Así es Rafa Jódar, el futuro del tenis español


🎾 Rafael Jodar vs Saba Purtseladze
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Rafael Jódar no ha necesitado ni un año completo para dejar su marca y brillar con luz propia en el circuito profesional. El español sigue dando pasos agigantados en su progresión, demostrando que los torneos de menor estatus se le quedan muy pequeños: esta semana logró su segundo Challenger en Lincoln, Nebraska, tras una semana prácticamente perfecta que le deja a solo 10 puestos del top-200… y le acerca de manera irremediable a la fase previa del Open de Australia 2026, el que sería su primer Grand Slam.
La aparición de cualquier talento precoz siempre es acompañada de cierta cautela y precaución por aquellos que le rodean. Muchísimas carreras se han quemado por las desmesuradas expectativas y las etiquetas difíciles de gestionar, algo que Rafael Jódar y su familia y entorno sabían desde el primer momento. Tras hacerse con el US Open júnior, el año pasado, tomaron una decisión trascendental: fichar por la Universidad de Virginia y foguearse en un ambiente muy distinto al de la jungla del circuito profesional, el del college universitario.
La decisión, desde luego, no ha podido traer mejores dividendos. Su primer año en Estados Unidos ha sido espectacular, con apenas una derrota (en su primer partido, curiosamente), siendo el líder de su equipo y galardonado como el Rookie del año a nivel nacional. Andres Pedroso, uno de los mejores entrenadores universitarios de la historia y el encargado de llevarle a Virginia (donde también tenía el compromiso de Joao Fonseca, imaginen lo que habría sido esta dupla…) sabía lo que tenía entre manos: un auténtico diamante que ha necesitado de poco tiempo de cocción para hacerse su hueco en Estados Unidos.
Contenido
Rafa Jódar como tenista: una base sólida, una derecha con gran aceleración y una mentalidad superlativa
Su tiempo en tierras norteamericanas le ha permitido, además, adaptar su tenis a superficies más rápidas. Jódar, más allá de los automatismos en tierra batida propios del tenista español, también sabe acelerar y adaptarse al first strike tennis que te demandan rivales y superficies en aquellas latitudes. Destacan muchas cosas de él, pero quizás la mayor de todas son precisamente sus fundamentos más básicos: su desplazamiento, su coordinación ojo-bola, la fluidez de sus golpes y la naturalidad en su golpeo, convirtiéndole no solo en un hueso duro, sino también en un todoterreno muy polivalente.
Si la base es buena (además, muy adaptable al contexto del tenis actual: brazos y piernas muy largas que le permiten tener una potentísima palanca de golpeo), la guinda final la pone una derecha sencillamente espectacular. El golpe que más destaca en su repertorio es su mayor amenaza: es muy capaz de cambiar con la paralela en cualquier instante del punto, le imprime un extra de aceleración gracias a un pequeño saltito a la hora del golpeo (a veces pareciera que tirase en suspensión, generando mucha potencia) y falla menos de lo que debería para el riesgo que suele tomar. Es, sin lugar a dudas, el golpe que le permite adaptarse a cualquier estilo de juego.
La gran decisión: viajar al Open de Australia y adentrarse en el profesionalismo o continuar un año más en la universidad
Con un estilo de tenis como éste y el crecimiento y madurez que te aporta una temporada en la universidad, no es casualidad que los resultados caigan como fruta madura. En apenas media temporada (!), el salto del madrileño ha sido descomunal: más de 600 posiciones de subida tras ganar dos Challengers, acumular un 21-4 de balance en sus últimos 25 partidos, pisar 7 semifinales en torneos de este nivel y sumar victorias ante nombres como Brandon Holt, Patrick Kypson, Martin Damm Jr o Mitchell Krueger, habituales de previas de Grand Slams y con experiencia sobrada tanto a nivel ATP como Challenger.
Y ahora, ¿qué? Esa es la pregunta que los aficionados, tanto españoles como estadounidenses, se hacen. Durante la disputa del Challenger de Lincoln, Rafa recibía la pregunta del millón: ¿pasará a ser profesional a tiempo completo o seguirá un año más en Virginia? La respuesta fue abstracta a más no poder: Jódar se mostraba inquieto y emocionado con lo que está por venir y se tomaba la cuestión con un filosófico «cualquier cosa puede ocurrir». Agradecido, por supuesto, por la oportunidad que le ha dado el tenis universitario… pero sin cerrarse ninguna puerta, sabedor de que su sitio, por nivel y tablas, ya se encuentra en la jungla de cemento del circuito profesional.
Quizás sea un poco pronto para que Rafa se lance a la aventura. Quizás sería una bendición para su desarrollo pasar una temporada más, de enero hasta mayo, curtiéndose por todo Estados Unidos, empapándose de nuevos conceptos, acumulando tiempo en pistas duras y potenciando características que van más allá del tenis. Y, a pesar de todo ello… el Open de Australia 2026 se asoma en el horizonte como una aurora boreal, una de esas oportunidades que tanto tiempo llevabas buscando y que te llega, quizás, cuando menos te lo esperas. El talento y la mentalidad te empujan a lugares maravillosos cuando se conjuntan de esta forma, y Rafa Jódar lo sabe… pero solo él sabe cuál será su rumbo. Pase lo que pase, aquí estaremos para seguirlo.