente se subastará en la Monterey Car Week.
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El sueño británico que se adelantó a su tiempo
Antes de que existieran el McLaren F1 o el Jaguar XJ220, Lotus ya tenía entre manos su propio superdeportivo con motor central. El Etna debutó en el Salón Internacional del Automóvil de Gran Bretaña de 1984 sobre la base de un Esprit, pero con un objetivo mucho más ambicioso: anticipar el primer gran turismo de la marca sin renunciar a su ADN de ligereza y precisión.
Su puesto de conducción centrado en el piloto recordaba a un coche de competición y en el corazón del proyecto estaba el motor V8 Type 909, diseñado desde cero por el reputado ingeniero Tony Rudd a petición expresa de Colin Chapman.
Construido íntegramente en aleación ligera, unía básicamente dos de los cuatro cilindros inclinados de la serie 900. Cubicaba cuatro litros, entregaba 335 CV y se combinaba con una caja manual de cinco marchas. Sobre el papel, el Etna podía acelerar de 0 a 96 km/h en 4,3 segundos y alcanzar unos 290 km/h.
Tecnología de Fórmula 1 para la carretera


Lotus quería que el Etna fuese un escaparate de innovación. Incorporaba un sistema de suspensión activa desarrollado por el equipo de Fórmula 1, capaz de ajustar en marcha la altura, el balanceo y el cabeceo gracias a actuadores hidráulicos controlados por ordenador. Estaba previsto también que el modelo de producción equipase control de tracción, ABS y hasta cancelación activa de ruido, algo revolucionario para un coche de carretera de los años 80.
El diseño corría a cargo de Italdesign, con Giugiaro plasmando una silueta afilada y futurista que mantenía el puesto de conducción centrado en el piloto. Su peso era más de 450 kilos inferior al del Testarossa, lo que unido al motor y la tecnología prometía un comportamiento demoledor en circuito y unas aptitudes de gran turismo inéditas en la marca. Pero por desgracia, nació en mal momento.


Tras la muerte de Chapman en 1982, Lotus atravesaba una etapa de grave inestabilidad financiera. La crisis del petróleo, la recesión global y la caída de ventas llevaron a priorizar modelos más asequibles. El Etna y el motor Type 909 fueron aparcados y, tras la compra de Lotus por General Motors en 1986, finalmente cancelados.
De estar cubierto de polvo en un cobertizo a estrella de colección


El único Etna construido pasó 14 años olvidado en un cobertizo de Hethel. En 1998 salió a la venta y lo adquirió el coleccionista Olav Glasius, convencido de que era solo una maqueta rodante. Durante la restauración a cargo del exingeniero de Lotus Ken Myers, se descubrió que el coche escondía bajo su carrocería de madera y fibra de vidrio un motor Type 909 y su caja de cambios.
Myers completó el tren mecánico y reemplazó la suspensión activa por componentes restaurados de un Esprit para hacerlo conducible. El Etna “renació” en 2006 en el Festival Lotus de Donington Park, y desde entonces ha pasado por eventos como el Goodwood Festival of Speed antes de recalar en una colección privada en California.
Ahora, Broad Arrow Auctions lo sacará a subasta en la Monterey Car Week, con una estimación de 250.000 a 400.000 dólares (unos 230.000 a 370.000 euros).


Más allá de su valor económico, este prototipo es un recordatorio de lo que Lotus pudo lograr si las circunstancias hubieran sido otras. Un único ejemplar, un motor casi mítico y el toque del mejor diseñador del mundo: la del Lotus Etna es la clase de historia que demuestra que, en el mundo del motor, a veces lo más fascinante no es lo que se hizo, sino lo que pudo llegar a hacerse.
Imágenes | Broad Arrow Auctions, Lotus
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