Volaba a 11.000 metros cuando algo destrozó el parabrisas del avión. El piloto dice que fue basura espacial
El pasado jueves, un vuelo de United Airlines que cubría la ruta entre Denver y Los Ángeles (EEUU) tuvo que desviarse de emergencia a Salt Lake City. El motivo: algo, todavía sin identificar, golpeó con fuerza el parabrisas del Boeing 737 MAX a 36.000 pies (10.972 metros) de altura. El impacto fue tan violento que esparció fragmentos de vidrio por la cabina y causó cortes leves al capitán, aunque el cristal laminado aguantó y la presurización del avión no se perdió.
Las imágenes del incidente, que se difundieron rápidamente en redes sociales como X, muestran el parabrisas delantero derecho completamente agrietado, con el golpe concentrado en la esquina superior. El primer oficial no podía ver a través del cristal dañado, pero el avión logró aterrizar sin mayores incidentes.
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El piloto cree que fue basura espacial
El capitán describió el objeto que golpeó la aeronave como “restos espaciales”, aunque esta hipótesis aún no ha sido confirmada. Lo cierto es que a 10.972 metros de altura no hay muchas cosas con las que un avión pueda chocar: los pájaros no llegan tan alto (el récord lo ostenta el buitre moteado de Rüppell, a unos 37.000 pies o 11.278 metros, pero vive en África), y los globos meteorológicos apenas alcanzan esas altitudes antes de desintegrarse.
El Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de Estados Unidos ha abierto una investigación oficial sobre el caso. Según publicó la agencia en la red social X, está recopilando datos de radar, meteorológicos y de los registradores de vuelo, además de haber enviado el parabrisas dañado a sus laboratorios para un análisis forense. El objetivo: determinar de qué material estaba hecho el objeto y su posible origen.
¿Basura espacial o meteorito?


La teoría del piloto tiene cierto sentido: la cantidad de objetos orbitando la Tierra ha aumentado de forma alarmante. Miles de satélites y fragmentos de cohetes sobrevuelan nuestro planeta, y aunque la mayoría se desintegra al reentrar en la atmósfera, algunos restos pueden sobrevivir lo suficiente como para causar daños.
Sin embargo, los expertos consultados por Ars Technica consideran más probable que se tratase de un meteorito que de chatarra espacial. Un estudio publicado en la revista Geology estima que unos 17.000 meteoritos impactan contra la Tierra cada año, una cifra muy superior a la de fragmentos artificiales que logran atravesar la atmósfera.
Una llamada de atención desde las alturas


Aunque este incidente terminó sin heridos graves, sirve como recordatorio de un problema que va en aumento: la saturación de la órbita terrestre. Cada año se lanzan miles de satélites comerciales y experimentales, y no todos cuentan con un plan claro para su reentrada segura al final de su vida útil.
Las agencias espaciales y empresas como SpaceX aseguran que sus modelos más recientes están diseñados para desintegrarse por completo al regresar a la atmósfera, pero los restos de generaciones anteriores siguen ahí arriba, convertidos en auténticos proyectiles invisibles que orbitan la Tierra a gran velocidad.
Por ahora, el NTSB continúa con su análisis del vidrio y del metal deformado por el impacto. Si el material encontrado presenta rastros metálicos artificiales o compuestos ajenos a los meteoritos, podríamos estar ante uno de los primeros casos documentados de un avión civil golpeado por basura espacial. Quizá no fue un ‘OVNI’ ni una estrella fugaz, pero algo cayó del cielo y puso a prueba el parabrisas de un Boeing. Y eso, a casi 11.000 metros de altura, ya es suficientemente inquietante.
Imágenes | NTSB Newsroom, Breaking Aviation News & Videos
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