16 octubre, 2025

Japón se ha negado a que la luz verde de los semáforos sea verde del todo. Para ellos es azul, y tienen una razón muy poderosa: la tradición

Japón se ha negado a que la luz verde de

Si alguna vez has viajado a Japón, te habrás topado con un abismo cultural en muchos aspectos que van más allá del idioma o el alfabeto. Un curioso ejemplo son los semáforos. El código universal de esta señal vial establece el rojo para detenerse, el verde para avanzar y el ámbar para hacerlo con precaución.

En Japón no es del todo así, y el lenguaje tiene la culpa: a la luz verde la denominan luz azul. Y eso se traslada a la tercera luz de estos luminosos viales.

Cuando la costumbre se impone a las normas internacionales

En la Convención de Viena de 1968 sobre señalización vial, se estipuló el código de colores para los semáforos en rojo, ámbar y verde. La gran mayoría de países ratificó ese acuerdo, pero no Japón. Cuando el gobierno estableció las normas que debían regir los semáforos, escogió un tono verde lo más cercano al azul. Un azul verdoso. 

Para entender esta peculiaridad de por qué los japoneses van tan a la contra con este código universal tenemos que remontarnos miles de años. 

Un sola palabra para el azul y el verde. En el japonés antiguo, solo existían cuatro denominaciones de colores: rojo, negro, blanco y azul. El término ao es el que se usaba para referirse al azul, entendida como una amplia gama de tonos azulados incluyendo el verde. Es decir, que para describir algo verde, se usaba la palabra azul (ao).

Esto se mantuvo hasta el Período Heian (794-1185): entonces se introdujo el término midori como representativo del color de la naturaleza, el verdor y la vitalidad. Sin embargo, pese a la evolución del lenguaje, la influencia histórica del ao se ha mantenido actualmente para nombrar objetos: «A las cosas verdes a veces se les sigue llamando ao» señala Katsuhiro Ito, experto en cultura y lengua japonesa. Por ejemplo una manzana verde es aoringo y un campo de arroz con las plantas en su primera fase de crecimiento se denomina aota: ambas con el prefijo ao.

Tokyo
Tokyo

Semáforos azul verdoso. En 1960, tras la Segunda Guerra Mundial, la Ley de Tráfico Vial japonesa definió la luz verde de los semáforos como ao. Esto generó polémica ocho años después cuando se definió el código internacional en la Convención de Viena: algunos lingüistas japoneses se opusieron a que se siguiese llamando azul al haz verde de esta señal. 

Pero la tradición se impuso: en 1973 el Ejecutivo japonés emitió una orden ministerial exigió que los semáforos fueran de un tono azul verdoso. Con ello buscaron contentar a todo el mundo: que fuese lo más similar al verde para cumplir con el código universal pero lo suficientemente azul para mantener el término ao para definirla.

Es decir: en apariencia son verdes con un matiz azul (algunos turquesa) y a nivel de lenguaje se denomina luz azul. Una convención que se mantiene tanto en las reglas de tráfico como a pie de calle: un conductor japonés te dirá que es azul y que ya puedes avanzar. «Sigo llamándolos azules y les digo a mis hijos que son azules. ¡Así que probablemente seguirán siendo azules!», defiende Ito.

¿Verde o azul? Más allá de la anécdota, lo cierto que la línea que separa el azul y el verde, en el color turquesa es difusa. La muestra la tenemos en el propio lenguaje aquí: se define verde azulado o azul verdoso a partes iguales. Sea como fuere, esa luz de los semáforos es verde para la mayoría del planeta, menos para los japoneses. 

Imágenes | redoxkun en Flickr

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