los mayores fabricantes de coches del mundo, acusados por millones de conductores de hacer trampas con sus emisiones

Justo ahora que acaban de cumplirse 10 años del Dieselgate de Volkswagen, el escándalo de las emisiones resucita. Lo hace por la puerta grande, salpicando a varios de los mayores fabricantes de coches del planeta: Mercedes-Benz, Ford, Nissan, Renault o, las de Stellantis, Peugeot y Citroën. Una demanda colectiva presentada por millones de conductores denuncia que hicieron trampa en sus pruebas de emisiones.
Estas cinco marcas son las acusados principales en un juicio que comienza ahora en Reino Unido. De fallar en favor de los demandantes, estos fabricantes tendrían que asumir indemnizaciones millonarias. Para Volkswagen no fue sencillo: tuvo que pagar más de 32.000 millones de euros en reparaciones, multas y costes legales. Además del daño reputacional, aunque podría haber sido mucho peor.
«Una de las violaciones más atroces de la confianza corporativa»
Hoy, lunes 13 de octubre comienza en el Tribunal Superior de Londres este juicio decisivo para estas cinco marcas de coches: una demanda colectiva firmada por 1,6 millones de conductores británicos. Estos automovilistas, representados por el bufete Leigh Day, exigen responsabilidades legales a varios fabricantes. Sostienen que han recurrido a dispositivos y prácticas para falsear las pruebas de emisiones en sus coches diésel.
En este ‘nuevo Dieselgate’ se denuncia a un total de 14 marcas de coches, pero las «acusadas principales» son las francesas Renault, Peugeot y Citroën, así como la alemana Mercedes, la japonesa Nissan y la americana Ford. Se consideran así porque acogen la mitad de las denuncias y reclamaciones: un total de 846.500 conductores. Pero también señala a marcas como Toyota, Opel (Vauxhall en Reino Unido), Mazda, BMW, Volvo, Suzuki o Jaguar Land Rover, entre otras.
Cumpliendo las emisiones solo en las pruebas. En la demanda, los propietarios sostienen que estos fabricantes instalaron un ‘software trampa‘ en los sistemas de gestión de motor. Estos, afirman, eran capaces de detectar cuando los coches estaban en pruebas para garantizar que cumplían con las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas. Pero, una vez vendidos y ya en la calle, sus emisiones han sido en realidad mucho más elevadas.
Financial Times recoge el testimonio de algunos de estos denunciantes, como un propietario de un Mercedes que compró en 2018. Empezó a sospechar el falseo de emisiones tras sufrir varios problemas técnicos, incluyendo deficiencias con los sensores de óxido de nitrógeno. «Catorce de los mayores fabricantes de automóviles que venden en el Reino Unido se enfrentan a estas reclamaciones que, de probarse, demostrarían una de las violaciones más atroces de la confianza corporativa en los tiempos modernos», defiende Martyn Day, socio principal del bufete Leigh Day.


¿Un nuevo Dieselgate? Se prevé que el juicio principal se extienda unos tres meses y concluya antes de Navidad. La sentencia del Tribunal Superior no se espera hasta verano de 2026, previa presentación de pruebas por parte de los fabricantes en marzo. Si se da la razón a los conductores, se celebrará un nuevo juicio para determinar las indemnizaciones para con los dueños.
Además de esas posibles compensaciones millonarias, se añade el daño a la imagen de estos fabricantes. Y podría abrir la puerta a otras denuncias de más consumidores como ocurrió con el Dieselgate de Volkswagen: comenzó con una investigación en EEUU, pero se extendió luego a Europa. De hecho, ya ha habido denuncias similares para algunas de estas marcas: el conocido como ‘Dieselgate francés’ puso en el punto de mira en 2021 a Renault, Citroën y Peugeot, acusadas por un tribunal francés de fraude al consumidor por el mismo motivo.
«Afirmaciones falsas». Según recoge Reuters, los fabricantes ahora en la palestra por esta demanda colectiva defienden que «las afirmaciones son fundamentalmente erróneas» y rechazan de plano cualquier similitud con el escándalo que estalló en 2015 con los motores diésel del grupo Volkswagen. Por ejemplo Mercedes-Benz asevera categóricamente que sus sistemas de control de emisiones estaban legal y técnicamente justificados.
No obstante, será la justicia la que determine si las afirmaciones de los propietarios son ciertas. No llega precisamente en un buen momento, con los fabricantes teniendo que asumir grandes inversiones para solo vender coches eléctricos desde 2035. Un veto a los térmicos que las marcas ya han señalado como «inviable» con la realidad actual y que podría encontrar aún más oposición si además tienen que asumir compensaciones millonarias.
Imágenes | Pexels, AECA ITV
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