16 octubre, 2025

El sueño libertador de Jefferson Savarino

Un enigma llamado Jeferson Savarino


Freiburg, Alemania

Rafael Dudamel marcó el sendero. Luego llegarían Alejandro Guerra y Yeferson Soteldo a la final de la Copa Libertadores, hasta desembocar la presencia venezolana en Jefferson Savarino, por ahora parado en los portales del campeonato aunque aún en semifinales.

Y si es curioso lo del jugador criollo, lo es más la aparición del Botafogo en esa dura estación, pues nunca ha podido alcanzar el anhelado título de América del Sur. Vale recordar que el “¡fogo, fogo!” como es llamado por su multitudinaria hinchada desparramada en los estadios en los partidos en Río de Janeiro, es un equipo de profunda tradición, de una raigambre como pocos en Brasil, y que ha visto con la camiseta a franjas verticales negras y blancas a excelsos futbolistas que le han dado a la selección coronas mundiales; hablamos de Garrincha, de Gerson, de Nilton Santos, de Jairzinho, palabras mayores y respetables del fútbol universal.

Son trepidantes los partidos Botafogo-Flamengo (“¡mengo, mengo!”) en el estadio Maracaná, con muchedumbres delirantes en las llamadas “arquibancadas”. Enfrentamientos en la cancha y en la calle cuando se topan las dos enfervorizadas aficiones; aparecen los gritos, los insultos, y no es raro también cuchillos y palos de diferentes grosores.

Hoy el Botafogo, de vuelta a sus mejores días, es líder del Brasilerao, el torneo que agrupa a los veinte mejores equipos del país, y es una lástima que, seguramente por ser en el idioma portugués, no lleguen a Venezuela suficientes transmisiones y noticias del fútbol brasilero, tan vibrante, para entonces palparlo con más propiedad.

Ahora, una anotación que toca al fútbol y a la política como dos razones que también juegan su “partido” en el inmenso país del gran Amazonas: mientras que por sus orígenes Fluminense y Vasco da Gama representan la corriente de derecha, Flamengo y Botafogo despliegan las banderas de la izquierda; esto ha sido motivo de peleas hasta en el Senado.

Claro que el paso del tiempo ha ido borrando aquellas huellas de “derechos y zurdos”, y que es posible conocer mixturas de unos y otros en las aficiones, aunque de súbito podría surgir algún “torcedor”, como se conoce allá a los aficionados, y sacar de su escondite de rememoraciones aquella filiación guardada desde hace casi un siglo en los baúles de la ciudad.

Todo esto lo debe saber Jefferson Savarino. Las leyendas de fútbol ruedan en Río de Janeiro por las esquinas y las playas de Copacabana, Ipanema, Leblon y San Conrado. Todo esto, pero para el muchacho nacido en Maracaibo y aun sabiendo lo importante de las historias contadas, lo que más le vale a él y la gente del club es la urgencia es ganar, obtener al fin la Copa Libertadores luego de una espera casi ancestral. Y si el “Fogo»



Fuente: Meridiano