«MI FUERZA MENTAL ME AYUDÓ A GANAR LAS MEDALLAS EN PARÍS 2024 TRAS DESCUBRIR MIS TUMORES» – Historias de los Juegos

Con tan solo 25 años la nadadora australiana Ariarne Titmus decidió retirarse diciendo adiós a una brillantísima carrera que incluye ocho medallas en dos ediciones de los Juegos Olímpicos (cuatro oros, tres platas y un bronce), nueve en campeonatos mundiales y un largo etcétera. Lo que no pudo el descubrimiento pocos meses antes de los Juegos de París 2024 de que padecía tumor de ovarios y tuvo que ser operada lo ha podido “descubrir” que en la vida hay cosas más importante que la natación, como ya nos fue revelando en esta entrevista realizada pocos meses antes del anuncio de su retirada: “Cuando descubrí los tumores me di cuenta de que en mi mundo hay muchas más cosas que únicamente la natación, te das cuenta en esos momentos de que tienes otros objetivos en tu vida personal”. Sobre esos malos momentos al conocer sus graves problemas de salud la ya exnadadora australiana nos comentó: “Obviamente el descubrimiento de mis tumores meses antes de los Juegos de París fue algo inesperado y ocurrió en el peor de los momentos. Diez meses antes de unos Juegos es cuando estás entrenando más fuerte. Mi entrenador siempre me decía que puedes ganar o perder un oro olímpico según cómo estés en los meses de septiembre y octubre anteriores y uno no espera tener que parar por un problema de salud». Y fue en esa compleja circunstancia cuando entró en escena su fortaleza mental: «Creo que me ayudó la fuerza mental que he ido entrenando a lo largo de todos estos años. Eso te ayuda para los momentos más duros y ese fue el momento en que más necesitaba esa fortaleza mental. Poder luchar por medallas de oro olímpicas en la situación en la que estaba no es muy habitual. Estoy muy orgullosa de cómo resultó todo y nunca pensé que tendría [en París 2024] los resultados que hice tras una operación como la que tuve. Creo que todo pasa por alguna razón y el crecimiento personal que tuve desde el descubrimiento de los tumores ha sido inmenso”.
Pese a que en un principio Ariarne pensaba no hacer pública su situación, cambió de opinión para, en cierta manera, ser útil a las mujeres que se encontraran en su misma condición: “Aproveché la oportunidad para darlo a conocer y quitar el estigma de la salud de la mujer. La gente tiene mucho miedo a hablar de estas cuestiones y considero que es importante resaltar que los deportistas no son personas especiales en este sentido ni robots, sino que somos como cualquier otra persona. El hecho de que sea una deportista de élite no significa que mi cuerpo sea perfecto y creo que hay que sacar el tema, como el de la fertilidad en las mujeres deportistas, un tema del que se habla más ahora que antes”.
Titmus empezó a hacer historia en los Juegos de Tokio 2020, donde se hizo con la mitad de su botín olímpico: “De todas mis medallas olímpicas de la que guardo mejor recuerdo y valoro más fue la primera que conseguí ya que el sentimiento que tienes esa primera vez es inigualable, es como si ya hubieras logrado todos tus propósitos. Es muy difícil describir lo que sientes. Siempre quise desde un principio ser olímpica y ganar una medalla en los Juegos y lo que conseguí en Tokio 2020 era parte de esa ‘misión’”. Los brillantes resultados en Tokio 2020 llevaban aparejados la responsabilidad y presión de tener que repetirlos en la siguiente cita olímpica, como ella misma nos reconoce: “Puedo decir que ganar el primer oro fue lo más duro, los años previos, pero igualmente creo que la presión que tuve en los Juegos de París fue considerable porque ir a unos Juegos a defender tu título es una sensación muy diferente, yendo como fui no como favoritísima, así que sentía que el ambiente, las expectativas, la presión…eran más difíciles de manejar”.

A los Juegos celebrados en la capital francesa Titmus acudió no solo como vigente campeona olímpica sino como una nadadora que había sido capaz de haber superado en carreras a la mismísima Katie Ledecki, con lo que ello implicaba: “La primera vez que superé a Katie Ledecki no suponía tanto el ganarla como que era la forma de convertirme en campeona del mundo u olímpica, o batir un récord. Ella era el punto de referencia que tenía que superar. No se trataba de batirla a ella de forma personal, sino de la experiencia de ganar, ya que ella siempre ganaba”. La australiana da mucho valor a lo que, indirectamente, Ledecki hizo por su carrera, al forzarla a superar su nivel: “Supongo que gracias al increíble nivel que ella establecía yo usé en cierta manera la forma de motivarme y absorbí la manera que tiene ella de hacerlo, intentando aprender lo máximo posible de ella. Estoy plenamente convencida de que el nivel de la media distancia femenina en estilo libre no sería el que es sin el gran nivel que ella hizo subir. Espero que yo haya contribuido en estilo libre a seguir esa tendencia y cada vez más nadadoras adquieran un gran nivel”.

Todo ello, sumado a la participación de otra estrella de la natación como es la canadiense Summer McIntosh, hizo que el duelo entre las tres en la Defénse Arena parisina fuera todo un acontecimiento: “En París estábamos de favoritas Katie, Summer McIntosh y yo. Las tres habíamos tenido en algún momento el récord mundial en los 400 metros. Fue la mejor de las sensaciones saber que para ganar el oro en esos Juegos tenía que ganar a las mejores del mundo. Lo veo más como una “bendición” que tuviera una competencia tan fuerte, porque me hizo ser una mejor atleta, pero también era consciente de que tener los ojos puestos en nosotras era mucho más de lo que había pensado. Era a la vez excitante y mucha presión. Espero que la carrera cumpliera las expectativas del público, pues se había hablado mucho de esa “pelea” en la piscina entre nosotras. Dentro la hubo, por supuesto, pero fuera de la piscina no”.
El conjunto de los resultados de nuestra protagonista en sus dos experiencias olímpicas, pese a ser claramente brillante, no lo consideró tanto la propia Titmus en su totalidad: “Mis resultados en Tokio 2020 en los 200 m y 400 m [oros] me produjeron una inmensa satisfacción, me sentía en los cielos. Igualmente me causó gran felicidad mi resultado en los 800 m [plata]. A París fui a defender mis dos títulos, pero me supuso una decepción perder en los 200 [plata]. Fue un día horrible para mí, un shock tener esa carrera tan mala, pero no puedes ser perfecta todos los días. Por desgracia si tienes un mal día durante los Juegos Olímpicos no puedes cambiar eso. Pero lo mejor que pasó fue que mi equipo ganó el oro [en relevos 4×200], así que a fin de cuentas obtuve buenos resultados”.
Australia en particular y el mundo del deporte en general pierden a una estrella de la natación que, pese a haber conseguido ya mucho, podría haber agrandado aún más su figura. Pero en la vida hay prioridades y bien está lo que decida la propia deportista para su felicidad personal. Siempre nos quedarán sus excelentes actuaciones en las mejores competiciones internacionales.
