Mariano Rivera: Fue increíble, una gran, gran noche
El único jugador exaltado al Salón de la Fama de las Grandes Ligas de manera unánime habló sobre las sensaciones de ese último partido.
Muchos recordarán aquella noche del 23 de septiembre de 2013 cuando 48.675 personas se citaron en el Yankee Stadium para despedir al mejor cerrador de toda la historia de las Mayores y ponerle punto y final a una memorable trayectoria en El Bronx. Es decir, los neoyorquinos disfrutaron del último momento de The Sandman o del popular «Apaga y Vámonos».
Con una pizarra a favor de los Rays de Tampa Bay 4×0, Mariano Rivera retiró de manera fácil (Como de costumbre) a Delmon Young y a Sam Fuld. En ese momento, sus fieles compañeros de la época dorada de los Yanquis, Andy Pettitte y Derek Jeter caminaron al montículo para quitarle la bola al lider en salvados en todos los tiempos, bajo el coro de «Mariano, Mariano» y provocar un sin fin de emociones a todos los presentes.
Rivera, según señaló a NY Post que: «Fui bombardeado con emociones y sentimientos que no podía describir. Todo golpeó en ese momento. Sabía que era la última vez y nunca me había sentido así. Fue increíble. Una gran, gran noche».
Joe Girardi, quien fue mánager de los Mulos del Bronx en aquel entonces reiteró que la decisión de darle la responsabilidad a Andy Pettitte y Derek Jeter de retirar a Mariano Rivera del montículo porque fueron tres jugadores vitales para el éxito de los Yanquis por muchos años. Además que eso le dio un momento más especial y memorable.
Pettitte, por su parte, comentó que: «No esperaba que fuera tan emocional. Se derrumbó y me dio un abrazo de oso, y yo simplemente lo devolví. Estaba realmente llorando. El estaba llorando. Podía sentirlo llorando sobre mí».
El capitán América, Derek Jeter, solamente le faltó un voto para igualar al panameño como los únicos inmortales de manera unánime, agregó que: «Pensé que era genial. Nunca antes había sacado una lágrima».
En este 2020 se cumplirán siete años de ese inovildable momento donde Mariano Rivera apagó finalmente las luces de la ciudad que nunca duerme y que lo vio deslumbrar por 19 largas temporadas. Además de despedirse de su público que celebró con él sus 652 salvados y los 13173 recetados.
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