18 octubre, 2025

Todavía echo de menos el tenis

John Isner cuenta lo duro que está siendo su retirada del tenis

Si echamos un vistazo al ranking mundial, un vistazo tan profundo que llegue hasta más allá de los mil primeros, todavía encontraremos un nombre que nos suena familiar. Aunque lleve retirado desde el 31 de agosto de 2023, John Isner seguirá ocupando un hueco en esa tabla hasta que no se cumplan doce meses desde su último partido, es decir, hasta que no pierda todos sus puntos acumulados. ¿Y a qué se dedica hoy el estadounidense? ¿Sigue vinculado al deporte? ¿Cómo está llevando la inactividad?

Algunas de estas preguntas tuvieron respuesta en la última edición de SERVED, el podcast de Andy Roddick que no ha parado de crecer desde su nacimiento. De sacador a sacador, una charla entre dos enormes cañoneros que además comparten una bonita amistad, aunque sean de generaciones distintas. El bueno de Isner, uno de esos hombre que no dan demasiadas entrevistas, comparte cómo está manejando la nostalgia de estos últimos tiempos, un proceso por el que todos los deportistas profesionales deben pasar.

“He tenido una carrera muy larga, he jugado hasta los 38 años y medios, algo que nunca podría haber imaginado. ¿Si me hubiera gustado jugar más tiempo? Por supuesto, al arrancar la temporada 2023 no tenía retirarme en mis planes, pero mi cuerpo me decepcionó mucho el año pasado, así que en ese momento lo vi claro, era el momento. Mi cuerpo me acababa de decir que ya no podía más, aunque reconozco que lo echo de menos”, acepta el de Greensboro en confianza, retirado en el pasado US Open tras caer en segunda ronda ante su compatriota Michael Mmoh en cinco mangas.

Lamentablemente para John, solo el tiempo podrá curar esa herida que hoy parece imposible de sellar. “Hablando con otros deportistas retirados, ya no solo pertenecientes al mundo del tenis, sino también de otras disciplinas, me dicen que es un proceso que dura de 12 a 24 meses hasta que consigues superarlo, así que supongo que justo eso es lo que estoy experimentando ahora. Ni siquiera pasaron doce meses desde que disputé mi último partido, así que todavía encuentro muchos aspectos del juego que echo de menos en mi día a día”, añade el hombre que alcanzar el top8 mundial en sus mejores días.

EL IMPULSO DEL COLLEGE

En el recuerdo quedarán siempre los 208cm de altura de Isner, los más de 14.000 saques directos, incluso esa forma de ser amable y pacífica que siempre le acompañó. Pero donde realmente supuso un ejemplo para los demás fue en su manera de llegar al circuito, siendo uno de los primeros en demostrar que ir a la universidad no significaba cerrarle la puerta al profesionalismo, sino simplemente añadir una parada más en su desarrollo como jugador. Ahora que este camino atañe a casi el 20% de todos los tenistas del top100, seguro que el Carolina del Norte puede sentirse muy orgulloso.

Es la elección correcta para muchos jugadores si no eres un talento sobrenatural, así que ir a la universidad es la manera de hacer crecer tu juego”, asegura el norteamericano, que no entró al tour hasta cumplir los 22 años. “¿Qué sentido tendría salir al circuito profesional con 18-19 años, sin haber madurado, para ser golpeado en los Futures y los Challenger semana tras semana? Lo hemos visto en muchos jugadores que no fueron a la universidad y después ni siquiera rompieron el techo del top100, porque llega un momento donde te acostumbras a perder”, sostiene Isner, un referente en todos los sentidos.

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