16 octubre, 2025

Cosechadoras, puentes o turbinas eólicas. La industria europea se está paralizando por los aranceles ‘ninja’ que EEUU ha escondido en la burocracia

Cosechadoras, puentes o turbinas eólicas. La industria europea se está

Krone, uno de los principales fabricantes europeos de maquinaria agrícola (con sede en Baja Sajonia y una plantilla de 10.000 personas), ha suspendido sus exportaciones de maquinaria pesada a su segundo mercado, EEUU, donde vendía equipos por unos 130 millones de dólares al año. La culpa la tienen unos aranceles poco conocidos que EEUU aplica a derivados del acero desde hace unos meses.

En concreto, hablamos de 407 productos que van de agujas de tejer a cosechadoras, barbacoas, frigoríficos, ascensores, estructuras de puentes y aerogeneradores. El problema no es sólo el tipo arancelario que se les aplica, sino la burocracia que obliga a las empresas a demostrar el origen, el peso y el valor de cada componente metálico.

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Un laberinto burocrático que nadie vio venir

La nueva norma entró en vigor el 18 de agosto, de forma discreta y fuera del acuerdo comercial firmado entre la UE y EEUU apenas unas semanas antes. A partir de entonces, para enviar por ejemplo una cosechadora con hasta 18.000 piezas, el fabricante debe demostrar exactamente de qué país procede cada tornillo, eje o chapa de acero que contiene la máquina, e incluso identificar en qué planta se fundió y moldeó ese metal.

En la práctica, esto significa rastrear el acero hasta el nivel de cada unidad de inventario (lo que en la documentación técnica se llama “nivel SKU”), algo que pocas empresas pueden garantizar porque implica recopilar certificados de cada proveedor y de los proveedores de estos.

Cualquier mínimo error en el proceso o una falta de información puede ser fatal: las aduanas estadounidenses aplican tasas punitivas de hasta el 200%, similares a las que castigan a los productos rusos, según advierte la consultora logística Flexport.

Krone
Krone

Bernard Krone, presidente de la compañía, reconoce a The Guardian el “shock” que ha supuesto este nuevo marco comercial, “del que nadie sabía cómo cumplir las reglas”. La empresa ha detenido la producción en algunas líneas, amplió las vacaciones de su plantilla y ahora solo enviará contenedores de prueba con equipos más pequeños como segadoras, rastrillos o esparcidores de heno antes de volver a exportar grandes cosechadoras que superan los 700.000 euros.

Un arancel que no se ve, pero que acaba pagando el cliente final

“Si suben los costes para los agricultores, el que acaba pagando más por sus productos diarios es el ciudadano estadounidense”, advirtió Krone. En otras palabras: estos aranceles “ninja” son invisibles para el consumidor, pero terminan repercutiendo en el precio final de los alimentos, electrodomésticos o infraestructuras.

Mientras tanto, los productores europeos tratan de aclarar cómo presentar los nuevos documentos exigidos por la aduana estadounidense. “Hay que conseguir información del proveedor del proveedor del proveedor. Es prácticamente imposible”, lamenta el jefe de comercio exterior de la federación alemana de ingeniería VDMA, Oliver Richtberg.

Acero
Acero

El acuerdo inicial entre Bruselas y Washington establecía un arancel general del 15 % sobre la mayoría de productos europeos, pero esta llamada “lista del acero” lo complica todo: incluye más de 400 artículos y permite que EEUU revise los gravámenes varias veces al año. Eso deja a la industria europea sin margen de planificación. “Los obstáculos burocráticos son tan altos que algunas empresas han dejado directamente de exportar a EEUU”, afirma la VDMA.

La consecuencia es un efecto dominó que va mucho más allá de la maquinaria agrícola: afecta también a campanas extractoras, lavavajillas, parrillas, ascensores, estructuras de puentes y ferrocarriles o turbinas eólicas. Y aunque recuerde a la disputa Airbus-Boeing de 2019, que desató la anterior oleada de aranceles, este nuevo frente tiene un origen distinto: se ampara en la Sección 232 del código comercial estadounidense, que permite imponer restricciones en nombre de la “seguridad nacional”.

Bruselas intenta calmar las aguas, pero la tormenta sigue

Krone Fabrica
Krone Fabrica

La Comisión Europea, a través del comisario de Comercio Maroš Šefčovič, ha pedido explicaciones a Washington y ha propuesto retirar del cálculo el componente metálico “fundido y colado” para centrarse en el producto final.

Pero EEUU no parece dispuesto a ceder: en la próxima ronda de negociaciones, quiere incluir además las normas europeas sobre digitalización, sostenibilidad y cumplimiento corporativo, según Bloomberg.

Para las empresas europeas, el escenario inmediato pasa por rediseñar sus productos, relocalizar proveedores y certificar cada lote de acero o aluminio que usen. En la práctica, significa invertir tiempo y dinero en trazabilidad, algo que solo las grandes corporaciones pueden afrontar sin quebrar.

Imágenes | Krone

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