Ford y Porsche estaban muy orgullosos de sus tiempazos en Nürburgring. Chevrolet ha roto sus récords con un Corvette mucho más ‘barato’

Nürburgring, el circuito más temido y respetado del planeta, acaba de sumar otro capítulo a su larga lista de récords, y esta vez el protagonista no lleva un escudo alemán en el capó. Chevrolet ha sacudido la tabla con el nuevo Corvette ZR1X, un misil híbrido de 1.250 CV que ha parado el cronómetro en 6:49.275 minutos, convirtiéndose en el coche de producción estadounidense más rápido en recorrer el mítico Nordschleife.
Pero la hazaña no se quedó ahí: el ZR1 de 1.064 CV y el Z06 atmosférico también dejaron tiempos de vértigo en una visita histórica que reescribe la relación de la marca estadounidense con el Infierno Verde.
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Un triplete inédito en el Nordschleife
Nadie había hecho algo así antes. Chevrolet llegó a Nürburgring con tres Corvette distintos, tres ingenieros como pilotos y un único objetivo: dejar huella en el trazado más exigente del mundo. Y lo consiguió.
El ZR1X, con su sistema híbrido y tracción total, se llevó el récord con esos 6:49.275 minutos que lo colocan a la altura del Porsche 911 GT3 RS (992.1) y muy cerca del AMG GT Black Series, dejando atrás al Ford Mustang GTD y rompiendo definitivamente la barrera psicológica de los siete minutos para un coche estadounidense.
Brian Wallace llevó el ZR1 trasera a un espectacular 6:50.763, otro tiempo de récord para EEUU y Aaron Link firmó un 7:11.826 con el Z06, que sigue siendo el Corvette atmosférico más potente jamás construido. Todo, en una misma jornada y con coches prácticamente de serie, salvo las medidas de seguridad obligatorias del circuito: arco antivuelco, arnés de seis puntos, extintor y asiento de competición.
Los protagonistas de la hazaña: Un nuevo capítulo para Corvette
El ZR1X es la joya de la corona. Combina el V8 biturbo LT7 del ZR1 con un sistema eléctrico inspirado en el E-Ray para entregar 1.250 CV y tracción total, logrando cifras que rozan lo inverosímil para un coche de producción: de 0 a 100 km/h en menos de 2 segundos y una velocidad punta cercana a los 350 km/h.
El ZR1, con 1.064 CV y propulsión trasera, es la opción más purista, capaz de poner en apuros a cualquier superdeportivo europeo sin necesidad de electrificación. El Z06, con su V8 atmosférico de 670 CV, presume de montar el motor aspirado más potente jamás instalado en un coche de serie y sigue siendo el favorito de los entusiastas del sonido y la respuesta natural.


Si algo hizo especial esta jornada fue quién estaba al volante. En lugar de recurrir a pilotos profesionales como hacen marcas como Mercedes-AMG, Chevrolet confió en Drew Cattell, Brian Wallace y Aaron Link, tres ingenieros de desarrollo del Corvette con cientos de vueltas de experiencia en el Nordschleife, pero que no son corredores de competición.
Mark Reuss, presidente de GM, lo explicaba así: «Estos coches no solo han sido diseñados y ajustados por nuestros ingenieros; también han sido pilotados por ellos para demostrar lo que son capaces de hacer en el escenario más exigente del mundo». Una declaración de intenciones sobre la cultura de producto de Chevrolet y el orgullo por sus deportivos.
El valor de un récord en el Infierno Verde
Hay circuitos donde una vuelta rápida es solo un número, pero Nürburgring no es uno de ellos. Con sus 20,8 km y más de 70 curvas, el Nordschleife es un banco de pruebas extremo que no perdona errores y que pone a prueba cada aspecto de un coche: chasis, aerodinámica, suspensión, frenos y motor. Por eso, marcar un tiempo competitivo aquí no es solo marketing: es demostrar que un coche puede rendir al máximo en condiciones reales, durante más de seis minutos de esfuerzo constante.


En el caso de Corvette, este récord tiene un significado especial. Durante décadas, la supremacía en Nürburgring ha sido territorio casi exclusivo de marcas alemanas como Porsche y Mercedes-AMG, aunque ahora otras como Xiaomi quieren acabas con esa hegemonía alemana. Ver a un deportivo americano superarles en su propia casa, y además sin pilotos profesionales al volante, es un golpe sobre la mesa.
Desde que los tiempos oficiales del ‘Ring se empezaron a registrar en 2029, este triplete coloca a Chevrolet entre los coches más rápidos del mundo y marca un antes y un después para la saga Corvette. El músculo americano ya no es solo potencia bruta: ahora también habla el lenguaje de la precisión y la tecnología al más alto nivel.
Imágenes | General Motors
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