Chistes tan malos que hacen reír a todos
De católicos y un médico
Una monjita ante el médico:
“Doctor, tengo un ataque de hipo desde hace un mes, y eso no me deja vivir. No duermo, casi no como, y me duele todo el cuerpo de tanto movimiento compulsivo involuntario”.
“Hermana, tiéndase en la camilla, que la voy a examinar”. La examina y le dice: “Hermana, usted está embarazada”.
La monjita se levanta y sale corriendo con cara de pánico. Poco después, el médico recibe una llamada de la Madre Superiora.
“Pero doctor, ¿qué le ha dicho a la hermana María?”.
“Verá Madre. Como tenía un fuerte ataque de hipo, le dí un susto para que se le quitara, y supongo que ya se le habrá desaparecido ¿no?”.
“Si doctor, a la hermana María se le quitó el hipo. Pero no sé si por el susto o por qué, después que el Sacristán le preguntara cómo le había ido, el pobre hombre se ha tirado desde el campanario”.
“Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber reído”… Jean de la Bruyere.
“Quien nos hace reír es un cómico. Quien nos hace pensar y luego reír es un humorista”… George Burns.
“La gente se distingue de todas las demás criaturas, porque posee la facultad de reír”… Joseph Addison.
De viaje a Nueva York
Una joven señora viajaba a Nueva York en avión, con su hijito, quien apenas comenzaba a hablar. De pronto él le dijo: “Mamá, molino”.
“Ah, si, hijito, en el aeropuerto de Nueva York venden unos preciosos molinitos. Al llegar, te compraré el más bello”. Minutos después, repitió el niño:
“Mamá, molino”. “Si, hijo mío, al llegar te lo compro”.
De nuevo la voz de la críatura: “Mamá, ¡ya me oliné!”.
Entre traficantes
“¿A qué te dedicas?”.
“Soy traficante de órganos humanos”.
“¿Tienes corazón?”.
“¿Es una acusación o eres un cliente?”.
“La primero que aprende un niño cuando le regalan un tambor, es que jamás le regalaran otro”… Joseph McKadew.
Del reglamento de la Sociedad Nacional de Transportes Aéreos de Estados Unidos: “Ningún pasajero deberá entrar al avión mientras el aparato esté en el aire”… (UPI).
“El reggaetón está provocando un fenómeno interesante: la ropa y la mente se gastan por dentro”… La Pimpi.
Gracias a la vida que ha dado tanto, incluso un lector reilón como tú.
