cables retráctiles a tres metros de altura

Uno de los inconvenientes que encuentra mucha gente a los coches eléctricos y a los híbridos enchufables es que no tienen dónde cargarlos. Sin un cargador en casa o en el trabajo (o sin espacio en el garaje para instalarlo), les preocupa que la infraestructura de carga no sea lo suficientemente grande como para que todo el mundo pueda cargar su vehículo enchufable en la calle.
Es un problema real que no se podría solucionar a base de instalar estaciones de carga; tendría que haber una con varios cargadores en cada calle de las ciudades y pueblos para que todo el mundo pudiera cargar ahí.
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Como los cables de las aspiradoras, pero en las farolas
Lo que tendría más sentido es poner un cargador en cada farola para aprovechar las plazas de aparcamiento que ya existen en todos los municipios. De esa forma, aunque su potencia de carga no fuera muy alta, los que dejan su coche en la calle porque no tienen plaza de garaje podrían aprovechar para cargarlo. También se aprovecha la infraestructura eléctrica existente.
No es una idea nueva, de hecho, se ha puesto en práctica en varios lugares desde hace años (también de manera ilegal), pero en todos se han encontrado con el mismo problema: los vándalos. En algunos sitios, al vandalismo habría que sumar otro problema que no deja de crecer: el robo de cobre. Ya sea por culpa de los vándalos o por culpa de los ladrones de cobre, muchos cargadores públicos quedan inutilizados.


Es malo para los usuarios porque no pueden cargar y es malo para los operadores porque pierden dinero por las recargas que no se pueden llevar a cabo y por el mantenimiento necesario para que esos cargadores vuelvan a estar operativos.
Pues bien, a una empresa se le ha ocurrido una forma de solucionar este problema para tener cargadores en las farolas a prueba de vándalos y de ladrones de cobre: instalar los cargadores a tres metros de altura. La compañía es Voltpost y este nuevo modelo de cargador que acaba de presentar e instalar a modo de pruebas en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, se llama Voltpost Air.
Voltpost comercializa desde hace tiempo cargadores para las farolas. Son módulos bastante compactos que se instalan de forma rápida y sencilla, ocupan poco espacio y apenas modifican el diseño de las farolas, es decir, se integran bien en el paisaje urbano, de hecho, pueden montarse en farolas de metal o de madera. Hay varios diseños disponibles para este cargador y puede ser individual o doble, por lo que de una sola farola pueden salir dos puntos de carga.


Su potencia máxima de carga es de 9,6 kW por punto de carga. Es carga lenta, pero los coches que duermen en la calle pasan la mayor parte del día aparcados en la vía pública, por lo que esta potencia es más que suficiente.
Cuando el cliente activa la carga desde una app con su teléfono móvil, se abre una trampilla para liberar el cable retráctil y dejar que caiga. Cuando ya no se usa, el cable se repliega y el cable queda recogido a tres metros de altura. No garantiza una eficacia total contra vándalos y ladrones de cobre, pero se lo pone mucho más difícil que los cargadores que están a pie de calle.
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Imágenes | Voltpost, Peugeot