19 octubre, 2025

Así funcionan los servicios médicos de un torneo de tenis

Los Servicios Médicos del Mutua Madrid Open en acción. Fuente: Punto de Break

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🎾 Casper Ruud vs Jack Draper

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Cuando estás en un torneo de tenis de dos semanas de duración, hay momentos donde la curiosidad apunta más allá de lo que sucede dentro de la pista, incluso dentro de los estadios. Claro que los jugadores son los protagonistas, que sin ellos nada de esto existiría, pero alguien tiene que encargarse de que lleguen en una condición óptima a cada partido, un grupo de profesionales que trabaja en la sombra para que el aficionado tenga su dosis de espectáculo diaria. Es momento de darle el lugar que se merece a todo el equipo médico que cuida durante todo el año la salud de nuestros tenistas.

Ninguna persona nos puede explicar mejor esta labor que Tomás Pérez (Talavera de la Reina, 1976), quien lleva ejerciendo de Coordinador de los Servicios Médicos del Mutua Madrid Open desde el año 2005. ¿Qué pasa cuando un jugador no está capacitado para saltar a pista? ¿Cuántas horas de fisioterapia necesitan? ¿Se pueden prevenir todas las lesiones? ¿Qué particularidades tenía tratar a Federer, Nadal o Djokovic? ¿Cómo ganó el título Andrey Rublev estando tan enfermo? ¿Hay miedo en la profesión tras el positivo de Jannik Sinner? Después de tres semanas trayendo una entrevista diaria a Punto de Break, os puedo asegurar que muy pocas me resultaron tan interesantes y curiosas como ésta.

Cuéntame, Tomás. ¿Cuál es tu función?

Me encargo de coordinar las diferentes partes que tiene el servicio médico del torneo, fundamentalmente la parte de asistencia médica, ayudado por el personal de enfermería, además de la parte de fisioterapia. Son dos equipos compuestos casi por el mismo número de personas, aunque el 80% del trabajo recae sobre el equipo de fisioterapia. En mi caso, empecé como fisioterapeuta raso, hasta que en el año 2005 apostaron por tener un fisio coordinando todo el sistema… y ese fui yo.

Entiendo que sois varios departamentos.

Damos también mucho soporte a una figura que se llama PHCP, el provider de ATP/WTA. Cada circuito manda cinco personas a los torneos, es una figura transversal que pueden ser enfermeros o fisios, pero también necesitan soporte nuestro para hacer su trabajo. Son los que salen a la pista, realmente, pero trabajan mucho en la sombra.

¿Algo más?

Bueno, luego quedaría coordinar los turnos de los médicos, las salidas a pista, quién lleva cada circuito, horarios previstos de arranque y de final, pruebas médicas… todo eso acaba en un cuello de botella que soy yo, todo el mundo hace su trabajo y yo coordino un poco todo desde arriba cada movimiento relacionado con el servicio médico.

Que si ocurre algo, estéis vosotros ahí.

Justamente, aunque si algo no tienes aquí es tiempo, tenemos muchas cosas menos tiempo. A veces tienes que resolver algo en cuestión de horas, si un jugador juega o no juega, o si se tiene que retirar, nosotros no podemos retirarlo por capricho o porque el jugador diga que no está bien. Tenemos que tomar decisiones rápidas, sabiendo además cómo está la sanidad hoy en día, no es fácil conseguir que te hagan una resonancia y que se resuelva en 30 minutos para luego tomar una decisión en menos de dos horas.

Este es el equipo médico del Mutua Madrid Open.

 

¿Cuánta gente forma tu equipo?

El número fluctúa un poco según el año, al final me toca sacar a la gente de sus trabajos habituales, no todos viajan a los torneos, muchos lo hacen como algo excepcional. Este año tengo 10 médicos, 5 enfermeros, 16 fisioterapeutas, 3 técnicos de emergencias, que también dependen de nosotros, y 5 podólogos que provienen de una empresa externa.

¿Llegáis a todo o hace falta alguna mano extra?

