Dicen que los coches eléctricos son para quien conduce poco. Este hombre ya ha hecho más de 400.000 km en tres años con su SUV eléctrico

Si hay un argumento recurrente contra los coches eléctricos, es ese que dice que “son para quien hace pocos kilómetros al día”. Pero la experiencia de David Blenkle desmonta por completo el mito. Este conductor californiano, que dirige un pequeño servicio de transporte privado en EEUU, ha recorrido ya más de 400.000 kilómetros en poco más de tres años con su Ford Mustang Mach‑E Premium de 2022.
Y lo más sorprendente: la batería sigue rindiendo casi como el primer día y los frenos ni siquiera se han tocado. La historia del Mach‑E de David es la de un coche eléctrico usado de verdad, a diario, en jornadas maratonianas de hasta 800 km, demostrando que un SUV eléctrico puede aguantar mucho más de lo que imaginamos.
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Tres años, 400.000 km y una lección sobre coches eléctricos
Cuando David probó por primera vez un eléctrico en 2017, un modesto Ford Focus eléctrico con apenas 122 km de autonomía, quedó enganchado a la sensación de conducción. “Fue de esas cosas que te atrapan en cuanto pisas el acelerador”, declara a The Drive. Pero aquella autonomía limitada no daba para su trabajo actual: jornadas de 12 horas al volante, con trayectos de más de 500 km diarios de media llevando pasajeros entre la costa y el interior de California.
Por eso, cuando tocó cambiar de coche, no lo dudó: quería otro eléctrico, pero con más autonomía y un extra de confort para largas horas de conducción. Eligió un Mustang Mach‑E Premium 2022 Extended Range, capaz de recorrer oficialmente 488 km con una sola carga. “Lo pedí sin verlo en persona”, admite. “Estábamos en plena crisis de chips y había lista de espera de nueve meses. Encontréuna unidad a 50 km de casa y la reservéal instante”.
Desde el primer día, el Mach‑E se convirtió en la columna vertebral de su negocio. David lo carga cada noche en casa con un cargador doméstico, pues asegura que programa la carga para aprovechar las tarifas eléctricas más bajas. Cuando un día se alarga hasta los 800 km, hace una parada de 15 o 20 minutos en un cargador rápido y listo para seguir. “Me ha cambiado la vida”, confiesa. “Me subo cada día sabiendo que el coche va a aguantar lo que le pida”.


Y lo cierto es que ha aguantado. Tras más de 400.000 km recorridos, la batería sigue ofreciendo unos 467 km de autonomía y mantiene más del 90 % de su capacidad original. Incluso las pastillas de freno son las mismas que el día que lo estrenó, según David. La clave, dice, está en la frenada regenerativa y en no maltratar el coche: “Conduzco con cuidado, no lo exprimo salvo cuando quiero divertirme un rato en carretera abierta. Y nunca lo cargo al 100 % salvo cuando es necesario”.
El mantenimiento ha sido mínimo: rotaciones de neumáticos, filtros del habitáculo y revisiones periódicas en el concesionario Ford local. Eso sí, los neumáticos sí se los come: ya lleva cinco juegos, porque el peso y los kilómetros no perdonan. Los originales llegaron a 88.000 km y los siguientes han rondado los 100.000 cada uno. “Pero nada fuera de lo normal para el uso que le doy”, explica.
Un viaje “de ida… y parte del camino de vuelta” a la Luna
Más allá del récord de kilometraje, la historia de David tiene un punto humano que llama la atención. Inspirado por su abuelo, veterano de la Segunda Guerra Mundial, ofrece viajes gratuitos a veteranos y a sus familias para acudir a citas médicas o cementerios nacionales. “No es publicidad ni nada parecido. Es mi manera de devolver algo a mi comunidad”, cuenta.
Una de las cosas que más disfruta en su día a día, según cuenta, es la conducción manos libres con el sistema BlueCruise y la ausencia de ruido y vibraciones de un motor térmico. “Es como ponerte auriculares con cancelación de ruido en un avión”. “Al final de la jornada llego mucho menos cansado, y eso mis pasajeros también lo notan”.


En Ford han calculado que 400.000 kilómetros son más o menos la distancia hasta la Luna… y parte del camino de vuelta. Lo más llamativo es que el coche lo ha hecho sin necesidad de grandes reparaciones y sin la degradación dramática de batería que muchos temen al pensar en un eléctrico. Los datos de la marca dicen que las baterías “están diseñadas para mantener al menos un 90 %” de capacidad hasta los 160.000 km.
David ya ha multiplicado esa cifra por dos, y subiendo, y el coche sigue funcionando casi como el primer día. “Cuando alguien me dice que los eléctricos no duran o que la batería se muere pronto, sólo les enseño el cuentakilómetros”, bromea. El Mach‑E de David Blenkle sin duda es un ejemplo real de cómo un eléctrico puede ser fiable, eficiente y capaz de soportar un uso intensivo sin dramas de batería ni mantenimiento cuando se cuidan los hábitos de carga.
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