21 mayo, 2024

Rafa Nadal, cuanto más tarde te vayas, mejor

Del Rafa Nadal que se sentó en la sala de prensa esta noche, ya 1 de mayo, a la una y media de la madrugada, al Rafa Nadal del 24 de abril que se sentó en esa misma sala de prensa a las 13:45 de la tarde, hay una diferencia bastante importante. Hace justo una semana, el horizonte que nos pintó Rafa era bastante negro. El que se vislumbra ahora, tiende a ser más claro.

Y es que, aquella tarde, Nadal nos habló de una mala semana de entrenamientos y una convicción de que no iba casi ni a poder ganar un partido en Madrid. Aquello fue un shock para todos, puesto que lo habíamos visto realmente bien en los entrenamientos que se habían compartido desde la Caja Mágica. Fue tan pesimista, que casi nos llegamos a pensar que no podría ganar a Blanch.

La cosa es que, conforme fueron pasando los días, Rafa se fue encontrando mejor. Tanto, que hasta superó en dos mangas a De Miñaur, N11 del mundo, en una de esas tardes mágicas que solo él nos ha sabido regalar siempre. Cuando todo parecía imposible, va Rafa y gana al 5to mejor jugador del año en medio de un ambiente fantástico en la Caja Mágica. Luego, vendría otra victoria a Pedro Cachín. Esta, en tres horas. Era imposible no soñar.

Ante Lehecka, ya no pudo más. El checo jugó un tenis que no bajó del sobresaliente. Pese a eso, Rafa dio la cara y estuvo realmente cerca en ambos sets. Era solo su sexto partido tras su regreso. El torneo le tenía guardado un homenaje muy sentido. Ahí, confesó que ya no volvería a Madrid. Era un adiós. La primera vez que lo decía de esa manera. Alguno casi no quería creerlo.

Ya en sala de prensa, Rafa reflexiona sobre todo, y con la cabeza más fría y sin sentir tantas miradas sobre él, deja escapar estas palabras.

“Aún no ha terminado mi camino con una raqueta en la mano”.
“Si mi cuerpo me va aguantando, no sé lo que puede pasar”.
“Las cosas cambian rápido”.
“No sé lo que puede pasar en el futuro”.
“No sé si será la última vez que juegue en España”.

Digamos que, estas frases, según desde el lado desde el que se miren, puede generar cierta ilusión. No quisiera yo crear falsa esperanza, pero como él mismo dice, las cosas cambian rápido y nunca jamás se puede saber lo que puede pasar en el futuro. Sobre todo porque, en enero de 2018, Andy Murray dijo entre lágrimas que ese año se retiraba y en el Open de Australia le hicieron una despedida como la que hoy ha recibido Rafa, y el británico sigue en activo hoy, seis años después. Las cosas cambian rápido.

No quiero decir que esta no hay sido una despedida real, que es lo más probable, pero, os lanzo una posibilidad. En el caso hipotético de que Rafa compita bien en Roma, jugando dos, tres o los encuentros que sean, luego va a Roland Garros y se mete en la segunda semana, pasa a los JJOO y vuelve a sentirse bien y su cuerpo no le da problemas… si es capaz de llegar a septiembre, octubre o noviembre y su cuerpo no le ha dado sustos como lo de Brisbane o el abdominal, ¿alguien realmente no cree que Rafa pudiera decir ‘sigo un poco más’?

Como él mismo ha dicho hoy, siente aún el gusanillo y tiene la ilusión por competir. Eso no se le irá nunca a menos que su cuerpo se lo diga. Y si ahora es capaz de encadenar unos meses sin problemas, no hay nadie que pueda asegurar al 100% que Nadal no juegue algo más en 2025.

Puede ser, también, que quiero agarrarme a lo mínimo para no reconocer lo que parece obvio, que Rafa nos dice adiós pronto. Yo elijo creer. Permítanme hacerlo. Solo me creeré que no vuelve cuando le vea diciendo de manera rotunda que lo deja por completo. Hasta que ese día no llegue, prefiero agarrarme a ese “no se sabe lo que pasará en el futuro”. Al menos, la vida, se ve algo más bonita desde aquí. Aún sabiendo que ese día llegará, porque llegará, cuanto más tarde, mejor.

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