España se marcha 0-2 abajo ante Dinamarca tras el primer día
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No fue suficiente con las gradas repletas de Puente Romano, el equipo español de Copa Davis cerrará este sábado con el peor sabor de boca posible: dos derrotas en dos partidos. Ni pudo Pablo Carreño ante Holger Rune, ni pudo Jaume Munar ante Elmer Moller (2-6, 6-1, 6-4). Un jarro de agua fría para el conjunto de David Ferrer, que tendrá que sacar su discurso más inspirador esta noche para revertir una situación extremadamente delicada. Tres puntos quedan en juego, los tres necesitamos si queremos sacar el billete que hay en juego para las Fase Final de Bolonia.
No os lo voy a negar, tenía bastante miedo al comienzo del encuentro entre Jaume Munar y Elmer Moller. Sin ser yo el más veterano, los casi veinte años que llevo viendo esta competición no han parado de recordarme que no existen imposibles cuando los tenistas se ponen la camiseta de su país. Da igual el ranking, da igual la superficie y da igual el currículum. El danés, que todavía no ha despegado dentro del circuito individual, es ya una raqueta constante cada vez que su nación aparece en el cartel. Por su parte, el balear ha tenido que esperar mucho tiempo para encontrarse una situación como la de hoy, la de verse liderando al equipo español debido a su buen hacer este año y algunas bajas de última hora.
A lo que vamos, que no es plato de buen gusto tener que jugar con la presión de ganar sobre los hombros. ¿Qué se jugaba Jaume esta tarde? Se jugaba que España se marchara o no a dormir con un marcador de 0-2 abajo, después de que Holger Rune hiciera lo esperado ante Pablo Carreño en el duelo anterior. “Disfruta”, le dirían seguramente segundos antes, dentro del vestuario. Pero es imposible hacerlo cuando tienes que cumplir con una misión, imposible hacerlo si te paras a pensar en las consecuencias en caso de fallo. Este par de sentimientos se cruzaron posiblemente en los primeros dos juegos del encuentro, cuando Elmer salió como una moto para dibujar el 2-0 y pintarnos a todos una cara larga y de preocupación.
Ese era el reto. Lo más difícil no era llegar a septiembre con el mejor ranking de su carrera, con sus primera segunda semana en Grand Slam o con la demostración de tener el nivel para ser uno de los líderes del conjunto capitaneado por David Ferrer. Hoy la prueba para el de Santanyi estaba en su cabeza, si sería capaz de jugar con esa mochila que lleva tantas piedras como uno le quiera meter. Afortunadamente, Munar entendió este desafío de una forma positiva, asumiendo esa mal inicio y sacando de inmediato su versión más sólida. Del 0-2 al 6-2, sin darnos cuenta, aunque todavía quedaba mucha tarde por delante.
MOLLER SE DESATA
Os lo reconozco, ni se me pasó por la cabeza lo que iban a ver mis ojos en la segunda manga. Con un Munar controlando la situación tenística y mental, ahora fue el danés quien decidió dejar los pensamientos a un lado y centrarse únicamente en pegarle a la bola, solo que con un poquito más de acierto que en los últimos seis juegos. La consecuencia fue brillante, un 6-1 contundente que dejó al balear tambaleándose, sin respuesta, preguntándose dónde había quedado toda esa superioridad que le había hecho del primer asalto.
El último baile no tuvo el mismo nivel, pero mejoró en adrenalina, intensidad y emoción. El drama se respiraba en el conjunto local, en manos de esta victoria para no quedar en manos de un milagro. Se volcó el público con Munar, que pasó por todas las situaciones posibles, la de ir break abajo y la de no sostener un break arriba. Así llegaron al 4-4 con todo en el aire, aunque en este deporte siempre tiene que perder uno. Me sabe fatal porque sé lo difícil que es llegar hasta aquí, pero le tocó a Munar el trago más amargo de la jornada. Se lo llevó Moller por 6-4, dando el mordisco en el momento perfecto, dejando a España al borde del precipicio. Esperemos que el equipo de David Ferrer descanse esta noche, mañana les espera un domingo muy largo.
