No hay níquel para tanto coche eléctrico, así que han dado con la solución más loca posible: sacarlo de margaritas mutantes

Mientras Europa está en plena ‘ofensiva minera’ para dejar de depender de China con la fabricación de baterías, hay empresas que han tomado el camino contrario: abrir menos minas y más plantaciones. Parece increíble pero el objetivo es el mismo: extraer níquel de las plantas, y ya están en ello.
Una empresa de biotecnología llamada Genomines está recolectando níquel mediante plantas que absorben el metal del suelo, y es un tipo de margarita la que podría marcar un antes y un después en la extracción de esta valiosa materia prima.
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Granjas de rápido despliegue y con una extracción limpia
La planta se conoce como hiperacumuladora: una especie que absorbe el metal de forma natural a través de sus raíces y lo almacena en altas concentraciones en sus tallos y hojas. Claro que han tenido que ser modificadas genéticamente para que cumplan su función: la empresa ha conseguido triplicar su tamaño y que absorba el doble de níquel a través de la llamada fitominería.
Y es que hablamos de una materia prima crítica para fabricar baterías para coches eléctricos e híbridos enchufables, pero no es barata ni abundante. Para hacernos una idea, las baterías de química NCA (níquel-cobalto-aluminio) utilizan en torno al 80 % de níquel, mientras que las NMC (níquel-manganeso-cobalto) pueden contener hasta el 90 %. Es un material clave para aumentar la densidad de energía pero es escaso, y su extracción supone un alto coste medioambiental además de económico.
Indonesia posee las mayores reservas mundiales y es el principal productor de este metal, que también existe en el suelo. Pero hasta ahora, las concentraciones han sido demasiado bajas para que su extracción sea viable. En este sentido, Genomines cree que puede cambiar la situación gracias a la biomasa de estas flores, que según dicen concentran casi un 8 % del metal.


Se trata de un proyecto piloto que está dando sus frutos en Sudáfrica, donde hay terreno con un contenido relativamente alto de níquel debido a la erosión natural de las rocas de la zona. El cultivo crece en un plazo de cuatro a seis meses, absorbiendo el metal; luego, se puede cosechar, secar y calentar para producir óxido de níquel apto para baterías, que puede venderse y refinarse.
Además de suponer un coste medioambiental mucho menor que la minería tradicional, también se espera que sea más económico: la empresa prevé producir óxido de níquel a un precio aproximado de 10.000 dólares por tonelada, frente a la media del sector de unos 16.000 dólares por tonelada.
Genomines es optimista y estima que entre 30 y 40 millones de hectáreas de tierra en todo el mundo contienen suficiente níquel para que sus procesos de fitominería satisfagan las necesidades mundiales de vehículos eléctricos, una cantidad entre 7 y 14 veces superior a la que se extrae actualmente.
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Imágenes | Genomines