Se llega a todo, muchos compañeros me comentan que da gusto la velocidad a la que resolvemos las cosas, sobre todo a nivel médico. Por ejemplo, en Wimbledon o Roland Garros hay un solo médico para los dos circuitos […] En el momento en el que tres o cuatro jugadores se junten para solicitar una prueba médica, les toca esperarse a que termine el anterior, como cuando vamos a nuestro médico de cabecera cualquiera de nosotros. Obviamente, siempre hay momentos donde te hace falta gente, sobre todo en la parte de los fisios. Normalmente no solemos recibir quejas por los tiempos que manejamos.

¿Recuerdas alguna circunstancia de veros desbordados?

No recuerdo nada extremo, solo alguna ocasión donde nos ha tocado dividirnos un poco y medir qué era lo más prioritario. ¿Qué es prioritario? Cualquier decisión que pueda afectar al juego siempre es prioritario. Esto los jugadores lo entienden muy bien, para eso tenemos intendencia para atender cosas que no sean tan urgentes, pero lo más importante siempre son asuntos relacionados con el orden de juego. Nuestro peor momento siempre es durante la primera semana, cuando están ya casi todos los jugadores, incluidos los de fase previa. Desde que aumentaron la capacidad de los cuadros a 96, el volumen es gigantesco.

¿Y alguna situación muy delicada por lesión?

Lo tenemos muy reciente: el año pasado con Rublev. Fue una situación que además fue empeorando y no sabíamos por qué. Empezó estando estable pero luego se fue complicando muchísimo, aunque el jugador lo dio todo. Recuerdo estar a unas horas de la final y no saber si realmente íbamos a quedarnos sin final […] Hubo un momento donde fue una posibilidad más que razonable.

¿Cómo lo recuperasteis?

Sobre todo por el empeño del jugador. Nosotros hicimos lo que pudimos, pero el jugador seguía empeorando clínicamente, para mí ese día salió a jugar como si fuera El Cid, lo único que pedía es que no se desmplomara en medio de la pista. De repente pasa el primer set y este hombre giró la situación 180º…

… perdona que te corte, ¿no le aconsejasteis no jugar?

Se le dijo que no estaba en condiciones físicas de jugar, pero al final quien firma la retirada, de acuerdo con los supervisores y el médico oficial del torneo, es el jugador. Normalmente no suelen oponerse, pero aquí estaba en la final y el jugador quería jugar. Intentamos que se quitara eso de la cabeza, le avisamos que lo normal es que después de la final se fuera directo al hospital, y así fue […] Jugó, ganó, pero de aquí se fue al hospital, donde estuvo varios días ingresado. Fue una situación clínica que se alargó mucho, no respondía a nada, todo fallaba, pero esta gente está hecha de otra pasta.

Andrey Rublev y su milagro en el Mutua Madrid Open 2024.

 

Imagino que no será fácil decirle a un jugador que se retire habiendo tantos intereses detrás.

Hay muchos intereses alrededor, como el propio torneo o los medios de comunicación, por no hablar de los aficionados que vienen y pagan su entrada. Más allá de esto, todo el mundo entiende que, cuando hay un riesgo real, es nuestra responsabilidad pensar en la salud del jugador, pero algún caso ha habido de tenistas que salieron a jugar lesionados. Con Rublev nos costó mucho sacar adelante la situación, pero conseguimos hacer nuestro trabajo y que luego incluso fuera a Roma.

Me viene a la cabeza Nishikori en la final de 2014…

Él tenía una rotura importante en un músculo, se le avisó del riesgo que había si jugaba, altas probabilidades de empeorar. Tú no puedes controlar esas cosas, quizá alguna puedas contenerla con un vendaje, apurar las últimas bolas, pero jugar una final con una rotura muscular es una locura. En cualquier caso, el jugador tiene la última palabra. Nosotros lo entendemos, no podemos impedirles jugar, pero antes debemos avisarles del riesgo real que supone su decisión. Repito, en la mayoría de los casos lo entienden y no arriesgan, lo último que quieren es quedarse fuera del circuito varios meses por arriesgar. Pese a ser un deporte individual, suelen ser muy respetuosos con los consejos que les damos, lo normal es que hagan caso. Todo lo contrario de lo que sucede en el fútbol.

¿Qué puedes decirme de la lesión de Paula Badosa?

