13 octubre, 2025

El circuito ATP se ha vuelto loco sin Alcaraz ni Sinner

El circuito ATP se ha vuelto completamente loco

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Lo que ha sucedido esta semana en Shanghai es una buena muestra de cómo está el circuito actualmente. En un torneo donde Carlos Alcaraz no pudo jugar y donde Jannik Sinner “se resfrió”, vimos a un Novak Djokovic lidiar contra su propio cuerpo, además de contra el rival. El serbio lleva año y medio peleando contra el paso del tiempo, intentando evitar lo inevitable.

A sus 38 primaveras, Nole no puede competir más de varios partidos sin que le duela algo nuevo y sin dejar un rastro de sufrimiento en su afán por seguir estirando su carrera. Dice mucho de cómo está el circuito que un Djokovic al 30% sea capaz de repetir finales y superar a muchos rivales por el camino.

En este escenario, uno podría esperar algo más de la segunda o la tercera línea, y nos encontramos con un Zverev enfangado en excusas del por qué no gana, como si el mundo estuviese contra él, sin hacer autocrítica o preguntarse si está haciendo todo lo que puede para evitar el binomio actual. 

También, con un Fritz que aprovechó mejor que nadie el bajón de Alcaraz el verano de 2024, pero que es tan inconsistente como frío. Un Shelton cuyo cuerpo es una bomba de relojería. Un De Miñaur que no termina de descorchar la botella. Un Musetti que fuera de las pistas de tierra, se aleja. Un Draper cuyo cuerpo es su mayor enemigo. Un Rune cuyo barco se perdió hace mucho. Un Ruud al que le pasa lo mismo que a Musetti. Un Auger-Aliassime que mostró en Shanghai su cara de siempre, no la de Nueva York. Un Medvedev que intenta derribar muros a cañonazos para volver a ser el que fue. Un Rublev que perdió su etiqueta de regularidad hace bastante o un Mensik que más allá de Miami no nos dice que esté preparado para ser un tercero en discordia y un Fonseca todavía demasiado verde.

Zverev en Shanghai

Con este panorama, en Shanghai hemos tenido que vivir una de las historias más locas de este deporte. Dos hombres que hasta ahora nunca habían ni asomado la puntita de la patita, se plantan en una final histórica. En un circuito donde la segunda y tercera línea están destrozadas, con la lengua fuera y totalmente rotos a nivel físico o mental, Rinderknech y Vacherot han aprovechado para hacerse con un puesto donde el aficionado esperaba a otro y demostrarnos que el tenis actual se ha vuelto completamente impredecible, más allá de Carlitos o Sinner.

El francés, un jugador más propio de pistas muy rápidas, prevaleció en el Shanghai más lento de los últimos años, y perdió en la final frente a su primo, que solo había ganado un par de partidos a nivel M1000, porque le invitaron en Montecarlo, y un partido de Grand Slam, en Roland Garros. Con ese bagaje, quién podía imaginar que iba a poder ganar un torneo como este.

Las razones del bajón de los perseguidores de Alcaraz y Sinner

Los motivos que explican todo esto pueden ser varios. Por un lado, tenemos un circuito demasiado exigente, que obliga a los Top a jugar un determinado número de torneos y que, además, alarga las giras una semana más por cada Masters 1000. Esto hace que muchos lleguen exhaustos a la parte final del año y muy quemados a nivel mental, así como la mayoría juega con molestias o lesionados, provocando que haya sorpresas en la parte final de la temporada.

Con más partidos en juego, hay que sumarle la duración de los mismos, alargados por la lentitud de las pistas de muchos torneos y una pelota que se ha vuelto más dura y difícil de mover. Si a esto le sumamos un aumento de la temperatura global en la Tierra, tenemos el cóctel perfecto para que los tenistas lleguen al límite en muchos torneos tanto física como mentalmente.

También es evidente que el nivel existente entre el Top 50 y el Top 200 ha subido enormemente respecto a hace 25 o 30 años. Antes, era muy difícil ver al 180 del mundo plantar cara a un Top 10 o Top 20. En la actualidad, ya son dos tenistas fuera del Top 100 que se meten en semifinales de un Masters 1000, viniendo de la fase previa, ganando incluso uno de ellos un torneo como el de Shanghai.

Vacherot

A la vez de esta mejora de nivel de esta clase baja, se ha producido un bajón en lo que respecta al nivel entre el Top 4-5 y el Top 20. A diferencia de los 2000, cuando teníamos una segunda o tercera clase de altísimo nivel, con Del Potro, Wawrinka, Murray, Berdych, Tsonga, Nalbandian, Davydenko, Ferrer, Ferrero, Soderling y demás, jugando muchos de ellos finales de Grand Slam y compitiéndoles de tú a tú al Big 3, en la actualidad, estamos lejos de aquello.

Muchos de estos jóvenes, como los Zverev, Tsitsipas o Medvedev, estaban esperando que el Big 3 se retirara para ganar Grand Slams, pensando que lo tenían todo hecho, y ha tenido que venir una generación como Alcaraz y Sinner para enseñarles lo estancados que estaban.

Hay muy, muy pocos del Top por lo que el gran público pagaría una entrada con gusto. No solo por falta de atractivo tenístico, en un tenis actual donde la mayoría juega igual, sino por falta de personalidades atractivas o un carisma pobre. Esto no ayuda, ya que resta emoción en rondas iniciales, sabiendo que ni Alcaraz ni Sinner van a verse exigidos, así como, en semanas como Shanghai, sus ausencias abren todo tanto que la gran parte de los aficionados desconectan esperando a que regresen los dos mejores del mundo.

Todo lo que se criticó a la WTA en su día, por falta de personalidades atractivas, nivel de juego y falta de consistencia, donde una semana una tenista ganaba un gran torneo y luego desaparecía, es precisamente lo que le está pasando ahora a esa segunda y tercera línea del circuito masculino, y eso nos deja preocupados ante un “resfriado” de Alcaraz y Sinner.

Solo imaginar que una larga ausencia de ambos, por lesión o cualquier otro motivo, nos dejaría un circuito donde veríamos lo mismo que hemos visto esta semana pasada en Shanghai, nos deja con el cuerpo intranquilo. Para que el tenis goce de una grandísima salud, no solo necesitamos una rivalidad Carlos-Jannik, sino también una serie de jugadores que añadan competitividad al circuito.

Nadal y Federer se tiraron siete largos años repartiéndose todos los Grand Slams. Entre 2004 y 2010, español y suizo ganaron 24 de esos 28 grandes títulos. Solo Gaudio, Del Potro, Safin y Djokovic pudieron rascar algo mientras tanto. De momento, llevamos dos años donde Alcaraz y Sinner se lo llevan todo. Ellos verán el estado actual del circuito con alegría, sabiendo que, si esto sigue así, podrán sumar grandes uno tras otro hasta que surja alguien que lo cuestione todo, como surgió Nole en su día.

Mientras tanto, habrá que esperar a ver si Alcaraz y Sinner dejan hueco para los demás, como sucedió esta semana en Shanghai, y si la victoria de Vacherot hace que escueza un poco en el orgullo de aquellos que deberían dar un paso adelante ante la ausencia de los dos mejores del mundo. Habrá quien le haya gustado lo vivido en China la semana pasada y quien haya desconectado la tele hasta el siguiente torneo. Cuestión de gustos, pero el tenis se favorecerá si hay tenistas que den un paso adelante para querer aspirar por todo.



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