Es el hackeo más perjudicial económicamente que ha tenido el país

A finales del pasado mes de agosto, Jaguar Land Rover, el grupo automovilístico que pertenece a Tata, sufrió un ataque cibernético que obligó a parar la producción en sus tres fábricas de Reino Unido durante un mes.
Ese parón afecto a miles de empleados directos de Jaguar Land Rover y a decenas de miles de trabajadores de los proveedores de estas marcas. Ahora sabemos que el hackeo ha costado más de 2.300 millones de euros a Reino Unido.
La producción se ha reanudado, pero de forma «controlada y gradual»
De la misma forma que existen sistemas de clasificación para evaluar la intensidad de los terremotos o los huracanes, hay un organismo que se dedica a evaluar la gravedad de los ciberataques, al menos de los que tienen lugar en Reino Unido. Se trata del Cyber Monitoring Centre (CMC) y para categorizar los eventos digitales según su impacto financiero y el porcentaje de empresas afectadas, utiliza una escala de cinco niveles.
El último ciberataque que ha analizado CMC es el que sufrió Jaguar Land Rover a lo largo de agosto y septiembre. Al principio, parecía que este hackeo solo obligaba a parar puntualmente la producción de las marcas de Jaguar Land Rover en las tres plantas que tienen en Gran Bretaña, es decir, en Solihull, Halewood y Wolverhampton. Al final, ha terminado siendo una de las peores crisis industriales de Jaguar Land Rover.


Antes de que volvieran a arrancar las líneas de producción, el ciberataque ya había dejado un balance terrible porque la paralización de las fábricas afectaba a 33.000 empleos directos y a más de 100.000 puestos de trabajo de los proveedores de JLR.
Parar estas fábricas ha supuesto dejar de hacer 1.000 coches al día. Traducido en dinero, le ha costado 72 millones de libras día (unos 83 millones de euros) a Jaguar Land Rover. En pleno parón, los sindicatos ya advirtieron de la pérdida de empleos que podía suponer este parón y pidieron apoyo gubernamental porque el cierre de las fábricas se alargó demasiado tiempo.
La interrupción de la producción tuvo lugar, además, en un momento delicado para este grupo, propiedad de la india Tata Motors, porque la disminución de las ventas, la reestructuración de Jaguar y el impacto de los aranceles estadounidenses están provocando una caída de beneficios.


El problema tuvo tal envergadura que acabó convirtiéndose en un asunto político y nacional. El Gobierno británico prestó su apoyo a la compañía a través del Centro Nacional de Ciberseguridad y de la Agencia Nacional contra el Crimen, pero los expertos ya avisaron en ese momento de que el Gobierno también tendría que “de un modo u otro, el Gobierno tendrá que asumir un coste, porque si partes de la cadena desaparecen, reactivar la producción será mucho más difícil”.
La producción de JLR en Reino Unido se reanudó parcialmente a finales de septiembre (JLR habla de reinicio controlado y gradual de las operaciones), pero no hemos sabido hasta ahora cuánto ha costado realmente.
Ha sido el Centro de Monitoreo Cibernético el que ha puesto un coste al ataque que sufrió JLR: “El hackeo causó un impacto financiero en el Reino Unido de 1.900 millones de libras (más de 2.300 millones de euros al cambio) y afectó a más de 5.000 organizaciones del Reino Unido”.


“Con 1.900 millones de libras de pérdidas financieras, este incidente parece ser el evento cibernético más perjudicial económicamente que ha golpeado el Reino Unido, y la gran mayoría del impacto financiero se debe a la pérdida de producción de fabricación en JLR y sus proveedores”, dice CMC, que califica el ciberataque con una categoría 3 de los cinco posibles en su escala de gravedad.
“La producción de vehículos se suspendió durante aproximadamente cinco semanas en las principales plantas del Reino Unido. Durante el período en que se detuvo la producción, la reducción en la fabricación del Reino Unido fue cercana a los 5.000 vehículos por semana, y cada semana resultó en una pérdida modelada para las operaciones de fabricación de JLR en el Reino Unido de 108 millones de libras, que comprende costos fijos y ganancias perdidas”, explica CMC.
Este organismo añade que el coste de este ciberataque para Reino Unido también incluye las pérdidas de los concesionarios y, sobre todo, de los miles de proveedores de JLR, que todavía no saben cuándo se recuperará la actividad por completo en las fábricas británicas del grupo.
“Si cualquier proveedor clave falla, será un desafío para JLR reemplazarlos, y esto podría causar retrasos más largos. Como JLR carece de relación directa con muchos proveedores de nivel inferior, tendrá que colaborar estrechamente con sus proveedores directos para garantizar que se apoyen todos los elementos clave de la cadena de suministro”, comenta CMC.
Imágenes | Jaguar Land Rover