Este es un caso peculiar, lo tienen muchos deportistas, en el circuito hay alguno más, pero normalmente no se llega a saber. Es un dolor que, cuando se complica de verdad, duele mucho, hasta el punto de no poder caminar. La gente no puede llegar a imaginar lo que supone esto. Tampoco quiero decir que le vaya a ir mal si sigue jugando, pero si esa lesión se descontrola, le afectará mucho a su rendimiento deportivo. Existe una solución real, una solución quirúrgica, pero la retiraría del deporte. Respeto mucho su decisión, son tan buenos que aprenden a controlar la situación y a vivir con ese hándicap, lo asumen y aprovechan esos momentos buenos cuando la lesión no se revela.

No he jugado un solo día de mi vida sin dolor”, dijo Nadal en su momento.

Esto le pasa a él y a la mayoría de tenistas, es la vida del deportista profesional, son caballos de competición.

Rafa tuvo una lesión en 2005 que casi le retira del deporte, ¿hay explicación científica?

En esta profesión se han visto lesiones incompatibles con un nivel de rendimiento físico alto, cosas que hemos descubierto por casualidad. En su caso, de haberse dado en un sujeto normal, incluso con una alta preparación deportiva, era un situación muy complicada, de mucha inestabilidad articular. En salud las cosas nunca son blanco o negro, depende también de la propia persona e incluso del entorno. Igual para otra persona hubiera supuesto un hándicap importante, o directamente el fin de su carrera, pero Rafa siempre ha tenido una condición física por encima de la media.

Algo sobrehumano.

Eso tampoco, no es Superman, pero es evidente, todo el mundo lo ha visto. Es increíble cómo ha superado con creces la media de las carreras más largas de tenistas profesionales en los últimos tiempos.

Rafa Nadal pidiendo tratamiento en el Mutua Madrid Open.

 

Se dijo que tenía el umbral del dolor más elevado.

Cualquier deportista profesional, quizá por las endorfinas, muestran un umbral mucho más alto. El dolor es muy subjetivo, quizá nosotros no lo soportaríamos, pero a ellos les permite jugar. Quizá se exageró un poco con aquella lesión, o quizá también se subestimó a Rafa y a su equipo. El entorno es clave en estos momentos. Aquí creo que todas las personas que tenía alrededor fueron clave para que él superara cada una de las adversidades físicas que se fue encontrando. Después incluso ha tenido cosas más complicadas, como el tema de la cadera, y aquí hemos vuelto a verle jugar.

¿Te sorprende que la figura del fisioterapeuta haya ganado tantísima importancia?

Para mí es uno de los mayores orgullos profesionales que puedo sentir, además lo he vivido aquí. La gente da por hecho que cualquiera del top10 tiene fisio particular, pero no es así. En los últimos cinco años, tenistas de un ranking más modesto han incorporado esa figura de manera habitual, aunque sabemos que también supone un coste muy elevado. Tener un fisio a tu disposición 24/7 es caro, lo tienes que llevar, mantener y alojar. Aún así, me encanta ver cómo ha crecido la profesión en los últimos años. Personas de mi equipo médico viajan buena parte de la temporada con algún jugador que han conocido aquí. Para mí es un orgullo que se lleven a gente que han trabajado con nosotros, ahora mismo hay varios españoles por el mundo ejercitando la profesión.

Nada que ver con aquel 2005 cuando empezaste.

De hecho, las salas donde hacemos estos tratamientos las hemos tenido que duplicar, por la cantidad de jugadores y jugadoras que vienen con su propio equipo. Desde el COVID te diría que ha tenido un crecimiento exponencial muy grande, el cuidado físico ha cogido mucha importancia en las prioridades del tenista profesional.

¿Qué porcentaje de jugadores viaja con un fisio particular?

Que lo lleven todo el año, muy pocos. Que tengan un fisio personal para ciertos momentos de la temporada donde juegan más torneos, te diría que un 50%. Antes era algo más anecdótico, incluso gente del top10 solo tenían su fisio cuando volvía a su campamento base, pero no viajaban con él.

Sé de jugadores que ya viajan antes con su fisio que con su entrenador, normal viendo cómo está el calendario.

Ese factor también lo ha cambiado todo. A nosotros se nos conoce por tratar lesiones, pero sobre todo por prevenirlas. Afortunadamente yo no he tratado muchas lesiones, aunque siempre alguna se da, pero mi trabajo es prevenirlas. ¿Por qué llevamos el coche a la revisión? Para que no me falle luego, porque si me falla me toca pagar una grúa. El jugador lo ve de esta manera, no tener lesiones es una inversión, porque estando fuera del circuito estás fuera de todo, pierdes imagen, patrocinadores y además no cobras. En ese aspecto somos esenciales, en la parte de la prevención.

