Jannik Sinner supera el peligroso reto de Atmane en Pekín

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Jornada traviesa para Jannik Sinner en el ATP 500 de Pekín, obligado a dar un extra para dominar a un Terence Atmane que volvió a saltar a la pista con la creencia de poder tumbar a quien se pusiera delante. En esta ocasión era el Nº2 del mundo, el vigente subcampeón del torneo, el cuatro veces ganador de Grand Slam. Le daba igual, dentro de la cabeza del francés existe una herramienta que le hace olvidar cualquiera tipo de estadística. Al final terminó entregando las armas en tres actos (6-4, 5-7, 6-0), pero puede irse tranquilo al vestuario. Ya nos dio mucho más que la mayoría de rivales que salen rendidos antes de lanzar la moneda al aire.

Pocas voces podían presagiar que el bueno de Atmane le fuera a dar tantos problemas a Sinner esta mañana en Pekín, pero lo cierto es que el francés cuajó un partido estupendo, tanto en el plano táctico como en el plano mental. Sobre todo en el segundo, porque si uno no sale a la pista pensando que puede ganar a esta gente, olvídate de todo lo demás. Ya demostró su valía en el último torneo de Cincinnati, donde le arrancó ocho juegos al italiano en semifinales. Aquello no estuvo mal, pero esta vez el reto era subir un par de niveles. ¿Quizá robarle un set? ¿Puede que algo más?

El 6-4 de inicio nos regaló un parcial donde los pequeños detalles marcaron las diferencias. El de San Cándido encontró un break en el tercer juego y desde ahí empezó a construir. Es cierto que no volvió a amenazar el servicio de su rival, pero lo importante en esos momentos siempre es defender el tuyo, lo cual logró de manera notable. Eso le hizo ponerse por delante y, en cierta manera, relajarse un poco. Pensaría Jannik que el trabajo ya estaba hecho, que el tenista galo de 23 años ya no tenía más que ofrecerle, pero se equivocó. Se equivocó y lo pagó.

Debe ser una sensación gloriosa jugarle de tú a tú a una máquina del tenis como es Sinner, esto fue lo que sintió Terence en la segunda manga. Momentos de máxima igualdad desde el fondo de la pista –en este parcial, el francés ganó más puntos desde esa zona–, momento donde su raqueta echaba fuego –también logró más golpes ganadores–, incluso quedaron empatados en los momentos de debilidad. ¿Que uno le rompía el saque? Pues el otro respondía de la misma manera. Así llegamos a ver hasta cuatro juegos consecutivos ganados al resto, un dato incomprensible teniendo en cuenta lo cañoneros que son ambos. Entonces se llegó al 6-5, con el italiano sacando para forzar el tiebreak, pero lo que allí se encontró fue una sorpresa.

La sorpresa era que su rival, incluso en un momento de máxima responsabilidad, donde necesitas jugar con madurez y cabeza, supo mantener la misma agresividad y confianza que al inicio. Atmane se mostraba preparado para dar el golpe, exactamente igual que en Cincinnati, solo que esta vez con un par de notas a pie de páginas que le sirvieron para profundizar un par de metros más en su plan. Se le escapó la primera bola de set, un saquetón incontestable del Nº2 mundial. En la segunda, cuando la bola se puso en juego, aprovechó su descaro para trasladarle todas las dudas a un Jannik que veía cómo se le escapaba el primer set del torneo.

PONIENDO ORDEN EN EL SET DEFINITIVO

A esta película solo le faltó un buen final, pero no me refiero a que ganara uno o ganara otro, sino a mantener esa igualdad que tantos nos hizo divertirnos durante las dos primeras horas de batalla. En el set definitivo, donde los buenos de verdad dan un paso adelante, el amigo Atmane lo dio hacia atrás. Se cambió de camiseta y el rojo no le sentó nada bien, aunque lo que de verdad le estaba haciendo daño era el ‘naranja’, al otro lado de la red, encontrando la concentración más pura para poner orden y dominar un partido que pasó de estar completamente en el aire, a estar en las manos del italiano. También Jannik sabe sufrir, aunque si algo sabe es dar la cara en el momento de la verdad. Billete a cuartos de final con el susto en el cuerpo, donde le espera Fabian Marozsan.