Por esto se marchó Ivanisevic del equipo de Rybakina


🎾 Anais Gabriel vs Elena Grekul
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Apenas una semana después de conocer todos los detalles de la suspensión de la WTA a Stefano Vukov, las aguas continúan claramente revueltas en el seno del circuito femenino. El trato vejatorio del entrenador a Elena Rybakina era conocido por muchas protagonistas que no se atrevían a alzar la voz y que ahora, claro, aplauden la decisión tomada por el órgano de gobierno del circuito, alejando durante un año a Vukov de las pistas… a pesar de que Rybakina, víctima de los comportamientos de Vukov, no está de acuerdo con ello.
La última en hablar muy claro ha sido Barbara Schett, actual comentarista de Eurosport y exjugadora, quien ha presenciado en primera persona múltiples episodios en los que Vukov mostraba un trato vejatorio hacia la jugadora kazaja. En una entrevista con Kicker, Barbara no se ha quedado corta y ha recordado otros episodios donde la relación entrenador-jugadora tomó un cariz coercitivo, aplaudiendo la intervención de la WTA y reflexionando, además, sobre otros temas que conciernen al circuito femenino.
– Su opinión sobre la sanción a Vukov y el hecho de que Rybakina aún defienda a su exentrenador
«En mi opinión, Vukov le ha lavado la cabeza completamente a Elena. Puedes fijarte en cómo la trata, cómo se dirige a ella. Las cosas se volvieron aún peor en el US Open 2024, y su equipo y su familia intentaron apartarle. Sabemos que ha tenido altibajos a nivel mental, y probablemente se deban a su presencia. Definitivamente abusó de ella mentalmente y es por eso por lo que creo que la WTA ha tomado la decisión correcta al sancionarle.
Elena le defiende porque tiene le ha lavado el cerebro. He hablado de esto durante bastante tiempo junto a Goran Ivanisevic, y me dijo que el problema es que (Vukov y Rybakina) están en una relación privada. Vukov quiere colarse y recuperar su lugar en el equipo, lo que es una situación desastrosa. Debería marcharse de su vida después de todo lo que ha hecho. Oí en Australia las cosas que gritaba desde el banquillo, y eran sencillamente inaceptables. Es genial que la WTA esté protegiendo a sus jugadoras y haya mostrado que hay consecuencias».
– ¿Cómo se habría manejado este caso en su época como jugadora?
«El problema es que hay muchas jugadoras que no se atreven a decir nada por miedo a represalias y consecuencias personales. Por ejemplo, a mí me daba muchísimo miedo el padre de Jelena Dokic. Seguramente jamás habría dicho nada de él, porque pensaba que me iba a matar. Es un caso quizás algo diferente, porque a Dokic también la golpeó físicamente, pero cuando estás a mitad de tu veintena quizás no seas consciente aún de lo que está pasando, quizás aún no lo veas tan trágico. Creo que ha habido un grupo de jugadoras que ya ha hablado con la WTA sobre Rybakina y Vukov, aunque es importante que se mantenga el anonimato, porque pueden tener miedo. También quiero ver qué ocurre con el padre de Leylah Fernandez, porque la manera en la que trata a su hija es increíble… es terrible que algo así siga sucediendo hoy en día y que, incluso, se acepte».
– ¿Cómo puede cambiar la sociedad para que este tipo de casos dejen de ocurrir?
«Como sociedad, creo que vamos por el camino correcto. El problema en el tenis es que la gente sigue colándose y sigue buscando ejercer relaciones de dependencia con las mujeres para poder meter sus manos en el dinero y el éxito de estas mujeres. Probablemente esto ocurra siempre, la cuestión es cómo lidiar con ello. Por eso es importante que tengas un entorno opaco que pueda señalar este tipo de cosas. Cuando una relación también comienza a nivel privado todo se vuelve más complicado, porque la dependencia de la mujer aumenta aún más.
Recuerdo, por ejemplo, el caso de Patty Schnyder. No tuvo contacto con sus padres ni con su familia durante unos años por culpa de su pareja. Te preguntabas cómo era posible, porque Patty es una mujer superinteligente. Yo también tuve momentos con mi antiguo novio y con mi antiguo entrenador que veo ahora desde una perspectiva más crítica, pero creo que las cosas van a mejor, porque la sociedad habla más abiertamente de estas cosas».
– ¿Qué le dice a aquellos que consideran que la igualdad de premios en metálico en Grand Slams es un error?
«Llevo escuchando estas críticas durante 30 años, y me tienen muy cansada. No se trata solo de los partidos, sino del esfuerzo que haces para estos torneos, y ese esfuerzo es igual de grande en las mujeres que en los hombres. Sé de lo que hablo: entrenaba de cinco a seis horas al día, vivía para este deporte. Las mujeres podrían jugar al mejor de cinco sets, pero entonces los torneos de Grand Slam quizás durarían tres semanas en vez de dos semanas».
– ¿Igualdad de premios para todo el circuito masculino y femenino, no solo los Grand Slams?
«Sí. La brecha monetaria entre la ATP y la WTA sigue siendo grande, pero las cosas se mueven lentamente en la dirección correcta. Ya tenemos una gran plataforma con los Grand Slams, y el prize money de los WTA 1000 se está ajustando para acercarse al de los hombres. Aún hay mucho por hacer, pero en el tenis no nos podemos quejar. Si nos comparamos con otros deportes, el tenis femenino lo está haciendo genial. Eso sí, la distribución entre las jugadoras debe cambiar. No puede ser que la 60º del mundo se preocupe por pagar las facturas. Hay mucha gente que no sabe que deben pagar impuestos sobre los premios que ganan; por otro lado, en la élite ganan tanto dinero que, a veces, parece demasiado. A veces me pregunto si la proporción es correcta: esto es solo un deporte, no salvamos vidas».