Te traslado la pregunta de moda: ¿Masters 1000 a una o dos semanas?

Hace poco Alcaraz dijo que le gustaban más los Masters 1000 de una semana, pero luego llegamos a esos Masters 1000 y el jugador se queja: ‘Es que no me he podido recuperar, no tengo ni 24h para descansar’. Ahí es donde tiran del fisio, porque nosotros podemos acelerar tiempos de recuperación, pero con las lesiones no tanto. Para recuperar sí tenemos una función muy importante, por eso se valora tanto nuestra figura, porque además ahora el calendario está endemoniado, es una locura. Muchas veces pienso: los jugadores que quieren jugarlo todo, ¿cuándo ven a su familia? Es fundamental descansar física y mentalmente.

Tratamiento de podología en el Muta Madrid Open.

 

Me dijo Davide Sanguinetti esta semana que el deporte es bueno para la salud, pero el deporte de competición es fatal para el cuerpo.

La gente no es consciente de lo que supone jugar un partido de tres horas, con un 90% del tiempo en metabolismo anaeróbico, no os lo podéis imaginar. Es un nivel de estrés que deteriora los tejidos, que produce una fatiga extrema, la realidad es que llevan el cuerpo al limite. No es lo mismo tres horas de maratón que tres horas en una pista de tenis. No lo hacemos de forma regular pero, si a muchos de ellos les hicieras una analítica cuando salen de la pista, tendrías que meterles suero. Muchos salen en unas condiciones de desgaste físico tan grandes que a veces requiere un reposo natural de 24/48 horas.

No hay solución fácil.

En estos torneos, cuando vas avanzando rondas, tener ese día libre entre partidos es un alivio para ellos. Ni el mejor fisio del mundo te va a recuperar mejor que tomarte un día libre para irte a ver un musical y olvidarte de la competición.

No me quiero imaginar cómo será esto en diez años.

Esto siempre va a más, no se detiene. ¿Hasta dónde vamos a llegar?

Humanos robotizados.

Pues a lo mejor es la solución, ya hemos tenido a gente con prótesis compitiendo en el circuito profesional, como el caso de Andy Murray. El ser humano no tiene un rendimiento ilimitado, pero en esto la medicina regenerativa tiene mucho que decir. Los cuidados que hay ahora no tienen nada que ver con los que había hace 50 años. Hemos evolucionado mucho, pero al final estamos  poniendo parches a una cosa que no tiene sentido. ¿Qué vamos a jugar, 356 días al año? Ya están los torneos solapados, aquí alguno juega la final y cinco días después está jugando en Roma.

Quiero ponerme en vuestra posición, cuando el jugador viene y se tumba en la camilla. ¿Les gusta ese momento?

Les gusta, les gusta. Algunos incluso te piden más, aunque no sea necesario y no aporte nada. Tienen ese umbral de tolerancia tan elevado que les gusta la intensidad, no a todos, pero sí de forma general. Te diría que pueden quedarse sin comer, pero la cita con el fisio no se la saltan.

¿Tenéis preferencia por ciertos jugadores?

Elige el jugador, nosotros los queremos a todos por igual, aunque también hay mucho mito alrededor de este tema. Preparando sets en algunos hoteles me he encontrado con cosas curiosas, como algunas listas de peticiones de los manager […] Luego hablabas con el jugador y te decía que ellos no habían pedido nada, ni aquí ni nunca. No sé hasta qué punto esas exigencias que rodean a los top son más de su entorno que realmente del jugador.

Así son los servicios médicos del Mutua Madrid Open.

 

Quizá se muevan más por superstición.

Igual no te quieren a ti por ser el mejor pero, si un día le tocaste, aunque no salieran contentos, pero ganaron el partido… es fácil que en la ronda siguiente pidan que les vuelves a tratar. Algunos son supersticiosos en ese sentido, si la cosa funciona, no cambian nada.

Me viene Rafa a la cabeza.

