4 señales de que está a punto de fallar

El turbocompresor es uno de los inventos que más ha cambiado la manera de conducir y de fabricar coches. Entre otras cosas, gracias a él, motores pequeños ofrecen la potencia y el par que antes sólo estaban al alcance de grandes cilindradas, reduciendo consumos y emisiones. Como cualquier otro componente mecánico, el turbo se desgasta con el tiempo y el uso, pero casi nunca rompe de golpe.
Saber interpretar los avisos o los síntomas de que la avería está acechando es clave, porque un turbo dañado no sólo resta prestaciones al coche, también puede arrastrar al motor a una avería mucho mayor. Y hablamos de reparaciones que pueden pasar muy fácilmente de los mil euros.
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Las señales más claras de que tu turbo está fallando
Testigo de motor encendido. Ese icono que tanto tememos en el cuadro, el “check engine”, puede saltar por mil motivos, pero uno de los más habituales es un fallo en el turbo. Lo normal es que venga acompañado del código de error P0299 (baja presión de soplado), aunque pueden aparecer otros relacionados con la válvula wastegate o el sensor de presión. Si ves el testigo y notas que el coche anda menos de lo normal, toca revisar el turbocompresor.
Falta de empuje y aceleración pobre. El principal encanto de un motor turbo es su empuje. Si al pisar a fondo el acelerador notas que el coche apenas responde, que no llega a su velocidad habitual o que el pedal parece insensible, el problema suele estar en el turbo. Aunque un filtro de aire sucio o un catalizador obstruido también pueden quitar potencia, en un motor turboalimentado la sospecha es clara: falta presión de soplado.
Mucho humo por el tubo de escape. Un turbo puede girar a más de 150.000 rpm y soportar temperaturas extremas, por lo que necesita estar muy bien lubricado. Cuando los retenes se desgastan y dejan pasar aceite hacia el escape, aparece humo visible al acelerar. Es un síntoma inequívoco de un turbo en mal estado. Además, revisa el nivel de aceite: si baja más rápido de lo normal, seguramente se esté colando por el turbo.


Ruidos extraños bajo el capó. Ese silbido agudo que antes no estaba, un zumbido al cargar presión o un traqueteo metálico al arrancar son malas noticias. Según explica la firma Garrett, líder en turbocompresores, estos sonidos suelen deberse a cojinetes desgastados o a falta de lubricación. Y ojo: los motores turbo necesitan aceites específicos y cambios más frecuentes. Saltarse esa recomendación es acortar su vida útil.
Cómo alargar la vida de tu turbo
La buena noticia es que la mayoría de los fallos se pueden prevenir. Garrett asegura que más del 90% de las averías se deben al aceite: ya sea por usar el incorrecto, por no cambiarlo a tiempo o porque esté contaminado. Menos del 1% se deben a defectos de fábrica. Algunas claves sencillas:
- No apagues el motor de golpe tras un uso intenso: deja que el turbo se enfríe unos segundos.
- Evita los acelerones en frío: espera a que el motor coja temperatura.
- No lo dejes largos ratos al ralentí: esto perjudica tanto a motores turbo como atmosféricos.


Un turbo puede durar más de 200.000 km si se cuida bien, pero también puede romperse antes de los 100.000 si lo maltratamos. Lo importante es entender algo básico: el turbo nunca falla sin avisar, así que el reto está en escuchar y leer sus señales.
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