6 mayo, 2024

Análisis de la final del Miami Open 2024: Sinner vs Dimitrov

Seguramente no muchos aficionados pronosticaron antes del inicio del Miami Open 2024 que la final del torneo enfrentaría a Grigor Dimitrov y Jannik Sinner. Aquí estamos, semana y media después, con muchas ganas de ver un fantástico choque de estilos entre dos de los tenistas más ganadores de la temporada. ¿Quién se lo lleva?

No siempre podemos presumir, aún sin haber atravesado el tercer mes del año, de una duelo por el título entre dos jugadores que ya han levantado un cetro previamente en el mismo año natural. En Indian Wells, por ejemplo, Carlos Alcaraz y Daniil Medvedev peleaban por inaugurar su palmarés de 2024. No se dará esa situación en la gran final del Miami Open 2024, señal de que a la lucha por la gloria llegan dos jugadores en estado de gracia, en momentos y procesos muy diferentes de sus carreras deportivas y con un claro y marcado contraste de estilos. A priori, la lucha en la que se enzarzarán Grigor Dimitrov y Jannik Sinner apunta a un absoluto duelo de titanes… que podremos disfrutar en muy pocas horas.

Hablábamos de momentos diferentes, de procesos de maduración que poco tienen que ver el uno del otro. El de Jannik Sinner, eso sí, es muy claro: es el presente de un jugador arrollador, que parece tener soluciones para todo y todos y que arrastra una dinámica positiva que se extiende más allá de los últimos seis meses. En Miami ha cruzado otra frontera, la de dar un golpe sobre la mesa tras recibir su único golpe de la temporada. La reacción a la adversidad del de San Candido, tras caer derrotado ante Alcaraz en Indian Wells, ha sido digna de leyenda: dosificando su físico y armas, yendo de menos a más y reservándose sus mejores momentos frente a los rivales de mayor entidad. Solo Tallon Griekspoor ha podido desafiar al italiano, sacándole el único set en el Hard Rock Stadium… pero aquel partido parece, ahora, lejanísimo en el tiempo: todavía resuenan los ecos del baile que Jannik le dio a Daniil Medvedev hace apenas un par de días.

La juventud, desparpajo y sensación de que Jannik todavía está descubriendo y desarrollando todas sus facultades contrasta enormemente con la madurez, confianza y liberación que Grigor Dimitrov ha encontrado en su segunda juventud. A sus 32 años, el búlgaro, hecho una roca por fajarse ante todos los miembros del Big Three en incontables ocasiones, flota sobre las canchas, desposeído de las etiquetas que le lastraron en plena ascensión a la élite. Él mismo afirma que ahora «juega mejor al tenis», y sus últimos seis meses lo demuestran: regresó en París-Bercy a una final de Masters 1000 seis años después, conquistó en Brisbane su primer título siete años después, y ahora quiere completar un hattrick de triunfos ante estrellas que postularía a convertirse como uno de los mejores triunfos de cualquier jugador en un evento de esta magnitud: Alcaraz, Zverev… ¿y ahora Sinner?

VARIANTES, CONFIANZA Y FÉ

Para imponerse ante el italiano, el búlgaro necesitará que la ejecución de sus tiros esté a un nivel sublime, quizás aún mejor de lo que se mostró ante Carlos Alcaraz. Es una tarea titánica, gigantesca, pero si hay alguien que puede hacer la vida de Jannik algo más complicada, ese es Grigor. El búlgaro, inmerso en los intercambios, debería buscar la forma de rehuir el cuerpo a cuerpo: tiene el arsenal y las variantes suficientes como para no dar al transalpino la misma bola constantemente, variando alturas con la derecha, tirando paralelos constantemente y utilizando el revés cortado con la misma frecuencia con la que lo utilizó ante Zverev.

No solo eso: se va a medir al que posiblemente sea el mejor restador de la actualidad, capaz de inutilizar por completo el primer servicio de Medvedev y encontrar las línea de fondo en cada devolución con una facilidad pasmosa. Esos restos punzantes son marca de la casa de Jannik, y muy posiblemente neutralice los primeros golpes del búlgaro cada vez que utilice el segundo saque, con lo que hacer daño con sus primeros es fundamental para el de Haskovo. Ante Zverev superó la cifra de los 18 aces, guarismos a los que debe acercarse, por difícil que parezca, si no quiere encontrarse yendo a remolque de cada intercambio desde los primeros golpes.

En la batalla de los puntos cortos están las posibilidades del búlgaro: si es capaz de sacar adelante sus turnos de servicio encontrando esa agilidad y velocidad de ejecución en el saque + primer golpe, y consigue hacer golpear a Jannik a través de cambios de altura y direcciones en los turnos al resto, el búlgaro encontrará resquicios por los que colarse. Si el partido empieza a ser una batalla desde el fondo, con puntos que se alargan en los que Sinner ejecuta en diagonal y asfixia al búlgaro, Dimitrov puede ir despidiéndose del título. Será una fantástica batalla táctica donde también el cansancio podría hacer mella: el búlgaro sacó fuerzas de dentro en el tercer set contra Zverev, pero acumula una carga de minutos mucho más grande que Jannik, una losa que no puede ser obviada. ¿Viviremos el segundo Masters 1000 de Dimitrov o el segundo de Sinner? Por cierto, de doses va la cosa: un triunfo de Jannik le auparía hacia el segundo puesto del ranking ATP, superando a su gran rival generacional, un Carlos Alcaraz que, quizás, verá este partido con mucha atención. Y para vosotros, ¿quién lo gana?

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