Crawford sube tres divisiones, humilla a Canelo y hace historia en grande.
Terence Crawford con poco ganó todo. Venció a Canelo de principio a fin pese a esas tarjetas que esconden la grosera diferencia en el cuadrilátero. 116-112, 115-113, 115-113 fue el resultado final de una pelea donde, siendo generosos, tal vez el mexicano ganó dos asaltos. El resto fue un monólogo, una lección de boxeo y por sobre todas las cosas una escandalosa exhibición de las limitaciones de Canelo.
El ahora ex campeón, se repitió con el mismo gancho de izquierda que moría en el codo de Bud o le acertaba al hueso de la cadera, lo vimos inoperante para cortarle las salidas, lo vimos fallar acertando al aire como un novato, lo vimos sin reflejos ante el jab qué, cuándo y cómo, quiso Crawford se lo tatuó en la cara.
Lo vimos jalando aire con desesperación tan temprano como en el quinto round, lo vimos caminar desorientado y torpe por el cuadrilátero persiguiendo frustrado a un rival que le caminó siempre hacia su hombro izquierdo y nunca pudo o supo modificar su recorrido para siquiera conectarlo.
Este sábado, oficialmente, terminó “la era Canelo” con una clase del viejo Crawford que, al final del día, desmontó un cuento de quince años. Porque, el limitado Canelo que vimos en la noche de TKO, fue el mismo Canelo que una vez, en 2011, escribimos en ESPN que “era un Globo” y lo seguiría siendo hasta que nos demostrara lo contrario. Teníamos razón: era un globo.
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Round x Round: https://youtube.com/live/3SwLXvzXB04
