6 mayo, 2024

El próximo gran desafío de Grigor Dimitrov

El mundo del tenis ha vuelto a enamorarse de Grigor Dimitrov esta semana. Más allá de los resultados, las múltiples variantes y el toque casi anacrónico de su estilo de tenis ha destapado sentidos que parecían olvidados. Tras la tempestad, claro, viene la calma… y aquí reside el mayor reto que puede afrontar el búlgaro.

Se quedó corto el Día D, enfrentando a un Jannik Sinner inconmensurable, pero a ver quién es el guapo que le quita la sonrisa a Grigor Dimitrov. El búlgaro se ha revalorizado en el Miami Open 2024 merced a una semana y media en la que ha puesto de manifiesto todas las aristas de su evolución: una fortaleza mental renovada (a dos puntos de una derrota casi segura ante Tabilo, en su debut, fue capaz de tirar de oficio y remontar un duelo durísimo), una libertad y valentía para trazar jugadas que evocan a su época de mayor superioridad física, y una compostura y solvencia en los momentos importantes que empequeñeció a raquetas del top-10, como las de Carlos Alcaraz y Alexander Zverev.

Todo esto le ha valido para regresar al top-10 del ranking ATP, lugar que no pisaba desde 2018. Seis años de espera parecían muchos para una varita como la del de Haskovo, capaz de hilvanar jugadas de fantasía utilizando todas las dimensiones de la pista, pero también capaz de caer derrotado ante jugadores que siempre ponen una pelota más dentro de la cancha. Cuando juegas sin etiquetas y la liberación se transmite a través de tu raqueta, eso sí, no hay irregularidad que te detenga: Grigor lleva bordando el tenis en lo que son prácticamente las últimas 52 semanas, empezando su resurección en un torneo que muchos olvidan, el de Ginebra 2023, donde volvió a pisar una final y dejó partidos para el recuerdo por el camino (en especial, las semifinales ante Taylor Fritz).

El premio tras lo que ha ocurrido en Miami es doble. Dimitrov será, por vez primera en toda su carrera, el gran abanderado del revés a una mano, un golpe del que siempre fue un enamorado y al que, insiste, no podemos dejar morir. En épocas pasadas, pequeños detalles como éste suponían una losa insalvable para el búlgaro, que jugaba torneos sin un patrón claro de tenis, perdido ante tantas alternativas, incapaz de soltar la muñeca entre desorden tenístico y etiquetas mentales. Ahora, eso sí, Dimitrov parece un tipo diferente: no responde ante nadie, sabedor de que el mundo del tenis soltó la mano de las irreales expectativas hace mucho tiempo. 

LA ETAPA MÁS DIFÍCIL

Pero su última semana en Miami le ha devuelto al mayor de los focos mediáticos. Ni siquiera su final en París-Bercy 2023 o su título en Brisbane 2024 hicieron que se hablase tanto de Grigor como un torneo en el que dejó por el camino a dos top-5 de forma consecutiva. La superioridad que demostró ante Carlos Alcaraz, quizás, sorprendió a muchos, y ahora Dimitrov llega a la gira de tierra en una renovada posición de cierto favoritismo: a día de hoy, volvería a entrar entre los ocho primeros cabezas de serie para Roland Garros… y su versatilidad y capacidad para cambiar ritmo y alturas le deberían dar un plus en una superficie, la arcilla, donde siempre rindió bien, en la que acumula algunas de sus mejores victorias (ante Djokovic en Madrid 2013) o resultados (semifinales en Roma).

Muchos quizás se hagan la pregunta del millón. ¿Y ahora qué, Grigor? ¿Se quedará Miami como el resultado más reseñable de tu segunda juventud o nos tienes escondidas muchas más sorpresas? Sobre el papel, la irregularidad no debería volver a ser un problema: tras llegar a la mencionada final de París, Dimitrov comenzó la temporada firmando un título en Brisbane, demostrando que también ha encontrado esa consistencia que en tantas ocasiones se le pidió. Esta vez lidiará con más focos sobre él, una situación fantástica para desquitarse, si es que aún le queda alguno, de los fantasmas del pasado. Lo difícil no es llegar, sino mantenerse… y Dimitrov quiere hacerlo en un top-10 lleno de tiburones que no dudarán en morder su cabeza si se relaja. Es la etapa más complicada y el último reto de un tipo que, por qué no, quiere volver a disputar unas ATP Finals y cimentarse como uno de los pilares de la planta noble del circuito. ¿Lo conseguirá?

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