15 octubre, 2025

Salomón y el espíritu de Arango

Salomón y el espíritu de Arango


Desde siempre hemos sostenido la idea de que cuando al jugador venezolano se le piden milagros, el peso del subconsciente lo traiciona y hace las cosas al revés. Pero entonces, cuando poco se espera de él, cuando se subestiman sus posibilidades, se agiganta, cree en su sangre libertadora y hace, como ante Perú, la gesta de vencer y poner las leyes de un partido que con el correr de los minutos se le complicaba grandemente.

Es curioso mirar con detalle la presencia de Salomón Rondón en la cancha de Maturín. Cada vez que en el medio campo el equipo tiene la pelota, aparece el fantasma de Juan Arango transfigurado en el goleador; Arango era el ángel capaz de resolver los problemas de la Vinotinto en los enredos, y ahora lo es Salomón. Porque aunque ante Perú la selección venezolana encendió el soplete y llenó de fuego el partido, de a poco los incaicos crecieron y, con extintores, fueron apagando aquellas llamas de fútbol puro…

Pero Rondón no lo fue todo, porque nadie en el fútbol lo es todo. El equipo nacional, desbordando su fe y confiando en sus capacidades escondidas ante Ecuador, dio una firme demostración de convicción; una convicción que desembocó en la determinación que la llevó a una victoria trascendente. Venezuela dependía de ganar sus tres partidos en territorio propio y de rasgar algún punto en los viajes; Sin embargo, los resultados del martes allanan un poco ese andar.

Al empatar Bolivia con Uruguay y Chile frente a Ecuador, la Vinotinto se abre paso y se adueña del lugar de la repesca. Además, el calendario enmarañado de sus rivales va a ser un empujón que podría ser definitivo. El Mundial ya se divisa en el horizonte; Pequeño, sí, pero ya se pueden ver los edificios de Estados Unidos, las pirámides de México, la hoja de arce de Canadá…

Los peruanos se han quejado amargamente de los vaivenes del arbitraje del chileno, al que consideraron interesados en el resultado para Venezuela. No vamos a considerar su postura, porque al ser comunicadores sociales no es eso lo que nos corresponde, sino reseñar los hechos. Dijeron en la voz de Paolo Guerrero, su eterno atacante y guía de juego, que el penal victorioso había sido un invento arbitral y que el gol anulado a Bryan Reyna era legítimo. Son visiones, aparte si justas o no, normales cuando se pierde, es el rumiar habitual en la derrota. Siempre hay a quien echarle en cara la caída y normalmente es al juez, porque este no tiene quien lo defiende; no tiene, como el coronel en la novela de Gabriel García Márquez, quien le escriba. Nos vemos por ahí.



Fuente: Meridiano