30 septiembre, 2025

Así derrotó Sinner una vez más a De Minaur en semifinales de Pekín

Jannik Sinner avanza a la final del ATP Pekín 2025. Fuente: Getty

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Con sufrimiento, con molestias, dejándose otro set por el camino, pero siempre con la grandeza que se le presupone. Jannik Sinner volvió a sacar adelante un partido complicado en este ATP 500 de Pekín 2025, derrotando por undécima ocasión a un Alex De Minaur (6-3, 4-6, 6-2) que sigue sin encontrar la fórmula para desactiva al cyborg italiano. Hoy por momentos pensamos que podía dar el golpe, que se darían los requisitos para que saltara la sorpresa, hasta que llegó el tercer parcial y allí se destapó la verdad del asunto. Billete a una nueva final, la séptima de la temporada, la tercera consecutiva en este evento.

No importa lo que diga el H2H de una rivalidad, por muy decantado que esté hacia un lado, me gusta pensar que llegará el día –aunque solo sea uno– donde el rol de sus protagonistas cambie. El pensamiento positivo cuando has perdido diez veces contra el mismo tipo es que, en cada derrota, te llevas una nueva lección, un aprendizaje distinto de por dónde deben ir los tiros en la próxima ocasión. La reflexión negativa –quizá también la más realista– es que si has perdido diez veces contra el mismo jugador es porque algo pasa. Algo tiene Jannik Sinner –ojalá fuera solo una cosa, pensará el australiano– para que Alex De Minaur todavía no haya podido derrotarle en un encuentro oficial después de más de un lustro viéndose las caras.

De entrada, incluso por encima de cualquier planteamiento táctico, era vital para De Minaur escoger la mentalidad adecuada para esta semifinal. ¿Primaría el valor del desafío de cruzar por fin la línea o pesaría la desazón de volver a caer en la misma trampa? El 10-0 en la balanza era duro de digerir, pero más cruel si cabe era el parcial de 23-1 en sets disputados. Lo que se conoce como tener una bestia negra, alguien con un estilo de juego que desarbola por completo tus habilidades, independientemente de las condiciones o la superficie. Y eso que el de Sidney es un luchador de raza, alguien que siempre da la cara, que siempre está dispuesto a intentarlo, pero con el italiano se conoce que con eso no es suficiente.

Por si acaso fuera este el día donde todo cambiara, necesitaba Jannik estar especialmente inspirado con el servicio, una cuenta pendientes que se destaca todavía más en sus duelos ante Alcaraz. Esta mañana, teniendo enfrente a otro magnífico restador, sus números desde la línea de saque era primordiales para que ninguna pieza se moviera del tablero. Y vaya si lo cumplió, con registros superiores al 80%, aunque también remando fuerte cuando surgió alguna bola de break en contra. La prioridad era ganar el primer acto (6-3) y empezar liderando, no sea que luego llegaran los problemas.

LLEGAN LOS PROBLEMAS

Tiene Sinner esa habilidad para ganar sus partidos por la vía rápida, casi sin enterarnos, que a veces nos olvidamos que no es una máquina, como él mismo expresó alguna vez. Su condición de humano le hace vulnerable, frágil e imperfecto, esto significa que también puede fallar. De repente, en la reanudación del segundo set, algo pasaba en su pierna izquierda, parecía glúteo. Una molestia que le hacía llevarse la mano a la zona afectada mientras, sin perder su instinto competitivo, salvaba múltiples bolas de break apoyado en su servicio. “Tiene que ser ahora o nunca”, pensaría el oceánico, que encontró una oportunidad a la que aferrarse para no perder la fe.

El deporte está lleno de circunstancia y una de ellas, aunque no sea la deseada –o bueno, esto depende de cada uno– es que tu rival esté tocado. Hoy le tocaba a Sinner surfear esa ola, solo que contra un oponente que te exige y te exprime como pocos, incidiendo en intercambios largos en busca del fallo. Hasta 20 errores no forzados cometió el de San Cándido en la segunda manga, claramente afectado por el nuevo escenario, aunque ni mucho menos fue un desastre. Llegados al 4-4, cualquier cosa podía pasar, de hecho, casi que lo normal es que los grandes se hagan infranqueables en el momento crítico, pero aquí el aire soplaría en otra dirección.

Jannik Sinner avanza a la final de Pekín. Fuente: Getty

 

UN FINALISTA MERECIDO

No me pregunten cómo lo hizo, porque de verdad que Sinner no es de fingir o perder el tiempo dentro de una pista de tenis. El tercer asalto comienza con el italiano haciendo break, para luego confirmarlo en un juego donde vuelve a salvar varias bolas de ruptura, para luego reconfirmarlo con un segundo break que nos ayudó, de manera anticipada, a saber cómo terminaba todo esto. Dirá el refranero que De Minaur lo dejó escapar, que lo dejó con vida, pero no es cierto. Más allá de las bolas de break que no logró aprovechar, Alex siempre estuvo ahí esperando su oportunidad, cosa que en el tercer acto jamás llegó. Excesivo castigo cerrar la función con un 6-2, seguro que sí, pero así se las gasta el Nº2 del mundo. ¿Y las molestias? Ni idea, puede que solo fueran calambres. En un ratito Daniil Medvedev y Lerner Tien se enfrentarán para ver quién le acompaña en el último baile de la semana.



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