16 octubre, 2025

Antes del asfalto, las grandes ciudades pavimentaban sus calles con adoquines de madera. Una eficaz alternativa que aún podemos ver en Madrid

Antes del asfalto, las grandes ciudades pavimentaban sus calles con

Cuando pensamos en una carretera o acera adoquinada, nos vienen a la cabeza pequeños bloques de piedra. Pero hubo un tiempo en el que muchas ciudades europeas y norteamericanas sustituyeron el duro granito por adoquines de madera en sus calles. Sí, de madera.

Silenciosos y relativamente económicos, se convirtieron en una prolífica alternativa a los fríos y ruidosos adoquines de granito. Tuvieron su punto álgido en el siglo XIX pero su vida fue relativamente corta: dejaron de tener sentido cuando llegaron los coches.

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Calles menos ruidosas y amables

Las calles pavimentadas han estado presentes desde antiguas civilizaciones: los sumerios en Mesopotamia, y más tarde el Imperio Romano o la Grecia clásica. Recurrían a losetas de piedra o arcilla cocida. Este avance se extendió a lo largo de los siglos, hasta que algunas regiones empezaron a sustituir estos materiales por madera. Sobre todo en zonas donde abundaban los bosques y resultaba barato hacerlo.

Es el caso de Rusia, Suecia o Finlandia, con extensos bosques de coníferas. En sus ciudades y poblaciones comenzaron a usar adoquines de madera allá por el siglo XIV: estos primitivos caminos amaderados los formaban secciones transversales de troncos redondos sobre tierra compactada. Como en todo avance de ingeniería, la técnica se fue perfeccionando: fue entonces cuando explotaron estos caminos durante el siglo XIX tanto en Europa como EEUU.

El más conocido fue el pavimento Nicolson, patentado por Samuel Nicolson en 1848, un inventor de Boston. Su técnica dio mayor consistencia gracias a colocar bloques rectangulares de madera en posición vertical, quedando la veta expuesta, y a compactarlos sobre una base de grava o brea, que se sellaban con alquitrán para evitar la humedad. Lo mismo que Benjamin Berkley Hotchkiss: en 1867 desarrolló una técnica similar, apisonando los bloques de madera sobre una protectora de una capa de grava.

Pavimento Madera Nueva York
Pavimento Madera Nueva York

Pavimentación con técnica Nicolson en Mercer St (Nueva York). Fuente: Biblioteca Pública de Nueva York

¿Por qué madera en vez de piedra? Los adoquines de madera tenían varias ventajas cuando, en vez de en coches, la población se movía en carruajes tirados por caballos. Generalmente las ruedas eran de hierro y el ruido que generaban sobre los adoquines de granito era atronador. Sumemos edificios y viviendas mal insonorizadas. Por el contrario, el pavimiento a base de bloques de madera absorbía mucho mejor el ruido y reducía las vibraciones.

También era más seguro. En regiones donde llovía mucho los caballos resbalaban habitualmente sobre los bloques de piedra, pero la madera ofrecía mejor tracción, incluso mojada. Aunque esto dependía también del tipo de madera: por ejemplo la madera noble (de árboles de hoja caduca como el roble, nogal o cerezo) se embarraba menos que la madera blanda (coníferas como el pino o abetos).

Además, permitían mejor amortiguación, siendo menos abrasivos para los cascos y menos lesivos para las articulaciones de los caballos. Tener un caballo sano era fundamental: suponía una gran inversión para hogares, comerciantes o agricultores.

Kilómetros de madera en grandes capitales. Las calles con estos adoquines fueron muy populares en Londres: arterias principales como Oxford Street o Picadilly estaban al completo adoquinadas en madera. Se señala que, alrededor de 1890, el 70 % de las calles del distrito de St George (Marylebone) estaba pavimentado con bloques de madera. También recurrieron a ellos en Edimburgo, París o Berlín. Incluso en Sídney.

Lo mismo al otro lado del charco. En Filadelfia, a principios del siglo XX, cerca de 32 km fueron pavimentados con este material. Nueva York, Detroit, Boston o San Francisco son otros ejemplos. Tan populares fueron que hasta encontramos análisis en publicaciones de la época ensalzando sus bondades, como este artículo firmado por Edgar Allan Poe.

Vuelta a la piedra y el asfalto en las ciudades

Pavimento Madera Hoy 02
Pavimento Madera Hoy 02

Hoy, pocas calles adoquinadas en madera sobreviven: en las primeras décadas del siglo XX acabaron por ser sustituidas por el asfalto, o de nuevo por adoquines de piedra. Con el paso de los años, sobre todo los primeros instalados con peores técnicas, no tenían el drenaje y sellado adecuado: eran proclives a pudrirse, deformarse e hincharse. Esto exigía mantenimiento, y los antes abundantes bosques no lo eran tanto.

Además, se ganaron el estigma de un mayor riesgo de incendio si no estaban correctamente tratados con alquitrán. Especialmente en zonas secas y en calles con viviendas cerca. En el Gran Incendio de Toronto en 1904 se culpó en parte a las calles de madera, sumado a las propias casas construidas con este elemento. Varios municipios acabaron prohibiendo esta amable pavimentación.

Pero lo principal es que los carruajes y caballos desaparecieron para dar paso a los coches. Cuando empezaron a abundar en las calles, la piedra ya no era un problema para las patas y articulaciones de los animales. Tampoco el ruido gracias a la adopción masiva de ruedas de caucho en vez de madera o hierro. Así, el asfalto y el hormigón pasaron a conformar las carreteras urbanas: más fáciles de instalar y mantener, y por tanto más económicos.

Un reducto en un mar de hormigón. Aunque testimonial, parte de este histórico y a menudo desconocido patrimonio vial se mantiene. En Filadelfia en los callejones del distrito histórico, cerca del puerto, encontramos zonas adoquinadas en madera, algunas restauradas. Asimismo en Detroit hay pequeñas secciones en calles residenciales o en Cleveland (Ohio): un tramo de Hessler Court está concebido con 19.000 bloques de pino Norfolk en salmuera con creosota.

Curiosamente, y aunque en España no abundaron las calles de madera como en otros países europeos, Madrid es otro ejemplo: según este post de Caminando por Madrid, en el número 13 de la calle Miguel Servet (Lavapiés) se mantenía en 2010 una sección con este tipo de entarugado en madera. Se señala igualmente que la calle San Marcos (Chueca) un portal conserva su entrada con adoquines de madera, extensión de una zona adoquinada en madera: estar bajo techo ayuda a su conservación.

Hasta hay empresas especializadas en pavimentos, como ProFlow, que apuestan por el regreso a los adoquines de madera, tratados con técnicas modernas para que sean impermeables y duraderos.

Imágenes | Z22  en Wikimedia, Biblioteca Pública de Nueva York

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