Sí, aunque Rafa estuvo toda la vida con Rafa Maymó, su gran compañero. En nuestro caso, si alguna vez le tratamos con algún vendaje o lo que fuera, siempre iba a por la misma persona. Son muy metódicos, aunque siempre tienen la libertad de elegir con quien se sientan a gusto. Ellos pueden reservar con la persona que quieran, siempre y cuando nos permita tener esa flexibilidad para distribuir la carga de trabajo.

En cuanto a hombres y mujeres, ¿hay mucho tabú?

Actualmente no, pero esto ha cambiado mucho. Antes la WTA era un poco más escrupulosa, un mundo más feminizado, los hombres entraban a cuentagotas. Ahora ya no, se han roto muchas barreras, la preferencia ahora mismo está en trabajar con aquella persona con la que te haya ido bien, da igual si es hombre o mujer.

¿Y el fenómeno fan? Entiendo que esto va a rajatabla.

Ante todo pedimos mucha profesionalidad y cierta distancia con ellos, esto lo destacamos mucho cuando entra una persona nueva al equipo, sobre todo si han tenido poco contacto con el tenis de élite. Por ejemplo: fotografías, autógrafos, ir a tomarse un café… claro que la amistad surge, pero solo si es por invitación o sugerencia del jugador, nunca por nuestra propia iniciativa. Al final el jugador tiene dos mundos, la gente de su círculo profesional y la gente que está al otro lado de la barrera. A mí una de las cosas que más me gusta de trabajar en el tenis es el respeto profesional que nos tienes los jugadores. Traspasar esa línea puede hacer que bajes dos escalones. Si fueras doctor y te viene un paciente, ¿traspasarías esa barrera?

Totalmente comprensible.

Lo que pasa con nosotros es que traspasamos la barrera del contacto físico, imagina que lo primero que te hacen cuando llegas al fisio es desnudarte y tocarte. En ese momento se rompen todas las reticencias. Es un contacto muy directo, mantenerte en tu papel creo que es una ley básica para que el jugador te respete, esto es lo único que le pido a la gente del equipo. Cada uno tiene que estar en su lugar y eso no se nos puede olvidar, nosotros estamos a su servicio, aunque la amistad no está reñida con hacer un buen trabajo y ser profesional. La clave está en saber dónde está el límite.

¿En qué momento te costó más proteger esa barrera?

Me pasó siempre con Federer (sonríe). Además, muchas veces nos ponía en situaciones complicadas, porque era un poco pícaro, evadía muchas de nuestras recomendaciones. Ahí tenía que debatirme entre la profunda admiración que le he tenido siempre y ser lo suficientemente profesional para que, sin que él se enojara, conseguir que hiciera ciertas cosas, siempre respetando esa línea de momentos curiosos y divertidos que pedían sacar la cámara y hacer una foto. No lo hice jamás.

Tomás Pérez, coordinador de los servicios médicos del Mutua Madrid Open.

 

¿Qué tenía Roger que le hacía diferente?

Es un carisma especial, el Big3 en general tenía mucha presencia, no solo tenían esas aptitudes físicas y el conocimiento técnico de lo que hacen, ellos además fueron maestros a la hora de mostrar ese carisma, respetando siempre a cada contrario. Me acuerdo una final aquí de Federer donde todos pensamos: ‘Vamos a ir recogiendo porque lo va a destrozar en cero coma’. Pero no, asombrosamente no fue así. Todos lo veíamos jugar y dijimos: ‘¿Cómo ha hecho esto? ¿Cómo se le escapó ese juego?’. Al final acabó ganando, pero cuando salimos y vino a despedirnos se lo preguntamos: ‘Te hemos visto un poco extraño en la pista…

[…]

Mira, me dijo una respuesta que jamás podré olvidar: ‘Hoy la gente vino a ver tenis. Yo sabía que iba a ganar, pero tenía que dar tenis’. Ahí me demostró que era algo más que un gentleman, era una persona que entendía muy bien este negocio. Intentó alargar el partido intencionadamente porque la gente había venido a ver tenis, eso solo lo hace un maestro, un genio capaz de jugar con los tiempos, ¿cómo es posible dominar eso? Hay que ser muy superior, pero Federer podía. A partir de ese momento, siempre me fijé en él cuando jugaba, era como los gatos que juegan con el ratón, hasta que lo atrapan. Eso no se lo he visto hacer a otro jugador.

¿Hay alguna explicación científica para que Federer no se retirara nunca en más de 1.200 partidos?

