14 octubre, 2025

El sueño perdido de Savarino

El sueño perdido de Savarino


El Olympique de Lyon estaba en la mira. Todo era posible para que Jefferson Savarino llegara un club que, aun viviendo horas bajas, esperaba redimirse ante la afición de la ciudad francesa, vecina y rival ancestral en diversas áreas del quehacer cotidiano del Saint Etienne. Con el jugador marabino y dos compañeros del Botafogo iba a comenzar la reconstrucción de una entidad tradicional, que solo pudo terminar en el sexto lugar del campeonato pasado. En Lyon, la ciudad orillada del río Ródano, no perdonan la caída de su equipo, aunque al final de todo se consuelan porque vieron descender al adversario de la ciudad gemela a la segunda división. Ir a Francia cristalizaría el sueño del venezolano, a quien los rumores han llevado a Europa sin que ninguno de estos movimientos se haya transformado en verdadero…

Toda esta pieza teatral nació casi desde que Savarino llegó hace tres años al equipo de Río de Janeiro. Sus genio para el juego, su ser diferente lo ubicaron en altos lugares; el Sevilla estuvo firme tras sus pasos y se decía que era un hecho su viaje a las tierras andaluzas. Papeles por firmar, ires y venires propios de los negocios, a veces claros y otras no tanto del fútbol internacional, y todo quedó en intenciones. La vida de Savarino continuó, y llegó el Mundial de Clubes en Estados Unidos.

Antes de tal encuentro se movieron en secreto los hilos del lyon y Botafogo, equipos del mismo dueño, para que el jugador se encaramara en un jet con llegada al Charles de Gaulle. Al aeropuerto de París lo irían a buscar los directivos del equipo francés y sueño cumplido, Jefferson Savarino. Pero no, porque los sueños, sueños son. Todo se desvaneció por el tejemaneje del Olympique, sus deudas, sus cambios de presidente, todo esto en prejuicio del muchacho ilusionado con llegar, al fin, a Europa…

De poco valió el homenaje que la “torcida” del “Fogão” le hizo al mediocampista de ataque, ahora pensando en lo que pudo haber sido y no fue. Porque no era lo mismo llegar al Lyon, equipo competitivo del fútbol del gallo, que entrar en la nómina del Oviedo, modesto club de la segunda división recién ascendido donde hoy día Salomón Rondón hace valer su jerarquía goleadora. Fichar para el Olympique era estar en la crema, en un campeonato que a menudo es propiedad del París Saint-Germain, pero en el que un grupo de equipos mete los dientes para anotarse en la Champions League y bregar por aquellas sumas millonarias del fútbol de aquel lado del mundo.

Nos vemos por ahí.



Fuente: Meridiano