18 octubre, 2025

Emma Raducanu revela su particular infierno: «Me siento deprimida»

Emma Raducanu revela su particular infierno: "Me siento deprimida"

Hace solo tres años, Emma Raducanu sorprendía al mundo con una de esas actuaciones que abren los telediarios. Desde la fase previa y sin que nadie lo esperara, la británica ganó nueve partidos consecutivos, donde no perdió ni un solo set, para levantar el título en el US Open. Tres años después, su semblante es completamente diferente. Desde aquella victoria ante Leylah en 2021, Emma no ha vuelto a ganar un partido en Flushing Meadows.

“Me siento deprimida. Me siento… triste”, reflexiona la británica mientras se seca las lágrimas de los ojos en rueda de prensa tras volver a salir a las primeras de cambio del torneo que la vio ascender a los cielos hace tres años. “Este es un torneo donde realmente quiero hacerlo bien. Volveré a la mesa de estudios para entrenar y analizar en qué me he equivocado e intentar mejorarlo para el resto de la temporada”, añade.

El caso de Raducanu da para hablar largo y tendido. No ha sido muy diferente al de otras chicas que en los últimos años han ganado un Grand Slam y desaparecieran casi al completo después de aquello. Casi como si fuese un castigo divino que impone el destino a toda aquella jugadora que gana un grande, Emma se ha visto afectada por el manejo de las expectativas, la presión, las lesiones y el alto nivel de competencia del circuito. Hay un dato que es tan llamativo como doloroso para ella, y es que, desde que ganase en el US Open, Raducanu no ha vuelto a disputar ni una sola final.

Quemada mentalmente

No tuvo que ser fácil para una niña de 18 años pasar de ser casi una desconocida a que todo el mundo quisiera un minuto de ella. De la noche a la mañana, pasó de ser “una más” a que las marcas se peleasen por ella. El título en Nueva York la situó en un escalón mediático muy peligroso, algo que se ha podido comprobar con el paso del tiempo. A esa edad, Emma solo podía dejarse llevar ante su falta de madurez para tomar decisiones y actualmente aún se encuentra sufriendo los estragos de los golpes que ha ido recibiendo desde entonces.

“A veces, deseo no haber ganado nunca el US Open”, llegó a confesar el año pasado en una entrevista. “Todo lo que envuelve esto (el circuito) no es un sitio agradable o donde te sientas a salvo. Siempre te sientes en guardia, con tiburones ahí fuera. La gente de la industria me ve como una hucha”, declaraba. Imaginen cómo debe sentirse Raducanu para llegar a expresar eso y todo lo que ha tenido que pasar en estos tres últimos años.

Los contratos conllevan responsabilidades y exigencias en cuanto a resultados para mantenerse, y eso no deja de ser una losa tras otra que se va cargando el deportista a sus espaldas. Si no estás muy trabajado a nivel mental, eso puede salir por cualquier sitio. Si no, que se lo digan a Naomi Osaka, la última en sufrir los estragos de la presión mediática y comercial. Su embarazo le hizo ganar tiempo y evadirse un poco de todo. La japonesa, que regresó este año, confesó que este parón le vino genial para volver a conectarse con el tenis. En ello anda. 

Ayer, Raducanu fue superada por una Kenin que circuló por un infierno parecido al de ella. La estadounidense aún busca esa inspiración que le llevó a ganar a todas en el Open de Australia, hace unos años. Llegó a caer fuera del Top 400 y puede saber perfectamente lo que le pasa por la cabeza a su compañera. Kenin intenta construir su camino, alejada totalmente del radar. Algo que, quizá, necesitaría la propia Emma.

Solo el tiempo sabrá si Raducanu volverá a sorprendernos como hizo en el US Open de 2021. Tiempo tiene para ello, ya que solo tiene 21 años. Lo cierto es que, desde entonces, las sensaciones que deja no son nada positivas. Quiere hacerlo bien allá donde brilló, pero vuelve a irse de Nueva York sin ganar. El de ella es un ejemplo más de lo difícil que resulta en el deporte gestionar un gran éxito. Sobre todo, si este viene a una edad muy temprana y rodeado de marcas que te ven como un producto del que exprimir dinero y que te hacen alejarte de tu verdadero objetivo: triunfar en la pista. 

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