Una técnica casi perfecta, diría yo. Como anécdota, recuerdo los primeros años cuando tenía que pesar y medir a todos los jugadores, pero Roger siempre se me escapaba, tenía que perseguirlo con la báscula por todo el estadio. No sé, igual estaba un pelín pasado de peso (risas). Cuando por fin me hice con él, me di cuenta que la gente cambia un montón con o sin ropa. Para nada tenía ese cuerpo atlético que quizá le ves a otros jugadores, él tenía un cuerpo normal. El físico hace mucho, está claro, pero hay tenistas más de físico y otros más de cerebro.

Federer es de cerebro.

Ion Tiriac dijo una vez: “Federer no juega al tenis, él toca el piano”. Aparte de tener mucha mano, tenía esa capacidad de ganar sin llevar su cuerpo al extremo.

Se saltaba las leyes físicas.

Cuando un tenista entra a la pista, sabemos que al cabo de unos minutos va a entrar en un metabolismo completamente anaeróbico, esto está súper estudiado, es lo que nos permite prevenir muchas lesiones. Según esta información, uno hace estrategias previas y posteriores al partido. Con Federer, muchas veces le tomamos pulsaciones en mitad de un partido y el tío estaba como Induráin, con unas pulsaciones que eran más bajas que las mías estando sentado. Tenía un control extremo de su cuerpo. En todos estos años jamás le vi una sobrecarga, nunca vino a pedirnos nada, como mucho a pedir alguna venda o a que le mirásemos un mínimo dolor en alguna zona. Ninguna retirada, prácticamente ninguna llamada a pista del médico… con él nunca fue una cuestión física, era todo cerebro.

Dios le tocó y él lo aprovechó.

Pero es que si tú le vieras en la cola del Mercadona no pensarías que es un atleta, pero ahí está su currículum de lesiones. Cuando estás en un torneo, forma parte del trabajo acceder al sistema para ver la información previa del jugador, eso se va moviendo entre todos los servicios médicos. Si tú tienes un eccema en la piel, te lo van a ver aquí, en Roma y en Roland Garros, trabajamos siempre con esa continuidad. Recordaré siempre la primera vez que abrimos el archivo de Federer… ¡estaba en blanco! No me lo podía creer, pero es que echaba años para atrás… ¡y estaba en blanco! Cómo era posible que este hombre con 28 años nunca haya tenido ningún problema. Supongo que tendría un fisioterapeuta excepcional, pero era más una cosa suya, un conocimiento extremo de su cuerpo para no llevarlo nunca al límite.

Roger Federer pidiendo tratamiento en el Open de Australia.

 

¿Esa superioridad viene de cuna?

Las diferencias entre el #1 y el #15 es extremadamente pequeña. Depende todo del momento, el contexto, lo que llevan detrás, lo que les rodea. Hay jugadores que cuando salen ahí fuera tienen otros problemas, así que tienen que concentrarse en lo que están haciendo, como cualquiera de nosotros. ¿Por qué solo están algunos arriba? Algunos más por la cabeza, como es el caso de Federer; otros más por el físico o porque tengan una técnica exquisita. Casos como el coco de Federer, el físico de Rafa o la capacidad de Djokovic no se ven todos los días.

Cuéntame alguna de Djokovic.

Es increíble cómo cuida cada detalle. De todos los jugadores que he conocido, Novak es el que más cuidado lleva a todos los niveles. Todos se cuidan, pero él lo hace a unos niveles superiores, súper cartesiano con sus horarios y su método. En los primeros años quizá no era así, hasta que descubrió la importancia que tenía cuidar su maquinaria.

Una rápida: ¿cuál es el mejor físico que haya pasado por tus manos?

Rafa tenía un físico espectacular, siempre lo ha tenido, pero eso no te libra de las lesiones. Es muy importante la planificación o tu genética. Quizá por fuera pareces muy fuerte pero luego la distribución de fibras que tiene tu tejido o el nivel de colágeno determina que sufras más lesiones ligamentosas o musculares. No existe nadie indestructible.

Pues alguien que te impresionara.

Impresionante era John Isner, físicamente era gigante, ¡era Gulliver! Necesitábamos cuatro manos para levantarle una pierna, aquello era excepcional. Wawrinka lo mismo, tenía un cuerpo súper duro, había que remojarlo en agua caliente antes de tocarlo (risas).

