22 octubre, 2025

Estos tres coches parecen de lo más aburridos, pero esconden unos motores totalmente locos

Estos tres coches parecen de lo más aburridos, pero esconden

Hubo una época en la que las marcas se permitían locuras. Es un fenómeno en vía de extinción, pero hasta finales de la década de 2000, en ocasiones, los fabricantes se lanzaban a realizar coches completamente descabellados, a sabiendas que no iban a ser éxitos de ventas. Se lo permitían porque eran fantasías hechas realidad, porque generaban titulares y, sobre todo, porque podían.

Desde un pequeño roadster con un motor enorme hasta un imponente SUV con motor V12 diésel, pasando por un turismo con corazón de Ferrari, repasemos tres modelos que marcaron su época con motores tan descabellados como descaradamente inadecuados.

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Receta infalible: meter con calzador el motor más grande de la marca en un simple turismo

No hace mucho tiempo, los fabricantes no estaban sujetos a restricciones tan drásticas en cuanto a emisiones y objetivos de consumo. Era una época dorada para los apasionados del automóvil y en la que el automóvil no era visto como un mal necesario, sino como algo esencialmente positivo. Los ingenieros podían entonces dar rienda suelta a su imaginación e incorporar enormes motores en coches que, por lo demás, eran bastante anodinos, o casi. Repasamos tres coches insólitos que marcaron su época.

Lancia Thema 8.32

Lancia Thema 8 32 76
Lancia Thema 8 32 76

El Lancia Thema es fruto de un proyecto conjunto entre el grupo Fiat y Saab. De esta asociación nacieron cuatro berlinas de tracción delantera. El Fiat Croma, el SAAB 9000, el Lancia Thema y el Alfa Romeo 164. Todos compartían numerosos elementos mecánicos y de carrocería, como las puertas, pero todos con personalidades muy distintas. Especialmente cuando se habla de las versiones de gama alta, como el Alfa Romeo 164 QV y su V6 ‘Busso’ o el SAAB 9000 Aero con un 4 cilindros de 2.3 litros turbo.

Lancia, por su parte, optó para el Thema por dar un golpe en la mesa. Lancia es propiedad del grupo Fiat, que entonces poseía Ferrari. Así que se metería con calzador y en posición transversal en el vano motor del Thema, el motor V8 del Ferrari 308, que en el Thema entrega 215 CV. Sí, un V8 Ferrari en un tracción delantera.

Lancia Thema 8 32 Limited Edition6
Lancia Thema 8 32 Limited Edition6

El coche nunca tuvo ninguna pretensión deportiva, a pesar de su alerón retráctil eléctrico y la presencia de un motor Ferrari. El coche fue diseñado para el lujo, con un derroche de cuero, madera y Alcantara. Eso sí su exorbitante precio lo limitó a unas ventas muy escasas. Sólo se fabricaron apenas 3.500 unidades entre 1986 y 1991.

Mercedes SLK 55 AMG

Mercedes Benz Slk 55 Amg Black Series
Mercedes Benz Slk 55 Amg Black Series

El Mercedes SLK es ese roadster que puso de moda a finales de los años 90 un viejo concepto ideado por Peugeot en los años 30 del siglo XX: el de coupé-cabrio, con un techo duro retráctil. El SLK fue un éxito comercial, sin duda, pero sin ser un coche torpe nunca fue realmente deportivo. Es más un gran turismo, cuya baza comercial era su aspecto, su techo retráctil y su estrella en la calandra. Hasta existió en versión diésel. Pero cuando se trató de crear una versión deportiva, AMG aplicó la receta que había forjado su éxito desde sus inicios: meter un V8 en cualquier Mercedes.

Encajar un motor V8 de 5.5 litros en un roadster diminuto sólo podía ser una receta para el éxito. En la versión tipo  R171 (2004-2010), la potencia de su motor V8 atmosférico alcanza los 360 CV à 5.750 rpm y 510 Nm à 4.000 rpm, considerablemente más que cualquiera de sus rivales y suficiente para alcanzar una aceleración de 0 a 00 km/h en 4,9 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h. A finales de 2011, con el profundo restyling del coche, el V8 subió a 421 CV y 540 Nm.

Audi Q7 V12 TDI

Audi Q7 V12 Tdi Quattro 59
Audi Q7 V12 Tdi Quattro 59

En la década de 2000, el grupo Volkswagen se embarcó en una serie de proyectos cada cual más descabellado. La rentabilidad de esos modelos casi siempre fue poco más que un espejismo, pero todos cumplían dos objetivos: aliviar el coste de desarrollo de marcas de lujo, como Porsche o Bentley, y sobre todo demostrar la superioridad técnica del grupo y sus marcas. Así nacieron los Volkswagen Passat W8, Touareg V10 TDi y W12 y el Phaeton, el Bugatti Veyron, el Audi RS6 V10 y el Audi S8 con un V10 de Lamborghini Gallardo. Pero sin duda el más improbable de todos es el Audi Q7 V12 TDI.

Entre 2006 y 2009, el Audi R10 TDI logró tres victorias consecutivas en las 24 Horas de Le Mans con su motor V12 diésel. Y para celebrarlo, por qué no rendirle homenaje con un motor V12 TDI en un coche de serie. En 2008 llega el Q7 V12 TDI y el resultado es, como mínimo, impresionante. Con sus 500 CV, es el diésel de serie más potente del mundo, pero el par motor es aún más desmesurado: 1.000 Nm disponibles a partir de 1750 rpm.

A pesar de sus 2,6 toneladas, este mastodonte alcanza fácilmente los 250 km/h, velocidad a la que está limitado electrónicamente. Sus prestaciones son comparables a las de su primo, el Porsche Cayenne Turbo, que cuenta con un motor de gasolina más convencional para este nivel de prestaciones. Totalmente equipado, el Q7 se permite incluso el lujo de tener un precio superior. Para sorpresa de nadie, fue un fracaso comercial. Es un coche políticamente incorrecto, sin mucho sentido y al mismo tiempo tan deseable.

Imágenes | Mercedes, Lancia, Audi

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