¿Y el más gracioso?

Djokovic, sin duda. Con la edad se templó, como todo el mundo, pero me quedo con Djokovic. Y Monfils también.

¿Alguno que no le gustara mucho ir a la camilla?

Ninguno, como mucho podríamos encontrar jugadores que nos usaban muy poco, por ejemplo Federer. Pero no porque no les gustara, sino porque no se lesionaban. Roger si sentía alguna molestia venía, nos consultaba, y luego se recuperaba él solo.

Servicios de recuperación del Mutua Madrid Open.

 

Una anécdota confesable, la que tú quieras.

Un momento que recordaré toda la vida es estar comiendo pizza en el Madrid Arena con Rafa Nadal e Íker Casillas. Nos equivocamos al hacer un pedido e inundamos el servicio médico de pizzas. Ellos llegaron con su nutrición súper controlada, pero al servicio médico entra muy poca gente… bueno, esto ya se puede contar porque ya ninguno está en activo (risas). De repente entraron con las pizzas y se les pusieron los ojos como platos. La cuestión es que nos equivocamos con la oferta del 3×2 y en vez de 12 pizzas nos llegaron 32. Una vez acabaron, nos dijeron: “Es que estas cosas, nuestros nutricionistas no nos dejan”. Fue un momento muy divertido.

Tema dopaje, ¿está el tenis menos limpio de lo que parece?

Pues a ver, nosotros tampoco vemos todo, aunque alguno tiene sus sospechas. En general no hay ninguna cosa rara, pero entiendo que alguna persona tenga sus dudas razonables, porque hay cosas que te pueden extrañar […] Pero no, no hay demasiadas cosas que no se puedan contar, aunque una cosa es contar y otra cosa en enseñarlo.

Lo de Sinner…

A esto me refería, hay situaciones y situaciones, siempre hay que ver el contexto. En el tema de Sinner me reservo mi opinión, aunque la WADA se tiene que pronunciar. ¿Recuerdas el caso de Sharapova con el Meldonium? Ahí se tomaron unas medidas muy injustas con ella, pero la deportista era tan profesional que las aceptó con una elegancia y deportividad tremenda. La WADA es bastante estricta, cuando hemos tenido controles antidoping es como todo, la trampa siempre va por delante de la ley. Ahí la WADA intenta siempre estar al día, revisando todas las sustancias que están en seguimiento. Para mí, siguen faltando cosas por saber, así que prefiero no opinar.

¿Da un poco de miedo trabajar después de este caso?

Somos muy profesionales en este sentido, revisamos constantemente la lista de sustancias prohibidas, algo que se actualiza anualmente. A veces, sobre la marcha, se empiezan a introducir algunas recomendaciones porque ya se sabe que se van a actualizar. Siempre hay una lista de sustancias en seguimiento que no están prohibidas, pero… ve teniendo cuidado con ellas. Nuestros botiquines se chequean constantemente, eso te lo puedo asegurar. Las normas está claras para todos, somos tremendamente escrupulosos y aconsejamos siempre al jugador acerca de las dudas que puedan tener. Estamos muy encima de ellos.

Igual tienen más miedo ellos que vosotros.

A veces nos preguntan, o directamente vamos nosotros a mirarles algunos suplementos que toman para ver si tienen alguna sustancia prohibida, porque quizá pueda contener algo que falle al doping. Tampoco los veo con miedo, pero sí les impone un control antidoping, no deja de ser una situación un poco tensa.

Tomás Pérez en la Manolo Santana del Mutua Madrid Open.

 

¿Hasta cuándo te ves al frente de esta nave?

Estaré todo el tiempo que me quieran, al final yo llegué aquí por casualidad y me lo he pasado súper bien. Me lo paso súper bien. Siempre le estaré agradecido a Mr. Tiriac, a la dirección del torneo y a Gerard Tsobanian, todos han tenido confianza ciega en nosotros, aunque también nos la hemos ganado con nuestra discreción y profesionalidad. Lo que tengo claro es que cuando acabe, no iré a peregrinar a otro torneo, este capítulo se cerrará. A mí me encanta esto, es como un campamento profesional, pero si algún día se acaba esta etapa, otra se abrirá.



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